El Consejo Nacional Electoral (CNE) complació parcialmente las órdenes recibidas desde el Poder Ejecutivo y, por ahora, las elecciones presidenciales serán el 20 de mayo y ese mismo día se elegirán los diputados a los Consejos Legislativos de cada estado y los concejales de los 335 municipios de toda Venezuela.

Inicialmente las elecciones presidenciales fueron fijadas para el 22 de abril y su postergación hizo necesaria una reprogramación del cronograma electoral acordado, y la misma fue anunciada el lunes pasado.

De acuerdo con esa reprogramación, el corte del Registro Electoral (RE) será este sábado 10 de marzo, por lo que quienes se inscriban hasta esa fecha podrán participar en las elecciones del 20 de mayo.

El Registro Preliminar será entre el domingo 11 y el viernes 16 de marzo cuando será publicado, a partir de esa fecha y hasta el domingo 18 de marzo podrán presentarse reclamos o impugnaciones al mismo.

La auditoría al Registro Electoral será el lunes 19 de marzo y su aprobación y publicación del Registro Electoral definitivo se hará el lunes 26 de marzo.

El CNE dijo el lunes que las postulaciones para los consejos legislativos estadales quedaron de la siguiente manera: proceso de inscripción de postulaciones por Internet los días martes 13 y miércoles 14 de marzo, para la presentación de postulaciones se establecieron los días jueves 15 y viernes 16 de marzo. El proceso de admisión  o rechazo será entre el jueves 15 y el domingo 18 de marzo.

La escogencia de posición en boleta electoral para todos los cargos en disputa será entre el miércoles 21 y jueves 22 de marzo, pero quedaron pendientes los lapsos para la elección de los concejales.

Presidenciales

Cerrado el lapso de postulaciones para las elecciones presidenciales, el CNE confirmó que fueron aceptados los cinco candidatos siguientes: Nicolás Maduro, candidato a la reelección; el exgobernador del estado Lara, Henri Falcón; el ingeniero Reinaldo Quijada; el pastor evangélico del estado Aragua Luis Alejandro Ratti y el pastor evangélico y empresario Javier Bertucci, líder de la asociación civil «El Evangelio Cambia».

La presidente del CNE, Tibisay Lucena, elogió el Acuerdo de Garantías Electorales 2018, firmado por las organizaciones políticas que postularon candidatos el jueves 1° de marzo y suscrito después por los candidatos Nicolás Maduro, Henri Falcón y Javier Bertucci.

Lucena aseguró que la institución electoral venezolana «ha construido un sistema de garantías como ninguno en ninguna parte del mundo, y este es un hecho objetivo que puede ser chequeado, investigado, revisado y analizado en todos y cada uno de sus componentes».

También ratificó la voluntad del CNE de restituir los centros de votación que fueron reubicados en julio pasado a sus locaciones originales, en respuesta a lo establecido por las partes en el acuerdo firmado.

El Acuerdo de Garantías Electorales 2018 establece que Gobierno y Oposición proponen al Secretario General de Naciones Unidas la conformación de una delegación de acompañamiento y observación electoral amplia y calificada para todas las fases del proceso electoral, así como de otras instancias y organizaciones internacionales mutuamente acordadas. En este sentido, de manera inmediata, se designará una comisión paritaria de las partes que se reunirán con el secretario general de Naciones Unidas a los efectos de la organización de la citada Misión de Acompañamiento y Observación Electoral.

Igualmente se asegurará y favorecerá equidad en el acceso a los medios públicos y privados, y redes sociales nacionales e internacionales en el desarrollo de la campaña electoral. Las partes se comprometen a respetar de manera estricta el equilibrio en el acceso a los medios de comunicación públicos y privados.

Pese a todas las bondades que aparecen en ese documento, Henri Falcón dijo después de firmar que su deseo es que se respeten los puntos establecidos en el mismo para no tener «que reconsiderar nuestra participación en este proceso».

En columna publicada esta semana en el New York Times, Falcón admitió que las elecciones presidenciales «sucederán en un campo de juego inclinado a favor del Gobierno» y anunció que si Maduro se roba la elección, tomará las calles.

La otra cara

La otra cara del panorama político venezolano es la de los que siguen descalificando al sistema electoral y a los que participarán en los comicios del 20 de mayo.

Zeid Ra’ad Al Hussein, alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, señaló el miércoles que la situación política y social en Venezuela no reúne «las mínimas condiciones» para poder celebrar elecciones presidenciales.

Sin embargo, se aprecia que cada día se suman más seguidores a la tesis de que peor es la abstención porque deja sin testigos los centros de votación y actos de auditoría del sistema y sus resultados.

Los que afirman que todo el proceso es una trampa que garantiza la perpetuación de Nicolás Maduro en la presidencia, obvian los triunfos de la oposición en las pasadas parlamentarias y en varios cargos desde que se instauró el sistema automatizado electoral con la empresa Smartmatic., que después de participar en 14 elecciones, informó el martes que concretó el cese de sus operaciones en Venezuela con el cierre de sus oficinas. Smartmatic continúa sus operaciones en unos 40 países alrededor del mundo, asociándose con gobiernos, comisiones electorales y ciudadanos que persiguen elecciones seguras y transparentes, señala su comunicado.

Parece cierto lo aparecido en primera página del diario zuliano Panorama el pasado domingo: «Polarización en decadencia».

En efecto, crecen las manifestaciones contrarias a lo que pretende la cúpula de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) e incluso hay organismos internacionales que analizan apoyar las elecciones en Venezuela para que se cumpla todo lo acordado el fin de semana pasado.

Hay quienes identifican a los que recomiendan la abstención como grupo «Todo o nada», por su empeño en exigir comodidades que en política hay que superar con unidad y decisión si realmente desean recuperar todo lo que ha perdido la democracia del país.

Ese grupo está retratado en lo dicho por el expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso sobre Venezuela: «Si no hay fuerza interna organizada, no pasa nada».

Los grupos políticos que se apartaron del grupo «Todo o nada» para buscar una salida democrática a la crisis venezolana saben que la situación del gobierno de Nicolás Maduro es muy comprometida y lo que hay que hacer es luchar contra la abstención, como ya lo están haciendo.

El exdirigente histórico de Copei y presidente del Centro de Políticas Públicas (Ifedec), Eduardo Fernández, considera que «la abstención no resuelve nada» y por eso anunció su apoyo a Henri Falcón, cuyo equipo técnico que incluye al economista Francisco Rodríguez, elogió por la formación académica y profesional de sus integrantes.

Nuestro colega Mario Villegas escribió la semana pasada un artículo titulado «Abstenerse es votar por Maduro» y allí recuerda: «En mala hora, la dirigencia de la oposición sucumbió en 2005 al embrujo abstencionista de la antipolítica. La dirigencia dejó de dirigir. El liderazgo dejó de liderar. Los partidos dejaron de postular. El electorado opositor dejó de votar. Y mire usted los resultados: el oficialismo se cogió para sí toda la Asamblea Nacional y el resto de los poderes públicos. La mega tragedia que hoy padecemos los venezolanos es hija legítima de aquel antihistórico resbalón abstencionista».

A partir de este momento, con el posible receso de la Semana Santa al cierre de marzo, los seguidores de quienes buscan la presidencia de la República disponen de 70 días para convencer a mayor número de venezolanos a que voten y defiendan su voto.

Es casi seguro que las condiciones sociales, económicas y políticas seguirán agravándose y eso complicará más la posición del Gobierno.

Hay quienes resaltan que lo primordial es salir del actual gobierno y si como dicen algunos abstencionistas todo este proceso es para garantizar que Nicolás Maduro pueda irse sin ser presa de las sanciones impuestas por Estados Unidos, Europa y otros países, esa salida no debe dejarse a un lado. Otros advierten que el malestar en los civiles y militares que antes eran incondicionales del actual régimen son señales que pueden jugar a favor de la democracia.