Quien asegure qué va a pasar en Venezuela miente. Así de simple. Bien sea un astrólogo con sus cartas astrales o un encorbatado analista con sus gráficos. En Venezuela solo hay escenarios y muchas fichas en juego. Lo único claro es que no se ve una posibilidad de salvación para Nicolás Maduro a mediano plazo, lo cual no quiere decir que el régimen no termine sacándose un as bajo la manga. ¿Para qué mentirles? Por los momentos, solo podemos limitarnos a relatar, casi en modo crónica, los distintos partidos que se disputan en la fase final de este torneo. Veamos.
Esta semana cambió el panorama. La Cumbre de Las Américas es el lugar ideal para que el continente se ponga de acuerdo en los temas que más le apremian. Esta edición celebrada en Lima tenía como plato principal la crisis regional que ha desatado el régimen venezolano. El problema se ha desbordado. Ya no solo emigran los más pudientes. Cualquiera se aventura a montarse en un autobús para emprender una peligrosa travesía de días que le permita escapar de la hiperinflación que impide tener acceso a lo más básico como alimentos y medicinas. Maduro tuvo la infeliz ocurrencia de decir que quien se va termina lavando pocetas (inodoros) en Miami. El salario mínimo en Miami es 8,25 USD la hora. Una persona que trabaje ocho horas diarias, de lunes a viernes, gana 1320 USD. No es gran cosa para la economía estadounidense, pero la alternativa es ganar 2,7 USD mensuales en Venezuela al cambio actual.
De los que no se han ido definitivamente, están los que aprovechan las fronteras de Brasil y Colombia para tener acceso a los servicios básicos tanto de alimentos como de salud, lo cual ha terminado propiciando el colapso en sitios como Cúcuta o Roraima. Chile, Perú, Ecuador, Panamá y Argentina también reciben a manadas de venezolanos que huyen de la crisis. Al tema humanitario, que es el más palpable, se les unen los de seguridad. El territorio venezolano se ha convertido en pista para la droga y en santuario para el terrorismo, mientras en su subsuelo yacen las mayores reservas de petróleo del mundo y un enorme potencial mineral en líneas generales. ¿Cómo no iba el destino de Venezuela a monopolizar las reuniones en la Cumbre?
Espaldarazo de EE.UU.
Hay quienes leyeron erróneamente el «make America great again» (hagamos a América grande nuevamente) de Donald Trump como un llamado al total aislacionismo. Aunque en economía e inmigración la Casa Blanca ha dado señales de eso, lo cierto es que América (como humildemente llaman los estadounidenses a su país) se hizo grande gracias a explotar comercialmente su músculo industrial en cualquier región del mundo y a su capacidad para intervenir militarmente en todos los rincones. Es decir, ser grande es ser imperio, al menos en su concepción moderna.
Subiendo los aranceles a los productos chinos, Washington le demostró al gigante asiático que no le tiene miedo. Se temió que esa medida desataría una guerra comercial, pero tal cosa no ocurrió. Bombardeando las instalaciones de armas químicas de Damasco, Washington le demostró a Rusia que a ellos tampoco les tiene miedo. Se temió que esa medida desataría una dura respuesta, inmediata, por parte de Vladimir Putin, pero tal cosa no ocurrió. De paso, en el bombardeo no solo participó el gobierno conservador de Theresa May sino el de centro de Emmanuel Macron. Al día siguiente, la Unión Europea y la OTAN respaldaron el ataque.
El bombardeo a Siria hizo que Trump tuviera que cancelar su asistencia a la Cumbre de Las Américas. En su lugar fue Mike Pence, una figura que ha sido sinónimo de estabilidad dentro de los cambios constantes en los integrantes de la actual administración estadounidense. El vicepresidente no ha sido el jarrón chino que suelen ser quienes ocupan ese cargo. Muy activo internacionalmente, el político conservador se ha reunido constantemente con la oposición venezolana. En Lima, recibió a Julio Borges, a Antonio Ledezma, a David Smolansky y a Carlos Vecchio. Es decir, a dos importantes sectores de la oposición venezolana, la Mesa de la Unidad Democrática y Soy Venezuela. Los reconocen y respaldan unidos, no divididos.
Los diversos factores en la política venezolana
- MUD: Ha tratado de aglutinar a la población en el nuevo Frente Amplio Venezuela Libre, en donde los partidos hacen vida con distintos gremios y con el chavismo disidente. Llaman a la abstención el próximo 20 de mayo, pero insisten que su camino es electoral y su lucha es para restituir las condiciones que permitan transitar esa vía. Fue aplaudido el esfuerzo unitario del Frente Amplio, pero luego criticado su inactividad ya que no han pasado del llamado a no votar y de reuniones en auditorios académicos. Apuestan a que la presión internacional haga que el régimen aplace las elecciones a diciembre y de las mismas garantías que en las parlamentarias del 2015. Su plomo en el ala es la incapacidad de Primero Justicia (Julio Borges y Henrique Capriles), Acción Democrática (Henry Ramos) y Voluntad Popular (Leopoldo López) para llegar a acuerdos sólidos entre los tres factores de mayor peso. Su gran activo es ser la mayoría en la Asamblea Nacional, único Poder venezolano reconocido en el mundo.
- Soy Venezuela: Organización que se conformó tras la unión de los proyectos políticos de María Corina Machado, Antonio Ledezma y algunos intereses financieros que operan desde el exterior. Aunque comenzó con mucho ruido mediático y prometiendo una salida inmediata del régimen de Maduro, no ha logrado articular la suficiente fuerza para tomar la bandera de la protesta callejera por la falta de aparato político. Mientras cuaja la propuesta de intervención humanitaria a través del simbólico antejuicio de mérito a Maduro por parte de algunos magistrados legítimos del TSJ en el exilio, se han aliado en ese punto con la independiente Fiscal General Luisa Ortega, lo cual le ha granjeado protestas entre su radical militancia. Su gran plomo en el ala es la falta de aparato en Venezuela y un proyecto basado en que Machado logre la presidencia. Su gran activo es el dinero de ex banqueros como Oscar García Mendoza y Nelson Mezerhane, además del apoyo político en Washington de Roger Noriega.
- Henri Falcón: El candidato presidencial ha recibido palos tanto de la MUD como de Soy Venezuela por su posición de acudir a las urnas el próximo 20 de mayo. Falcón aspira a llenar el vacío dejado por quienes promueven la abstención y su candidatura va creciendo, aunque no se sabe si lo suficiente. A través de su asesor económico, Francisco Rodríguez, cuenta con el apoyo de Wall Street y ha logrado de Estados Unidos el mensaje tácito de que, si logra que Maduro entregue el poder, lo reconocerán. Puede coronar, previo acuerdo con un régimen que se entiende mejor con él que con los sectores de la oposición tradicional, haciéndolo propicio para encabezar un gobierno de transición. Su gran plomo en el ala es el rechazo de buena parte de la población que no quiere participar en las elecciones. Su gran activo es que le ha ofrecido al régimen lo único que éste quiere y que los demás no pueden dárselo: la no persecución cuando dejen el poder.
- ProCiudadanos: La organización formada por Leocenis García ya es un factor en la política venezolana, y uno muy importante. Con el fichaje de Timoteo Zambrano y otros diputados, es la segunda fuerza en la Asamblea Nacional, la única institución reconocida en el mundo y sobre la cual se reconstruirá Venezuela. La nueva organización tiene 7 diputados principales, por los 5 de Soy Venezuela, por ejemplo. ProCiudadanos es un proyecto que ha dejado claro que su posición es la de la derecha, cuyo espectro en la política local solo es ocupado por Vente Venezuela. Sin embargo, han nombrado como secretario general a Zambrano, un hombre de centro izquierda y producto de la Internacional Socialista. García nunca ha escondido su buena relación con su nuevo fichaje, con el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero y con Manuel Rosales, todas figuras de la socialdemocracia. ProCiudadanos no acudirá a los comicios del 20 de mayo. Más bien parecen prepararse para la Venezuela que surja el día después. Su gran plomo en el ala es la falta de confianza que genera no saber de dónde proviene el financiamiento que les ha permitido crecer tanto en tan poco tiempo. Sus grandes activos son el dinamismo de García, que ha logrado aglutinar apoyo sobre todo en la juventud, y la capacidad de Zambrano de entenderse con el régimen.
- Madurismo: El cerco financiero internacional que le han montado al régimen, que no a Venezuela, ha sido brutalmente efectivo. Un país que no puede darse el lujo de aislarse como Corea del Norte o Cuba no puede tener en el poder a un dictador sin apoyo alguno tanto en su casa como fuera de ella. Eso lo saben varios de la cúpula y lo único que piden a cambio es, cual asaltantes de un banco que tienen en su poder a millones de rehenes, es que los dejen irse con el botín pillado. Como la oposición tradicional no puede ofrecerles eso, han decidido negociar con un policía que sí puede darse esos lujos, Henri Falcón. Si la jugada les sale bien, Maduro es el que se hundiría políticamente y el PSUV, o el nuevo partido fundado por Delcy Rodríguez, sobreviviría como fuerza política lo suficientemente fuerte como para asegurarse que se cumpla el acuerdo de transición. Su gran plomo en el ala es la reticencia de los radicales que tienen señalamientos más difíciles de pasar por alto: narcotráfico y terrorismo. Su gran activo es que cuentan, por ahora, con las armas de la república y con el apoyo de Putin.
- Militares: El régimen se soporta sobre dos pilares fundamentales: el apoyo internacional de Putin y el apoyo interno de los militares. Sin embargo, hablar de militares en un contexto general es impreciso. El ruido de sables es público y notorio en Venezuela. La última redada del régimen dio con el mayor general Miguel Rodríguez Torres en la cárcel, ex ministro del Interior y Justicia y una de las figuras de mayor peso en el estamento militar, y con la amenaza al comandante del Ejército, Jesús Suárez Chourio, de que puede terminar igual si no hace caso. Con apoyo de inteligencia cubana, el Alto Mando hace maromas para controlar el descontento interno mientras presionan al régimen de no entregarlos a la justicia internacional que los busca por narcotráfico y delitos de lesa humanidad. El ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, se agarra al clavo ardiendo del refugio prometido por Putin en Rusia. Su gran plomo en el ala es el repudio de la población a sus cuerpos castrenses y las acusaciones de narcotráfico. Su gran activo es que ese repudio nacional e internacional lo pueden cambiar radicalmente si le enseñan la puerta de salida al régimen, como se los ha hecho saber Estados Unidos.