Los días pasan y la inacción de la oposición partidista desespera a los venezolanos. Tras el madrugonazo del madurismo de convocar elecciones presidenciales adelantadas, la MUD respondió mutando en el Frente Amplio Venezuela Libre, el cual prometió luchar para restituir la democracia en Venezuela. Eso fue el 08 de marzo. Sin embargo, esa nueva agrupación, que incluye a distintos gremios y a varias corrientes del chavismo, no ha pasado de actos en auditorios. Si no se va a elecciones porque no hay condiciones, la gente esperaba al menos movilizar su descontento, pero nada de eso ha pasado.
La desesperación, consecuencia de la inacción, parece beneficiar a Henri Falcón. El porcentaje de quienes piensan votar el próximo 20 de mayo sube día a día, lo cual beneficia al único candidato con oportunidades reales de destronar a Nicolás Maduro. La figura del sargento no gusta a buena parte de quienes están dispuestos a votar por él, pero eso es lo de menos en las circunstancias actuales. Cualquier cosa menos el hijo de la cucuteña, piensan muchos. Falcón está capitalizando el enorme vacío de liderazgo dejado por los tres presidenciables con aparato pero también el de los tres aspirantes sin aparato pero cartera. El outsider les está comiendo el mandado.
Qué dicen los números
Datanálisis, una encuestadora de tendencia más bien pro-establishment de los partidos, coloca a Falcón punteando sobre Maduro con siete puntos de ventaja. Lo interesante es que esa medición se basa sólo en quienes respondieron que están muy dispuestos a votar el próximo 20 de mayo. El ex gobernador tiene 41,34% por el 34,3% del actual inquilino de Miraflores.
Si nos atenemos a experiencias electorales recientes, el reto de Falcón está en alcanzar el umbral de los diez puntos de ventaja como mínimo para neutralizar el fraude acostumbrado del régimen. El meollo de ese reto está en que el candidato de Avanzada Progresista logre cuidar los votos en los centros electorales, como se hizo en las parlamentarias del 2015 y como no se hizo en las regionales del 2017. ¿Tiene Falcón maquinaria para eso? Difícilmente, porque para eso hace falta partido.
La transacción
Sin embargo, es posible que Falcón no necesite maquinaria sino votos. No es que las próximas elecciones del 20 de mayo vayan a ser limpias. De hecho, ni siquiera debemos llamarlas elecciones porque no cumplen con las garantías mínimas para ser catalogadas como tales. Un escenario que cobra fuerza para Venezuela es que a finales del mes que viene lo que ocurra es una transacción, pero a favor de la democracia.
No es un secreto que el régimen busca una salida urgente a su situación, que no significa que busque una salida a la crisis de Venezuela. Ya la dictadura sabe que no puede encaminar sus pasos. El cerco de Estados Unidos es tan tenaz que hasta asesora al resto de la región, inclusive pagando los gastos, en cómo hacer lo mismo que ellos le hacen a los maduristas. El mensaje es claro: o se van ya o se quedan sin nada.
Pendientes de sus botijas, que a diferencia de la de Venezuela sí están full, piden la odiosa impunidad para marcharse. Desde hace años usamos la metáfora de que nos encontramos ante una situación similar a la de unos atracadores que tienen tomado un banco, la policía los tiene rodeados y ellos piden que les dejen irse con lo robado so pena de matar poco a poco a los rehenes que tienen en su poder. Como en nuestro caso la policía sigue muy reacia a entrar a la fuerza, garantizarles el escape a los malandros es la única opción.
Una verdad tan desagradable no la pueden asumir los políticos de la oposición partidista, pero Falcón la asumió sin problemas. Dijo que garantizaría que no haya persecución a quienes hoy están en el poder y siguió muy tranquilo con su campaña, a la cual se le va sumando gente en cada pueblo que visita. Normal que se vayan sumando, por cierto. Al que tiene hambre extrema no se le puede pedir que no intente solventar su situación con el primero que le pongan por delante. Los descamisados, que en Venezuela son la grandísima mayoría, no entienden de tecnicismos como la convocatoria ilegal por parte de la fraudulenta Constituyente o la ubicación de los centros electorales. Venezuela no es todavía una democracia madura y eso no se puede cambiar por decreto o discurso, negando la realidad.
Con esa garantía de impunidad a los malandros, Falcón puede llevar la gata al agua el próximo 20 de mayo. Puede, que no significa que eso sea así. La primera opción sigue siendo que, fruto de los diferentes intereses que se mueven en la cúpula del régimen, Maduro continúe en el poder, pero el outsider va viendo cómo las piezas le van encajando.
Si, tras lograr la misión casi imposible de doblarle el brazo al régimen, Falcón abre el canal humanitario, libera a los presos políticos y reconoce a la Asamblea Nacional, no habrá comunidad internacional ni intelectualidad de Twitter que no lo reconozca. Mientras tanto, Maduro, Cabello, Padrino y su cúpula se irán con la cara lavada y con la botija llena. La Corte Penal Internacional de La Haya puede que termine actuando, pero por allá en el 2040, como le es usual en las pocas ocasiones que lo hace. En 20 años las cosas pueden cambiar mucho. Que se lo digan a los venezolanos.