De los seis candidatos que se habían postulado hasta el jueves a mediodía para aspirar a ser presidente de la República Bolivariana de Venezuela entre 2019 y 2025, cuatro surgieron con el comandante Hugo Chávez desde la intentona golpista del 4 de febrero de 1992 contra el presidente Carlos Andrés Pérez o durante los 19 años que el chavismo lleva en el poder.
Francisco Visconti, dirigente del Frente Amplio Nacional Bolivariano (FANB), Henri Falcón y Reinaldo Quijada estuvieron ligados al proyecto chavista, pero se fueron apartando de eso.
A simple vista, Henri Falcón es el más conocido y más experimentado en eso de participar en elecciones y luce como el que podría obtener más votos frente al actual presidente que aspira a su reelección.
Falcón y Visconti lo hicieron antes que Quijada quien fue militante del Partido Socialista Unido de Venezuela hasta hace menos de dos años.
Lo que la mayoría de analistas ven es que esos candidatos sirven de comparsa al presidente Nicolás Maduro, quien tendría todas las ventajas para imponerse mediante el manejo del sistema electoral y su acceso a todos los medios durante la campaña electoral.
Sin embargo, también hay quienes ven en la aparición de varios candidatos surgidos del mismo chavismo ciertas discrepancias internas ante la posibilidad de que Maduro y su grupo sigan destrozando la economía venezolana y derrochando los recursos propios de un país petrolero y con el subsuelo lleno de minerales muy apetecidos por las nuevas tecnologías mundiales.
Hasta este viernes, lo que está planteado es una lucha entre la democracia mundial y un grupo identificado como madurismo que pretende seguir aplicando sistemas sociales y económicos que han fracasado en todo el mundo y están cuestionados por gran parte de la dirigencia del chavismo original.
Hasta ahora, las elecciones siguen pautadas para el 22 de abril, pero la presión internacional puede hacer que eso cambie al igual que las condiciones actuales de las mismas.
Si eso llega a ocurrir, a los actuales candidatos postulados pudieran agregarse otros más identificados con la oposición tradicional que, por ahora, decidió quedar fuera del proceso que lleva adelante el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Las semanas por venir serán esclarecedoras de todo este proceso que muchos analistas internacionales admiten que no es fácil de interpretar ni fácil de manejar por una clase política que se acostumbró a las reglas de la democracia durante 60 años y muchos siguen sin asimilar que el actual gobierno de Venezuela no respeta esas normas ni lo que está pautado en la Constitución Nacional.