CAR006. CARACAS (VENEZUELA), 20/02/2018.- Un grupo de familiares de pacientes del Hospital de Niños José Manuel de los Ríos encadenados frente al centro hospitalario exigen medicinas e insumos médicos al Ejecutivo Nacional hoy, martes 20 de febrero del 2018, en Caracas (Venezuela). EFE/Miguel Gutiérrez

¿Quién responde por las muertes de los niños?

El mismo día en el que se conoció la noticia del deceso de cuatro niños indígenas waraos en el hospital Materno Infantil Dr. Oswaldo Brito de Tucupita, del estado Delta Amacuro, el presidente Nicolás Maduro festejaba y bailaba salsa con motivo del lanzamiento de su partido político “Somos Venezuela”.

Salvo a sus familias, a nadie más parece importarle lo que ocurrió el pasado 7 de febrero con esos niños.

Apenas el día anterior, en el otro extremo del país, en el estado Falcón, se supo que durante el año pasado murieron otros 26 niños en el hospital Dr. Alfredo Van Grieken, de la ciudad de Coro.

Pero eso no es todo.

Otra fatal consecuencia de los 19 años de socialismo en Venezuela, estaba por conocerse: tan solo en el mes de enero, en el Complejo Hospitalario Dr. Luis Razetti de la ciudad Barcelona, en el estado Anzóategui, murieron 62 recién nacidos.

El deceso de esos 92 niños en distintas regiones de Venezuela tenía una causa común: todos murieron por causa del hambre que viven los venezolanos y tras sufrir los embates generados en sus débiles organismos por una desnutrición severa de sus madres.

 

Una crisis humanitaria que estalla en la cara

“Lamentablemente lo más grave de lo que está ocurriendo en Venezuela es que se juntaron ambas crisis, la alimentaria y la sanitaria; y aunque con voluntad cualquier gobierno puede enfrentarlas por separado, resulta muy difícil controlar dos trances juntos que se alimentan entre sí, sin que muera un número inadmisible de niños”.

Así lo advirtió en noviembre del año pasado la activista de los derechos humanos y directora de Cáritas Venezuela, Susana Raffalli, en declaraciones que ofreció en un evento organizado por la Comisión para los Derechos Humanos del estado Zulia en la ciudad de Maracaibo, según reseñó biendateao.com.

En caso de que las autoridades sigan sin dar respuestas –como en efecto ha ocurrido-, a la grave crisis de desnutrición que afecta a Venezuela, “podríamos enfrentar una epidemia de muertes histórica porque la situación de hambre y miseria va a empeorar”, advirtió Susana Raffalli.

Lamentablemente, la realidad se ha encargado de confirmar los estudios realizados por la directora de Cáritas Venezuela y para muestra basta conocer lo que ocurre en el Hospital Dr. Raúl Leoni, de San Félix en el estado Bolívar, donde hasta septiembre del año pasado habían muerto por hambre 41 niños.

“A medida que se incrementa la inflación, se incrementan las muertes por desnutrición”, declaró un médico de ese centro de salud al diario Correo del Caroní. “Cada vez, las personas tienen menos posibilidades de adquirir alimentos a base de proteínas, alimentos que realmente tienen un valor nutricional y eso va a repercutir en la desnutrición. Cada vez hay más casos y cada vez son más severos”, agregó el galeno que no se identificó por temor a represalias.

¿Cuántas familias pueden adquirir un pollo, cuando el kilo ya reventó la barrera de los 500 mil bolívares, al igual que el cartón de huevos? ¿Cuántos pueden comprar un paquete de caraotas –antiguo “plato de los pobres”-, en no menos de 250 mil bolívares? ¿Quiénes disponen de dos salarios mínimos tan solo para comprar un kilo de queso?

Con un sueldo integral que apenas roza los 800 mil bolívares es poco lo que se puede adquirir cuando la canasta básica familiar cerró el año pasado en más de 25 millones de bolívares.

 

Mortales fallas de equipos y falta de insumos

No solo es a consecuencia del hambre que están muriendo los niños en los hospitales de Venezuela: fallos de equipos y escasez de medicinas así como de insumos, desnudan la crisis humanitaria que azota al país.

Y es que cuatro niños perdieron la vida el pasado 22 de enero debido a un desperfecto que presentaron los ventiladores mecánicos del hospital J. M. de Los Ríos de Caracas, mientras que otros dos fallecieron al día siguiente.

Según la versión extraoficial que se maneja sobre el hecho, las máquinas fallaron cuando se intentaron usar los ocho ventiladores instalados para igual cantidad de pacientes, pero el oxígeno solo estaba disponible para cuatro.

“Los médicos de guardia intentaron conectar a los niños en las tomas de las salas contiguas a la emergencia. Corrieron con las camas al área de trauma shock y a la recién remodelada Unidad de Caumatología, pero los equipos no respondieron”, reseñó Efecto Cocuyo.

Una tragedia similar se registró posteriormente, específicamente el 16 de febrero, cuando murieron seis neonatos en el hospital pediátrico Menca de Leoni de la ciudad de San Félix, del estado Bolívar. Según denunció el diputado a la Asamblea Nacional, José Manuel Olivares en su cuenta de la red social Twitter, la pérdida de vidas fue debido a un apagón eléctrico que provocó una falla en los equipos de ventilación mecánica a los que estaban conectadas las víctimas.

Niños encadenados por sus vidas

“Auxilio, mi riñón y mi vida están en riesgo por falta de inmunosupresores”.

Ese era el mensaje de una pancarta sostenida por Carlisbeth Falcón, de 11 años, de la que apenas se veían unos tristes ojos porque el resto de su cara estaba protegida por un tapaboca, debido a su situación de salud.

Ella era otro de los rostros de la crisis que viven los niños en Venezuela. Estaba encadenada junto a su padre en la entrada del Hospital J, M, de los Ríos, en Caracas, para exigir su tratamiento con inmunosupresores que requiere con urgencia para evitar que su organismo rechace el riñón que le fue trasplantado. Llevaba, al momento de la manifestación que hicieron el pasado 20 de febrero, 48 horas sin ingerir las medicinas que requiere con urgencia.

Y lloraba porque no quería morir.

Pero padre e hija no estaban solos en su protesta, otros pacientes los acompañaban para reclamar su derecho a la vida a un régimen que niega que existe una crisis humanitaria en Venezuela.

Fundación Bengoa

Si bien es cierto que la crisis económica ha dejado pocas opciones para los golpeados bolsillos de las familias venezolanas, aún existen algunas opciones que pueden hacer un poco más fácil navegar en estas turbulentas aguas por las que hoy va el país.

Es el caso de la Fundación Bengoa, en cuya página web ofrece una serie de recetas de bajo costo y nutritivas, que pueden ser de utilidad para la mayoría de los hogares venezolanos que ni con el “bono de carnaval” pueden adquirir, aunque sea, un kilo de pollo y otro de queso.

Twitter: @rsanz777