La presión internacional logró fracturar la posición prochavista del Caricom y de la ALBA como se mostró en la votación en la OEA. El contraataque se dio en la Cumbre de la ALBA. La prueba de fuego será la asistencia o no de Maduro a la Cumbre de las Américas
Los EE.UU están embarcados en una política más activa hacia América Latina y al centro está Venezuela. Por eso las giras del secretario de Estado, Rex Tillerson por la región y los subsecretarios Thomas Shannon y John Sullivan.
Como en especie de contragira, Jorge Arreaza -jefe de la Casa Rojilla (antes Amarilla)- partió buscando apoyos internacionales al pranato que nos gobierna en un momento en que hay cambios en la región que debilitan su posición. De aquel grito orgulloso de la “espada -léase chequera de petrodólares- que camina por América latina” han pasado a circular por un minúsculo circuito cerrado de países acólitos o de pensamiento parecido («like minded»), que comparten un antiamericanismo y lo dictatorial de sus regímenes.
Tillerson vino a la región a cuadrar a una coalición para imprimir mayor fuerza a la presión sobre el régimen y compartir las siguientes medidas del Washington de Trump hacia la Venezuela chavista, entre ellas las sanciones petroleras. Y presentó una política de apoyo energético para la región como corolario a las sanciones petroleras. Asunto que se hizo más claro cuando en Jamaica anunció que no tendrían que preocuparse si se corta el suministro petrolero de Venezuela, pues con México y Canadá están trabajando en eso (y a mediano plazo Guyana se encargará de eso). Asunto que iba a concretar John Sullivan, quien finalmente no viajó a la reunión de Caricom en Haití, pues en su agenda como punto clave estaba la “diversificación energética”.
Luego vino Shannon, quien de salida del Departamento de Estado visitó Colombia y Ecuador. En Ecuador agradeció el cambio de posición de Lenin Moreno al abstenerse en las votaciones de la OEA frente a la resolución que estableció las condiciones para que las elecciones en Venezuela puedan ser consideradas legítimas. Shannon declaró: “Ecuador es clave en los pasos que debamos dar en la OEA sobre Venezuela” y llegó a decir que “la decisión de Ecuador, Nicaragua y El Salvador de abstenerse en la última votación de la OEA fue un mensaje fuerte para Venezuela”. Lo que evitó que la resolución pasara por consenso fueron los únicos dos votos en contra de Bolivia y Venezuela.
Arreaza anunció el 1 de febrero «la gira de la dignidad». Antes de partir para África apenas visitó algunos países de la ALBA (Nicaragua, El Salvador y Cuba) los que a pocos días tuvieron su XV Cumbre en Caracas con la presencia de Raúl Castro, Evo Morales y Daniel Ortega. De Ecuador no vino nadie.
Lo clave en la región es fracturar la posición prochavista del Caricom y de la ALBA como se logró en la votación en la OEA por lo que la gira de Arreaza fue un fracaso. Como contraataque, la declaración de la XV Cumbre se llenó de respaldos al pranato, ataques al Grupo de Lima y a Almagro, y la promesa de que ejercerían medidas “diplomáticas y políticas” para garantizar la asistencia de Maduro a la Cumbre de las Américas, reunión a la que fue desinvitado por el anfitrión, Perú, por pedido del Grupo de Lima. Esta será una prueba de fuerza que pudiera cambiar el panorama regional.