Venezuela en pobreza crítica

 

En Venezuela, la pobreza sigue su curso destructivo. Ni siquiera hace medirla estadísticamente, pues se palpa en cada lugar y en cada familia, además de que la más reciente encuesta de prestigiosas universidades del país la retrata en números incuestionables.

El mito chavista de la pobreza

La última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la Población Venezolana (ENCOVI), realizada entre julio y septiembre de 2017 por la Universidad Simón Bolívar (USB), la Universidad Central de Venezuela (UCV) y la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB),  es demoledora. Es la cuarta realizada y permite apreciar el desenvolvimiento del deterioro de la vida de los venezolanos durante el régimen de Maduro.

El cacareado abatimiento de la pobreza por el chavismo, antes de la catástrofe que ha representado Maduro, debe ser visto como la ilusión de quien se gana una lotería y se emborracha de placer para luego vivir la resaca de su estupidez. Con los parámetros estadísticos redimensionados al pasar de  medir la pobreza por ingreso, a medirla por accesos a los bienes y servicios por allá en 2004, la pobreza de un plumazo disminuyó. Claro, fueron los años en que el precio del petróleo llegó a casi US$140 en barril. La inundación de  petrodólares, que la cúpula del régimen aprovechó para enriquecerse a niveles nunca vistos, drenó un poco de alivio hacia las capas medias y pobres. La pobreza bajó para volver a crecer. A partir de 2008, el alivio  comenzó a mermar. Para 2012 incluso el Instituto Nacional de Estadística venezolano indicaba que la pobreza crecía, lo que con Maduro se aceleró a niveles inimaginables.  Y esta es la que ahora mide ENCOVI.

Aquí no pasa nada

 El chavismo tiene dos maneras de explicar este fenómeno. Por una parte echa la culpa a una guerra económica que, según dice, no lo deja mejorar la economía y por otra, aduce  la caída de los precios del petróleo.  La segundo se desdice cuando observamos que de todos los países productores de petróleo, Venezuela es el país que está en esta crisis. Sobre la guerra económica, es el mito de la izquierda de que el problema de nuestro subdesarrollo se explica por el imperialismo maluco. Mito roto por China y otros como Vietnam, que han logrado sacar a millones de la pobreza siendo subdesarrollados, pero aplicando  políticas económicas correctas. Esa segunda manera de justificar la pobreza no es una explicación, es una negación, como lo hace la ex canciller Delcy Rodríguez, una y otra y otra más veces en foros internacionales.

La miseria en Venezuela

La miseria o pobreza extrema, que se traduce en aquella parte de la población que no tiene suficientes ingresos para su alimentación, prácticamente se duplicó porcentualmente al pasar desde 2014 cuando estuvo en 23,6%, a 61,2% en 2017. El total de personas en pobreza incluyendo la extrema, pasó del 48,4% al 87%, es decir nueve de cada diez venezolanos es pobre. Otro dato relevante de la encuesta es que “del total de pobreza poco más de la mitad, 56% es reciente”, es decir seis de cada 10 venezolanos se han convertido en «nuevos pobres» con Maduro. Y eso que en esta medición el proceso de hiperinflación apenas comenzaba a tomar auge.

Las misiones

La cobertura de las misiones ha ido aumentando significativamente del 8,3% de la población al 42,8% en 2017.  Pero esto no ha sido por la expansión de las más conocidas como Barrio Adentro o Misión Vivienda.  Al contrario según la encuesta “Barrio Adentro atendió a menos de 200 mil personas” y “de la Misión Vivienda sólo dicen beneficiarse 50 mil personas”.  De los 13,4 millones que se favorecen de las misiones 12,6 millones se benefician de las bolsas CLAP.  87,5% de los hogares reciben estas bolsas y 75% tiene carnet de la patria.  El reparto de ellas, según la encuesta, no es constante para más de la mitad de la población y solo tres de cada diez recibe mensualmente las CLAP.  Esto es más grave en el interior del país mientras que en la gran Caracas 62% recibe sus bolsas al menos cada mes.  Fuentes bien informadas aseguran que ellas permiten en algunos casos paliar la miseria, es decir el hambre.

Hambre

En este sentido casi 90% de los entrevistados aseguró que sus ingresos no son suficientes para alimentarse.  63% ha tenido que recortar sus comidas por falta de dinero y un 80% asegura haber comido menos en los últimos tres meses.  Y casi en su totalidad aseguran que no ha conseguido alimentos y 61% se ha acostado sin comer.  Dos tercios de la población venezolana perdieron peso el año pasado en un promedio de casi 12 kilos, frente a ocho el año anterior.

En términos de calidad, dice el estudio que “la dieta ha perdido cantidad, variedad y es ‘anémica’ pues va con una disminución importante de micronutrientes, en particular de hierro” con “la continua disminución en el aporte de lácteos, y los pocos que hay, pueden no ser de buena calidad, con una composición disminuida”. Los investigadores concluyen que el “80% de los hogares se encuentran en inseguridad alimentaria”.

La educación

Uno de los efectos perniciosos del empobrecimiento de la población es su efecto en la escolarización. La encuesta muestra que entre “2016 y 2017 … poco más de un millón de niños, niñas y adolescentes (3 a 17 años)  están desescolarizados”.  Los niños que asisten a la escuela regularmente solo son el 61%. Las razones para no hacerlo son falta  del servicio de agua 39%, falta de luz   9%, falta de comida en el hogar 12%, problemas de transporte  9% y las huelgas 6%.  Entre los más pobres la falta de comida en el hogar explica el 24% de las faltas. 3 de cada 4 hogares pobres han dejado de ir a la escuela alguna vez por falta de comida, hecho que se ha incrementado el año pasado.

La migración

 Los cálculos de migrantes que presenta esta encuesta la coloca cerca del millón y medio de venezolanos que han migrado. Una diferencia importante frente a la encuesta de Consultores 21 de la misma época que la calcula en unos 4 millones. La diferencia en estimaciones se da porque  ENCOVI  estima 1,3 migrantes por hogar mientras que Consultores 21 lo estima en 1,97. Ambas son aproximaciones.

 Lo interesante de los resultados de ENCOVI es que refleja que  a partir de 2013 cuando la migración se ha acelerado y esto se ve en las fronteras venezolanas.  Los migrantes que reseñan habrían salido en un1,8% ese  año, 3,2% en 2014, 11,7 % en 2015, 38,5% en 2016 y 40,3 % en 2017. Mostrando la tragedia de la aceleración de expulsión de venezolanos del país “en búsqueda de trabajo” por la creación de «nuevos pobres», que migran en búsqueda de un trabajo que le permita satisfacer sus necesidades e incluso enviar remesa a Venezuela; 109.210 las reciben.  Esta migración se concentra en Colombia, Panamá, Chile, Argentina, Perú y Ecuador.

La aceleración del empobrecimiento de los venezolanos reflejado en esta encuesta es sin duda producto del modelo económico impuesto y su impacto en la población ha sido muy recio.  El régimen intenta palearlo con el reparto de las bolsas CLAP que cada vez llegan a más personas, pero sin la regularidad suficiente para crear un mecanismo de seguridad alimentaria.  El hambre está afectando la educación y otras áreas sociales. La migración se ha acelerado con esta crisis y se espera que siga aumentando en la medida que la hiperinflación tome cuerpo.