El líder empresarial Eddo Polesel afirma que es hora de un cambio de mano, pues la calamidad social existente en Venezuela ha causado una pobreza extrema.
El país se está cayendo a pedazos. Lo comprueba el suministro insuficiente de agua potable por el mal estado de las instalaciones, que se complica con las frecuentes interrupciones del fluido eléctrico que paraliza los equipos públicos y privados. Por la caída de la producción petrolera. Por las malas condiciones de la vialidad urbana e interurbana. El suministro de agua potable es insuficiente como lo demuestran las frecuentes interrupciones del servicio así como del fluido eléctrico. Deterioro y cierre de los planteles educativos, culturales y científicos por mantenimiento deficiente que se estima demore más de veinte años para recuperar los niveles de educación perdidos. En los últimos dos años el acceso a la educación en la población de 3 a 24 años ascendió del 48 % al 71 %.
Por el cierre de empresas con la consecuente pérdida de empleos y aumento del empleo improductivo por las asunciones de trabajadores en las empresas estatizadas cargándolas de una sobrenómina que, en algunos casos, ha llegado a triplicar el número de trabajadores de las empresas en manos privadas. Todo ello es resultado de intentar la formación de un nuevo modelo de sociedad basado en la protección y amparo del Estado “protector”. En el sector agropecuario existen centenares de miles de hectáreas productivas confiscadas que se han convertido en desiertos que nos han llevado a la agricultura de puerto y a la dependencia de las importaciones de productos que antes producíamos, casi a satisfacción, como pollo, pescado, arroz, leche y aceite.
Esta debacle nos ha llevado a una crisis humanitaria que el régimen pretende desconocer cuando las evidencias han llegado a niveles tales que negarlo se traduce en una grosera ofensa a un conglomerado social que sufre las penurias causadas por el mal gobierno del régimen castrochavista, que nos ha llevado a un retraso y a una precariedad progresiva generalizada.
En el orden social, la deshumanización por desatención médico-asistencial, aumento de las enfermedades infecciosas y desnutrición se está convirtiendo en una calamidad social indetenible, cuyas repercusiones -por la estrepitosa caída del poder adquisitivo de la población en general- ha causado una pobreza extrema como demuestra el asalto a los basureros para sobrevivir que es la vergüenza de un país que no había conocido niveles de indigencia similares. Es imperativo un cambio de mano, de voltear la página.