Viajé a Perú la semana pasada para representar a los Estados Unidos en la VIII Cumbre de las Américas. Mi mensaje fue simple: ha llegado la hora en que las naciones del hemisferio occidental alcancemos nuestro destino y nos convirtamos en lo que siempre estuvimos destinados a ser: un hemisferio de libertad.
Por Mike Pence
Como lo dijo el presidente Trump el año pasado en Miami, Estados Unidos se beneficia cuando la población de cada país en nuestra región “logra alcanzar sus propios sueños” bajo libertad. Al fin y al cabo, las personas libres pueden intercambiar unos con otros y trabajar juntos para superar desafíos comunes. Sin embargo, cuando hay corrupción y dictaduras, se pone en riesgo la prosperidad y la seguridad no solo para estas naciones, sino para toda la región.
En Cuba, una dictadura comunista sigue negando a sus ciudadanos los derechos más fundamentales. Durante más de medio siglo, el régimen castrista sistemáticamente ha drenado la riqueza de una gran nación y ha arrebatado las vidas de un pueblo que una vez fue orgulloso.
El año pasado, el presidente Trump eliminó las políticas fracasadas del gobierno anterior. Ya no se permitirá que los dólares estadounidenses financien las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia cubanos que son el eje de un régimen despótico. Estados Unidos hará lo contrario, vamos a apoyar al pueblo cubano en su lucha por la libertad. En la Casa Blanca se dice: “¡Viva Cuba Libre!”
Las autoridades cubanas también han intentado compartir sus ideologías fracasadas con el resto de la región. El mejor ejemplo es el corrupto régimen en Venezuela.
Venezuela era una de las naciones más ricas en el hemisferio. Ahora es una de las más pobres. En su momento, Venezuela llegó a ser una de las democracias más prosperas, pero después de dos décadas bajo el control de Hugo Chávez y ahora Nicolás Maduro, Venezuela se ha convertido en una triste dictadura.
En Perú, tuve la oportunidad de reunirme con valientes miembros de la oposición venezolana que han presenciado de primera mano el colapso de su país. Me explicaron cómo Maduro ha destrozado la democracia venezolana y corrompido las supuestas “elecciones” que pronto tendrán.
También me contaron sobre la triste crisis humanitaria que enfrentan actualmente sus familias, amigos y ciudadanos.
Hoy en día, aproximadamente 9 de cada 10 venezolanos viven en pobreza absoluta, las tiendas están vacías, y la mayoría del tiempo, es imposible encontrar comida y artículos de primera necesidad. Los principales hospitales solo tienen el 5% de los recursos que necesitan, poniendo en peligro innumerables vidas.
Y cada día, alrededor de 5,000 venezolanos huyen del país donde nacieron. Es el éxodo transfronterizo de mayor magnitud en la historia del hemisferio occidental.
Venezuela es hoy, en esencia, un Estado fallido; y los estados fallidos no tienen fronteras.
A medida que Venezuela sigue colapsando, el tráfico ilegal de drogas seguirá aumentando, así también la delincuencia criminal que esto trae, y eventualmente llegando hasta nuestro país. Esto también aumentará la migración ilegal, que pone en riesgo nuestras fronteras, y pone en peligro nuestra economía. En fin, el Estado fallido en Venezuela pone en riesgo al pueblo estadounidense.
El presidente Trump lo ha dejado muy claro: no tomaremos una postura pasiva mientras vemos a Venezuela desmoronarse.
Nuestro gobierno ha impuesto sanciones financieras a más de 50 integrantes o exintegrantes del alto mando del régimen venezolano. También hemos excluido el “Petro” del sistema financiero de los Estados Unidos.
En la Cumbre de las Américas, anuncié que Estados Unidos brindará $16 millones de dólares adicionales en recursos para ayudar a los venezolanos que han huido de su patria.
Estados Unidos y otros países que aman la libertad están dispuestos a hacer más por el pueblo venezolano, pero Nicolás Maduro lo impide. Se niega a permitir la asistencia humanitaria pues rehúsa reconocer que existe una crisis humanitaria; todo esto mientras la gente huye, sufre hambre y muere.
En la Cumbre de las Américas, agradecí a todas esas naciones que han adoptado medidas para apoyar al pueblo venezolano y así aislar a sus opresores. Pero también le hice un llamado al hemisferio a hacer más. Deberíamos seguir emprendiendo acciones hasta que la democracia sea restaurada en Venezuela y el pueblo venezolano una vez más tenga su derecho a la libertad.
Estados Unidos seguirá promoviendo la democracia y la libertad en toda la región, especialmente en la siguiente Cumbre de las Américas en el 2021, de la cual seremos el anfitrión.
Tenemos mucho trabajo por delante. Sin embargo, con la valentía de nuestra gente, la convicción de nuestros líderes y la fe en Dios, confío que lograremos progresar históricamente y así alcanzar lo que siempre fuimos destinados a ser: un hemisferio de libertad.