*Han surgido nuevos mercados de dólares con precios dispares a los marcadores que hasta ahora se han usado como tradicionales, por ejemplo el de Cúcuta. La salvaje subida de precios ya no está indexada al valor del dólar, sino que se hace en dólares directamente, lo que se refleja en una brutal escalada de precios.
La crisis económica que ha tenido efectos de una fuerte y profunda recesión si las cuentas se llevan en dólares, y de hiperinflación si se llevan en bolívares, continúa creando todo tipo de distorsiones en el sistema, sin que haya gobierno capaz de frenar, cambiar o estabilizar lo que ocurre.
La hiperinflación está totalmente fuera de control, los productos que se fabrican en Venezuela comienzan a costar mucho más en dólares que en el resto del continente, lo que se traduce en una señal de que una vez destruido el cono monetario venezolano, los precios seguirán avanzando ya no indexados al precio que la divisa cotiza en los mercados paralelos, sino que el alza ahora es en moneda extranjera.
Un ejemplo es que recientemente salió a la venta una mayonesa de 900 gramos en 925 mil bolívares, que al cambio costaría 3,93 dólares, mientras el mismo producto en un país como Chile, tiene un valor de 1,75 dólares. La falta de producción interna, la imposibilidad de la administración Maduro de disponer de divisas para la importación de materias primas para la elaboración de alimentos, la fuerte corrupción denunciada por el diario El País de España con la importación de rubros para el CLAP, son factores que no permiten que el sector productivo privado reconstruya los inventarios nacionales, por lo que los precios están totalmente sin control.
Productores agrícolas del estado Mérida denunciaron que a la tienda de Agropatria en el páramo merideño, llegó una carga de fertilizantes, el precio en el sistema era de 60 mil bolívares el saco y al día siguiente fue dispuesto a la venta en 500 mil bolívares. La producción agrícola no sólo en los llanos es prácticamente nula, la escasez de maíz, arroz y demás cereales golpea al consumo nacional y a la producción de alimento para animales del sector pecuario. Todo esto incide en más caída productiva, haciendo que los precios de la carne, leche y quesos, rubros que todavía mantenían cierta actividad, se hayan disparado y sean imposibles de sujetar.
La incertidumbre se hace más profunda cuando se acerca una fecha electoral para el próximo 20 de mayo. El candidato a repetir, Nicolás Maduro, propone una economía que se basaría en una criptomoneda que ha sido fallida, calificada como una estafa y no aceptada en los principales intercambios del mundo. Además, el actual Presidente firmó un decreto para una reconversión monetaria, que tiene como propósito emitir nuevos billetes de 500 y 200 «bolívares soberanos», que corresponden a 500 mil y 200 mil «bolívares fuertes», lo que ha permitido a la población interpretar el hecho de que se mantendrá encendida la impresión de dinero de parte del Banco Central de Venezuela (BCV), ya que se especula que habrá un fuerte incremento del precio de la gasolina y demás servicios públicos una vez entre en marcha el nuevo cono monetario de resultar ganador el actual mandatario.
El salario del venezolano y las pensiones han sido totalmente borrados, es imposible para una persona que gane salario mínimo, siquiera comprar la mayonesa que se menciona al inicio del artículo, ni siquiera juntando todo el salario mínimo y el bono alimenticio.
El colapso general
El país ha entrado en una espiral de colapso general. El rumbo que llevan todos los sectores es el de la paralización generalizada en todas las áreas y entes, ante la imposibilidad de mantener operaciones por lo insostenible de la situación.
En el interior del país los hospitales han sido prácticamente abandonados por el personal médico especializado. En el caso del hospital de El Vigía, en el estado Mérida, hay un cierre técnico por falta de médicos, medicamentos, dotación de equipos, reparaciones e inversiones en todas las áreas los problemas se han incrementado, así como en el Hospital Universitario de Los Andes (HULA), en el que desde varias semanas, los poco residentes que hay, que hacen pasantías como parte de su programa de estudios, se mantienen en protestas en las calles en reclamo de una mejor remuneración. Lo mismo ocurre en la mayoría de los nosocomios. No hay manera de garantizar la salud al ciudadano y este asunto comienza a hacerse presente también en las clínicas privadas afectadas por el desplome real del valor de las primas de seguros, acabadas con la hiperinflación.
El sector de jubilados, que según cifras del gobierno está conformado por al menos unos 2,5 millones de personas en tal condición, sufre las consecuencias de la peor inflación. Además de que intentar cobrar la pensión significa un enorme sacrificio por la falta de dinero en efectivo. Por otra parte, lo que cobran los pensionados no permite comprar ni siquiera medio kilogramo de queso. La mayoría de adultos utiliza este ingreso para comprar medicamentos, que se volvieron inalcanzables una vez que la administración Maduro ha dejado de otorgar divisas a precios preferenciales al sector farmacéutico, el cual ha tenido que llevar adelante su actividad con precios reales, sin subsidio estatal.
El gobierno no tiene ingresos suficientes para dar cobertura ni al sector salud ni al de alimentos. Con el sector privado prácticamente destruido con controles de precios y persecución, se hace imposible recuperar la oferta de bienes y servicios.
Más distorsiones
Un nuevo factor entró en juego y ha llegado para crear más distorsión. Se trata del envío de remesas de venezolanos desde el extranjero, que podría estar manejando un monto de al menos unos 1,5 a 2 mil millones de dólares al año. Se han creado nuevos mercados y el marcador del dólar en Cúcuta ha pasado a tener menor peso.
Esta nueva manera de negociación en lo que se llaman los mercados «over the counter» (OTC) o mesas de dinero, tienen su propio precio, se manejan a través de nuevas plataformas establecidas en redes sociales. Al mismo tiempo, el hecho de que el Ejecutivo legalizara con un decreto el uso de las criptomonedas en Venezuela, ha creado también el «dólar bitcoin», que se deduce de las operaciones en bolívares contra la criptomoneda. Los precios del dólar se han vuelto tan dispares, que hay cotizaciones de 241 mil bolívares, 290 mil bolívares, 320 mil bolívares y 350 mil bolívares para un dólar entre las distintas plataformas. Las remesas llegan por transferencias a personas en Venezuela, quienes buscan negociación en el país para luego poder comprar en bolívares. En principio ha habido personas que han podido dar cobertura a su consumo gracias a este mecanismo, sin embargo la inflación interna, como se mencionó al principio, se comienza a trasladar al dólar, lo que podría afectar esta modalidad como una solución temporal a la situación de crisis de algunos particulares, lo que explica el surgimiento de nuevos mercados de divisas a precios superiores al marcador de Cúcuta que se ha venido usando como referencia.
Hiperinflación salvaje
La hiperinflación venezolana ya tiene cinco meses de manera oficial. Aunque la inflación ha sido sumamente salvaje desde años anteriores, los economistas han señalado según sus indicadores técnicos que desde noviembre de 2017 es que se está en esta situación. Son hasta ahora 56 países los que han sufrido este flagelo, de los cuales 50% no tuvieron por más de tres meses la crisis, pero Venezuela ya supero este umbral y se dirige a unas elecciones presidenciales, cuestionadas por la comunidad internacional y con una prevista fuerte abstención de parte de los venezolanos residentes.