La revitalización de la Unidad Democrática , la cual esta semana tomó decisiones de alta trascendencia, ha sorprendido no sólo a los jerarcas del régimen, para quienes la posibilidad de escapar con lo pillado es inversamente proporcional a la cohesión opositora, sino a los delincuentes financieros que desde Madrid, Londres y Miami intrigan para imponer en Venezuela un gobierno que les permita regresar como mártires de una dictadura en connivencia con la cual saquearon el tesoro público en volúmenes que baten con largueza cualquier récord en la Historia de América Latina.
La declaración de ocho puntos emitida el miércoles desecha la posibilidad de concurrir a la pantomima electoral que Miraflores impone para abril. Este anuncio es casi simultáneo con el rechazo de los gobiernos de la región reunidos en el Grupo de Lima a la presencia de Maduro en la reunión donde se considerará la situación venezolana. Previamente, estos gobiernos han repudiado la mamarrachada electoral. Por otra parte, las gestiones diplomáticas para completar el cordón sanitario en torno al régimen cleptocrático de Caracas van teniendo sólidos resultados, como el distanciamiento del nicaragüense Ortega, lo cual deja a Maduro con la única compañía del cocalero Evo Morales. Ortega, quien se benefició personalmente de su relación con Chávez, asume ahora una conducta no conflictiva que puede permitirle el disfrute de una fortuna casi millardaria.
Todo eso destaca en el primer análisis, efectuado cuando el ir o no ir a la pantomima electoral parecía lo más relevante. Pero el documento emitido por la Unidad Nacional contiene aspectos que a mediano y largo plazo son aún más importantes. El documento no menciona a la MUD, cuya meta de reunir primero y unir después a la Oposición, ya fue alcanzada. Se propone en cambio un Frente Amplio Nacional para recuperar en plenitud los derechos ciudadanos y, reconquistados éstos en elecciones confiables, emprender la reconstrucción del país. En esto hay acuerdo entre los partidos fundamentales, que ya hablan en términos que evocan los buenos tiempos de sensatez política que entre 1959 y 1999 dieron a Venezuela los mejores, más libres y más prósperos años de su vida republicana.
El derrumbamiento del chavo-madurismo es algo que ocurrirá de todos modos, pero eso no basta para tranquilizar a los delincuentes financieros. El terror de que se imponga una democracia fuerte que gestione la recuperación de lo pillado les empuja a promover candidatos paralelos que les darían margen para negociar con y hasta participar en el nuevo régimen: ¡qué dulce les sería el Ministerio de Finanzas o la Presidencia del Banco Central!
La liberalidad conque reparten dinero a periodistas, medios y políticos, hace que el tema apenas se toque. Quienes jurungamos la pústula somos insultados en una bien aceitada campaña de descrédito, con las mismas armas (acusaciones genéricas emitidas por fuentes anónimas) usadas contra partidos y dirigentes políticos. Por suerte, una vida atravesando tormentas excrementicias nos ha inmunizado contra las bacterias fecales. Insistiremos hasta que devuelvan lo pillado.