Las condiciones no son propicias para una elección libre y transparente

El nuevo presidente de la Asamblea Nacional, Omar Barboza, tiene una larga carrera política. En los últimos años, la figura del “outsider” o de “consenso” ha estado en su camino aunque “no ha sido buscado”, como dice. Así llegó como diputado en las elecciones de 2015 y ahora, ostentando la figura de presidente del Parlamento.

Barboza se muestra contrario a la reelección porque cree que, “cuando el caudillismo tiene base constitucional, estamos impulsando valores contrarios a la democracia como sistema y tenemos aquí una demostración muy clara de lo dañino que es la reelección indefinida”.

Defiende así la alternabilidad como un principio básico así como la necesidad de retornar a la bicameralidad para retomar el carácter federal y descentralizado que establece la Constitución.

Considera además que lo que ha hecho el gobierno es “un atraco al país en estos años”.

-La elección del presidente de la Asamblea generó diversos rumores. Su nombre surgió a última hora, ¿qué fue lo que ocurrió?

OB: Dentro de Un Nuevo Tiempo (UNT) había varios candidatos, con meritos todos. El partido trato de buscar un acuerdo entre ellos pero no fue posible. Buscaron entonces un outsider, alguien que pudiera tener el consenso y evitara una decisión con una votación estrecha que no dejara un buen ambiente interno y bueno, yo resulte esa persona que tuvo el apoyo unánime de la dirección nacional y por consenso de la fracción parlamentaria, como una alternativa a la falta de consenso en los nombres que se presentaron inicialmente.

-¿Por qué cree que existe la matriz de opinión en torno al partido de ser “colaboracionista”?

OB: UNT es un partido que nació para rescatar la confianza en el voto como instrumento de lucha democrática y siempre hemos tenido una tendencia participacionista y quienes tienen una posición distinta a la participación electoral nos ven como colaboracionistas porque, desde su punto de vista, es lo que le conviene al gobierno.

Cuando nosotros surgimos en 2006 con la candidatura de Manuel Rosales en una campaña que no había posibilidad de ganar ya que Hugo Chávez estaba en su mejor momento político y económico, surgimos con un propósito: rescatar la fe en el voto. Para nosotros no quiere decir que cualquier elección sea transparente. Nuestra lucha ahorita es por condiciones y por elecciones libres.  Que se vote para elegir y no para legitimar un gobierno arbitrario como éste, calificando por el mundo como una dictadura.

-En función de eso, ¿acudir cuando no hay condiciones como se denuncio en las municipales, no es hacerle daño a esa herramienta?

OB: Son cosas distintas. Una cosa es considerar el voto como la mejor herramienta civilizada de cambio y otra, no reconocer que éste es un gobierno que no respeta las reglas constitucionales, que abusa, que hay ventajismo, lo cual nosotros rechazamos.

Mi posición personal es que, de ir a un proceso electoral otra vez, se debe ir con todas las garantías constitucionales pero para eso no se debe renunciar a creer en el voto.

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-Mucho se ha hablado sobre la “cohabitación” que pareciera existir entre la Asamblea Nacional y la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Este año se ha visto una “flexibilización” en la dinámica con respecto al año anterior. ¿Hubo conversaciones? ¿Hay acuerdos?

OB:No. Yo no he tenido conversaciones con ningún miembro de la ANC. Cohabitación acordada, no hay.

-¿Y tácita?

OB:Tampoco. Las limitaciones que tenemos son de hecho. Las Fuerzas Armadas acatan lo que dice el gobierno y no nosotros. Allí hay una limitación. Ahora, varios funcionarios de la Asamblea, que son funcionarios administrativos de carrera, han buscado la manera, que no implica reconocimiento de la ANC de ninguna manera, de establecer mecanismos de comunicación que permitan evitar traumas innecesarios que se pueden producir si hay una incomunicación total.

Pero no existe una comunicación formal por parte de la directiva. Todo lo que han hecho, incluyendo la toma de espacios físicos, lo han hecho a la fuerza.

-Usted ha hecho hincapié en retomar el carácter contralor y legislativo de la Asamblea. ¿Siente que eso se perdió el año pasado?

OB:No se perdió intencionalmente sino que fue producto de la situación. El año pasado, ha solicitud mía precisamente, se reunió la Comisión Consultiva y fue acordado un plan en ese sentido. Simplemente la confrontación política no lo hizo posible.

A cada presidente (de la Asamblea) le ha tocado una etapa distinta. Han sido coyunturas distintas. Insisto en que la mejor manera de no abandonar el espacio es ejerciendo las funciones que nos corresponden. Y esos son el control y la legislación.

-A usted no le toca lidiar con el Psuv pero sí con una nueva fracción parlamentaria llamada a ser “la oposición de la oposición”. ¿Cómo manejará esta situación dentro de un Parlamento completamente opositor en el que se han generado ya diversas controversias?

OB:Con respeto. Nuestros compañeros tienen una visión que, en lo estratégico tenemos coincidencia total, quizás en la manera de hacerlas esta la diferencia. Somos compañeros de lucha desde hace tiempo y este tipo de visiones distintas sobre casos particulares no va a impedir las buenas relaciones.

Además, esta el respeto al derecho que tienen los parlamentarios de expresar su opinión

¿Y para usted, esas “visiones distintas” favorecen la Unidad?

OB:Todos los que estamos de acuerdo con la necesidad del cambio político en Venezuela, tenemos el derecho de tener visiones distintas pero debemos cuidar mucho el hecho de que esas diferencias de visiones no favorezcan al gobierno.

-A nueve semanas de las elecciones la oposición no ha tomado una decisión sobre acudir o no ni sobre un candidato unitario mientras que partidos minoritarios sí han señalando que acudirán, ¿cómo se lee esto a efectos de la “Unidad”?

OB:Reconstrucción de la Unidad, la creación de un banco de leyes y atender el problema humanitario fueron mis propuestas cuando asumí este cargo y tengo la intención de mantenerme en esa línea.

La reconstrucción de la Unidad es porque esa unidad se rompió después que ganamos las elecciones en 2015. Cuando se creo la Mesa de la Unidad, acordamos un documento que puedo resumir en: acumulación de fuerza para llegar al poder con un gobierno de unidad nacional y lograr la reconciliación del país en función de reconstruir a Venezuela.

En la estrategia de ir acumulando fuerza e ir poco a poco pero unidos, nos funcionó bien hasta las parlamentarias. A partir de allí, algunas organizaciones o personas vieron la meta muy cerca y empezaron a tomar posiciones individuales y eso dejo de lado la razón de ser de la Mesa. Eso nos ha hecho perder coherencia y perder el rumbo.

Y eso que menciona, el hecho de que no haya una decisión, es consecuencia de eso. A pesar de que todo el mundo este de acuerdo, en los hechos no se ha expresado.

En mi posición personal, repito, no debemos prestarnos para un simulacro electoral. Yo creo en las elecciones y en el voto pero en condiciones de igualdad. Además, no veo que hayan cambiado las razones por las que nos paramos en República Dominicana.

Creo que en este momento las condiciones no son propicias para una elección libre y transparente.  Y lo ideal es que, cualquier decisión que se tome, sea en unidad. Cualquier cosa que no sea unidos, solo le sirve al gobierno.

-¿Hay tiempo para retomar ese “rumbo perdido”?

OB:Siempre hay tiempo. Lo importante es que haya la voluntad.

-De no ir, ¿cuál es el paso siguiente?

OB:No es fácil tomar la decisión de no acudir. Ir divididos es repetir un error. Si decidimos no ir y pedimos el acompañamiento internacional así como la concientización del pueblo, pienso que la falta de legitimidad de lo que allí surja (elecciones) hará un profundo daño al gobierno y tendrá la virtud de unirnos.

-Tal como están las cosas y en su experiencia, ¿qué ve para el país?

OB:Veo, si no hay acuerdo, anarquía y salidas traumáticas. Porque, delante y a mucha más velocidad que la política, esta la crisis humanitaria y social. Y esas no esperan por la burocracia