- Abril llega con cambios positivos. La corrupción está en la mira. Venezuela debe superar sus creencias sobre derecha e izquierda.
Abril de 2018 llega cargado de cambios positivos para todo el continente latinoamericano. Entre esos cambios destaca que el próximo jueves 19 se cierra el ciclo iniciado el 1° de enero de 1959 cuando Fidel Castro entró triunfante a Santiago de Cuba y comenzó la llamada “revolución cubana” que sustituyó la dictadura de Fulgencio Batista. Ese dictador había dado un golpe de Estado al presidente Carlos Prío Socarrás, del partido Auténtico, el 10 de marzo de 1952, justamente cuando comenzaba la Guerra Fría entre EEUU y la Unión Soviética.
Acosado durante años por los guerrilleros de Fidel Castro, el 31 de diciembre de 1958 Batista decidió huir hacia Santo Domingo.
Salvo un cambio de última hora, Raúl, el heredero de Fidel, entregará ese jueves 19 el poder a su delfín, Miguel Díaz –Canel, un ingeniero eléctrico, de 57 años, es decir nacido después de la “revolución”, no lleva el apellido Castro, pero logró ganarse la confianza hasta ocupar la Vicepresidencia de los Consejos de Estado y de Ministros, es decir, ser el segundo de Raúl, desde febrero de 2013.
Carlos Alberto Montaner, exitoso periodista nacido en Cuba pero con la nacionalidad española y norteamericana, autor de 27 libros, escribió el pasado fin de semana que aunque Miguel Díaz-Canel (D-C) “jure y perjure que será leal al legado de los Castro, y aunque se lo crea, el entorno administrativo del país y el conjunto de la sociedad quisieran una transformación radical cuanto antes. ¿En qué consiste? Esencialmente, en liberar las fuerzas productivas de la nación, en desatarles las manos a los emprendedores para que creen y acumulen riqueza, inviertan y sean poderosos, aunque termine la empobrecedora superstición del igualitarismo.
“La idea de un núcleo económico central, manejado por el Estado y administrado por los militares, en el que existen unas 2,500 empresas generadoras de divisas, carece de espontaneidad, flexibilidad y es un camino seguro al desastre y a las mentiras contables, como se ha demostrado en las auditorías. El modelo de los ‘lineamientos’ castristas no funciona. La idea de un sector privado de cuentapropistas dedicado a servirle al Estado como tributario, como colocador de empleados supernumerarios y contribuyentes al fisco, es una total imbecilidad.
“Después de 60 años de disparates, los cubanos saben que no hay sustituto para el mercado, la libertad económica y la propiedad privada. Como saben que el único régimen, pese a sus imperfecciones, que puede garantizar la transmisión organizada de la autoridad, y que puede purgarse y transformarse sin violencia, es el Estado de Derecho salido de la Ilustración, ya sea como república o como monarquía parlamentaria. Por ahí irán los tiros. Aunque D-C se oponga. Por ahí va la historia”.
De hecho, a finales de marzo el V Pleno del Comité Central del Partido Comunista Cubano (PCC) admitió sus errores económicos y la ineficiencia de las reformas iniciadas por Raúl Castro. El gobierno cubano mantiene como prioridad la unificación monetaria y cambiaria, y un plan de desarrollo económico y social hasta el 2030.
Planteadas así las cosas y anotando también los problemas que enfrenta ahora el presidente ruso Vladimir Putin con el resto de la comunidad internacional, lo que disminuirá su influencia en América Latina, todo parece indicar que pronto habrá resurrección de la democracia en este continente.
La corrupción en la mira
Antes de la transición en Cuba se realizará la VIII Cumbre de las Américas el próximo viernes 13 y sábado 14 de abril en Lima, capital de Perú, y el país anfitrión propone aportar acciones concretas en la lucha contra la corrupción en materia de prevención, cooperación y aplicación de leyes.
Paradójicamente, días antes de esa cumbre, el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczkynski, se convirtió en el primer presidente en ejercicio que tuvo que renunciar por estar investigado en la corrupción desatada en toda América por la empresa brasileña Odebrecht.
Once países habían confirmado esta semana su presencia en esa cumbre. Son ellos: Argentina, Bolivia, Canadá, Colombia, Chile, Cuba, Estados Unidos, Guatemala, República Dominicana, El Salvador y Panamá.
La presencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, despierta muchas expectativas y se comenta que la asistencia confirmada de Cuba avala que Perú haya negado invitación al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cuya situación se agrava con sanciones en casi todo el mundo.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, anunció que se reunirá este mes en Washington con sus homólogos de la Unión Europea, Canadá, el Reino Unido y otros países latinoamericanos para reforzar la presión económica sobre Venezuela.
En acto histórico, el legítimo Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, presidido por el magistrado Miguel Ángel Martín, sesionó el pasado martes en el Congreso de Colombia donde realizó la audiencia de antejuicio de mérito contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, por sus presuntas vinculaciones con el caso Odebrecht. El TSJ admitió las pruebas presentadas por la Fiscal General legítima Luisa Ortega Díaz, y ahora la responsabilidad de admitir el juicio para continuar con el procedimiento penal, corresponde a la Asamblea Nacional.
Las pruebas presentadas por la fiscal lucen contundentes, incluyendo que el expresidente de Odebrecht en Venezuela, Euzenando Azevedo, confirmó que pagó unos 35 millones de dólares a Maduro por la campaña que lo llevó al poder tras el fallecimiento de Hugo Chávez (1999-2013).
El TSJ en el exilio cuenta con el reconocimiento de la OEA y el apoyo del Parlamento Europeo, además de la Cumbre de las Américas donde se busca acabar con la corrupción en el continente.
Por todo eso no puede descartarse que el caso pudiera llegar a la destitución formal del presidente Maduro y a la activación de una orden de captura internacional, como ha planteado la fiscal Ortega Díaz.
Lo electoral
En paralelo a todas las circunstancias que se desarrollan en el continente, en Venezuela sigue el proceso electoral que debería concluir el 20 de mayo con la elección del presidente de la República, los diputados de cada estado y los concejales de cada municipio.
Ya el Registro Electoral definitivo fue aprobado y quedó con 20 millones 526 mil 978 votantes. La oposición está al tanto de su contenido.
Todos reconocen que las condiciones para esas elecciones no son las más adecuadas, pero también crece la mayoría de quienes consideran que la abstención favorece más al gobierno que la participación y la defensa del voto.
También se admite que pueden surgir cambios en todo esto debido a lo reseñado.
El candidato presidencial Luis Alejandro Ratti propuso esta semana al CNE que cambie la fecha de las presidenciales para el 15 de julio. Para ello alegó: “Nosotros no podemos permitir que las elecciones presidenciales que son las más importantes y definen el futuro de esta nación, se realicen junto a los Consejos Legislativos”.
En todo caso, frente a la decisión de Henri Falcón de participar en esa campaña presidencial, sus críticos deberían recordar lo que ocurrió en Francia con Emmanuel Macron, su actual presidente, quien percibió la confusión e indecisión de los electores franceses y lanzó su candidatura con la consigna: “Ni derecha, ni izquierda, Francia necesita reformarse”.
Eso vale en Venezuela donde la gente lleva 20 años con el mismo gobierno y la misma oposición, mientras todas sus condiciones de vida empeoran.