“Me dieron donde más de me duele: mi madre”.
Con esas palabras el pelotero Elías Díaz, jugador del equipo Piratas de Pittsburgh en Estados Unidos, describió lo que fue su descenso al infierno por más de 80 horas, luego que unos sujetos armados secuestraran a su progenitora, Ana Isabel Soto, de 72 años, en el estado Zulia.
Y es que en un país donde cada día son asesinadas 73 personas -según la investigación del Observatorio Venezolano de la Violencia sobre lo ocurrido durante el año 2017-, donde además el hampa mantiene bajo zozobra permanente a la población con casi total impunidad, las figuras deportivas, y en especial los jugadores de Grandes Ligas que devengan contratos en dólares, se convierten en un lucrativo objetivo para los delincuentes.
No obstante, el episodio de angustia que significó el secuestro de Ana Isabel Soto tuvo un desenlace afortunado, luego que encomendara su vida a Dios durante los tres días que estuvo en cautiverio y fuese rescatada sana y salva por comisiones de distintos cuerpos de seguridad liderados por el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).
Descomposición policial
Entre las primeras revelaciones del caso destacan que el secuestro de la septuagenaria contó con la participación activa de quienes se supone están en el deber de velar por la seguridad de los ciudadanos: cinco funcionarios del Cuerpo de Policía Bolivariana del estado Zulia (Cpbez), adscritos a la brigada K-Nina Antidrogas.
Pero eso no es todo.
El secuestro fue posible gracias a un vecino supuestamente “amigo” de la familia de Elías Díaz, que contó detalles de las rutinas de la víctima y de sus parientes a los delincuentes.
Sobre los niveles de descomposición que parecen haberse entronizado en Venezuela, dio fe otro pelotero criollo, como es el astro de los Tigres de Detroit, Miguel Cabrera, quien dijo en julio de 2017 que estaba “harto de pagar vacunas para que no secuestren a mi vieja”.
Aunque en ese momento no reveló quién le cobra, es claro que el jugador que devengó la temporada pasada 28 millones de dólares –como parte de un contrato garantizado por 248 millones de dólares-, es extorsionado -¿Por cuerpos de seguridad? ¿Por delincuencia organizada? ¿Ambos?- , para garantizar que su madre no sea también secuestrada. Lo peor es que una personalidad como “Miggy” hace público el delito del que es víctima y nada pasa, ninguna autoridad se pronuncia para por lo menos investigar quién es el autor de la extorsión.
Fatal coincidencia: otros
catchers víctimas de secuestro
No solo Elías Díaz sufrió las consecuencias de un secuestro, otros jugadores de su posición en Grandes Ligas también han padecido, ya sea en carne propia o través de un familiar, lo que es ser retenido en contra de su voluntad a cambio de un monto en dólares.
Henry Blanco – 1° de diciembre de 2008: Ese día fue hallado con 15 impactos de bala, la mayoría en el rostro, Carlos Simón Blanco, hermano del catcher criollo que ese año jugó para los Diamondbacks de Arizona. Tres días antes había sido secuestrado por unos ocho sujetos armados de su casa en la ciudad de Guarenas, también en el estado Miranda. A pesar de que se gestionaba el pago de un millonario rescate, los captores mataron al familiar de Henry Blanco.
Yorvit Torrealba – 2 de junio de 2009 : A los 11 años de edad, el hijo del careta que en ese momento jugaba con Rockies de Colorado, fue secuestrado junto a dos tíos cuando salía de clases en la ciudad de Guarenas del estado Miranda, y los tres fueron obligados a abordar un vehículo por un grupo de sujetos armados. Los antisociales exigían la cantidad de medio millón de dólares para liberarlo, pero tras las negociaciones el monto quedó en 50 mil dólares. Sin embargo, antes de concretarse el pago del rescate y tras 40 horas en cautiverio, el CICPC dio con el lugar donde estaba secuestrado, en la población de Araira.
Según la versión policial, los delincuentes no cobraron los 50 mil dólares y según se supo de manera extraoficial, el secuestro se planificó y se ordenó desde una cárcel venezolana.
“Fue horrible”, contó Yorvis cinco años después del hecho a un diario de Estados Unidos, donde vive tras la traumática experiencia… “Lloré todo el tiempo. Dejaba de llorar pero comenzaba a llorar de nuevo”.
Wilson Ramos – 09 de noviembre de 2011: El receptor de Nacionales de Washington tuvo la desdicha de entrar en el libro de récords de la inseguridad local, como el primer jugador activo de Grandes Ligas que fue secuestrado en Venezuela. El suceso ocurrió cuando Wilson Ramos estaba en la casa de sus padres en el sector Santa Inés del estado Carabobo y sujetos armados lo obligaron a las 6:45 pm a entrar en una camioneta Chevrolet Captiva. Tras 50 horas de un intenso despliegue policial, fue rescatado tras un enfrentamiento con los antisociales, sano y salvo, en una zona montañosa de Montalbán, en el mismo estado Carabobo.
El receptor confesó en aquella ocasión que “no esperaba salir vivo del secuestro”, delito por el que fueron detenidas unas 11 personas.
Otro catcher, Salvador Péreztampoco escapó del hampa
El 28 de febrero del año 2016, la madre del catcher de Reales de Kansas City, Salvador Pérez, fue encañonada por varios pistoleros para despojarse de su camioneta Toyota 4Runner, en la ciudad de Valencia, situación que hizo que el careta venezolano decidiera llevarse a buena parte de su familia a Estados Unidos, donde tiene residencia permanente.
En la actualidad, Salvador Pérez tiene un contrato garantizado por 52,5 millones de dólares hasta el año 2021.