El régimen de Nicolás Maduro quiere mantenerse en el poder a como dé lugar, y muchos venezolanos siguen creyendo que en Venezuela hay un proceso democrático.
Desde el año 2.000 comenzó la labor destructora de Venezuela, primero empezaron por la estructura de la República, luego siguieron con la destrucción del sistema político y la democracia y ahora van por la destrucción de la estructura social de la nación.
Los amantes del criminal continental Fidel Castro se empeñan en imponer una estructura política ajena a la geopolítica continental.
Las misiones sustituyeron los programas de gobierno. Los motores sustituyeron los proyectos de las funciones ministeriales. Se crearon instituciones y fundaciones de mucha diversidad, con el solo objetivo de robar.
Todo estaba fríamente calculado, desde la corrupción hasta la desmoralización de la sociedad en todos los estratos, sin faltar el elemento de incapacidad y estupidez de varios miembros del régimen para satisfacer a un grupo de imbéciles que sueñan con un régimen al estilo maoísta o stalinista, con salpicaduras de chulos cubanos. Así establecieron un sistema de terror.
Estos desmemoriados, al haber visto a Fidel Castro, se volvieron unos enajenados mentales, algunos hasta cambiaron su más sagrado valor solo por haber estado con un criminal que trató de destruir la democracia en el continente americano y la desestabilización social del mundo.
Como hemos dicho, unos regentes son incapaces de asumir otro rol del que le dé el poder. Y el poder, nos guste o no nos guste, está en Cuba.
Muchos de los políticos saben que a partir de abril del 2002 hay fuerzas extrañas en el país, ajenas a los venezolanos; sin embargo, se han mantenido en el velero, a la corriente del viento.
Parte de la sociedad civil organizada viene actuando como si en Venezuela todavía se vive en democracia, cuando la inmensa mayoría sabe que aquí se instauró un régimen de férrea dictadura.
Estudios de escuelas de sociología universitarias establecen que en los últimos 6 años casi 4 millones de venezolanos emigraron; 3.340.500 están en situación de calle, la mayoría adolescentes y jóvenes; tenemos 2.735700 indigentes; 3.859.000 venezolanos en situación de miseria; 6.000.000 de clase media de baja a paupérrima. Destrozaron la sociedad.
Todos, sin excepción, además de corruptos e incapaces, mienten descaradamente para sostenerse. Mienten en cuanto a los programas sociales. Mienten en cuanto a la salud de la población. Mienten en cuanto a las relaciones con las instituciones privadas. Mienten en cuanto a las relaciones internacionales, es decir, el régimen vive de una mentira.
Ahora, para disminuir la presión internacional ante los hechos evidentes de la violación de los derechos humanos de los venezolanos y por la impotencia e incapacidad, con algunas complicidades, de la dirigencia de la oposición para movilizar casi el 80 % del rechazo absoluto de truhanes en el poder, se abre un ojo de aguja con ciertas aceptaciones para intentar frenar las medidas internacionales contra los funcionarios públicos y empresarios corruptos, y tratar de mantenerse en el poder a como dé lugar.