Por Danilo Arbilla
Unasur naufraga a la deriva pues Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y Paraguay (seis de los doce países que la integran) se apartaron de la ella.
Unasur (Unión de naciones suramericanas) ya fue. Nunca debió haber sido. Para qué sirvió. Su propósito era encarar la “infraestructura y la integración física y energética”. Eso fue lo que se dijo al ser creada en 2008. ¿Alguien sabe qué hizo en esa materia?
Para algunos, Unasur fue producto del liderazgo e impulso de Chávez. Pero eso fue lo que Lula le hizo creer a este, al tiempo que a Néstor Kirchner, ya en papel de presidente consorte, le aseguró la Secretaría General, un cargo con alcance internacional y poco trabajo. Fue una forma de hacer correr a los tontos diciéndoles que son veloces. Brasil necesitaba una “organización propia” y Unasur venía de perlas porque abarcaba su “natural” zona de influencia: América del Sur. Correspondía a las aspiraciones de Lula; por esa época de plata dulce y vientos favorables todos -Chávez, Lula, Kirchner y hasta Evo Morales y Correa- pretendían ser líderes a nivel planetario. Lula, con su labia vistió de lujo la iniciativa: «parecía una cosa imposible porque aquí, en América del Sur, fuimos adoctrinados para creer que no saldríamos bien en nada, que somos pobres y que tenemos que depender de EEUU y de la Unión Europea».
Los jefes de gobiernos de entonces, en su mayoría populistas y progresistas, vieron en Unasur una especie de “reaseguro” para ellos mismos. Una organización que los “validara”.
El de la Secretaría General, para Kirchner, fue un escollo. La designación requería unanimidad y Tabaré Vázquez, con diferencias “personales” con su vecino, no lo votó y hubo que esperar el cambio de gobierno y la asunción de José Mujica en Uruguay.
La primera acción de Unasur, presidida por Bachelet, fue intervenir en Bolivia: Evo Morales quería imponer una nueva Constitución y tuvo una férrea oposición en los principales departamentos. Las manifestaciones públicas de los opositores fueron reprimidas. Unasur cumplió su rol de “no vio nada” y apoyó a Evo al tiempo que reclamó el diálogo: esto es que la oposición se aviniera a lo que decía el gobierno. Algo parecido al diálogo que apoyó en Venezuela.
Unasur sirvió para “certificar” que hubo un intento de golpe de Estado en Ecuador, donde al parecer menos de una centena de policías puso en jaque a 15 mil soldados. Caso único. Con esa excusa, Correa desmanteló la oposición; asumió más poderes y restringió las libertades de los ecuatorianos. (Algo parecido pasó en Turquía).
Con Paraguay y la destitución del presidente Lugo no pudo hacer más que “suspenderlo”, como ocurrió en Mercosur para darle ingreso a Venezuela, que está “suspendida” por no cumplir la cláusula democrática.
Las últimas apariciones de Unasur, con el expresidente colombiano Samper en la Secretaría, de triste papel, fueron en Venezuela donde avaló elecciones y reclamó diálogo.
La cuestión es que ahora seis de los doce países que la integran se apartaron, y están a la espera de mejores “resultados”. Se trata de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y Paraguay. Según estos, Unasur, bajo la actual presidencia -pro tempore- de Morales ”va a la deriva”. ¿Esperaban otra cosa?
Para Maduro se fueron por presión de EEUU. Parece broma. Los que siguen en Unasur son los países del Alba (Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América), Bolivia, Ecuador y Venezuela más Uruguay, una especie de miembro libre asociado, y Guyana y Suriname. Lo del principio, ya fue.