20M: Dolarización contra hiperinflación

*Para las atípicas elecciones presidenciales del próximo mes, los venezolanos que decidan participar en la misma estarán decidiendo por un cambio en su futuro económico, o por continuar con el actual modelo que es de hiperinflación.

Por ALEX VALLENILLA

Para las controversiales y atípicas elecciones del próximo 20 de mayo, convocadas de manera adelantada para elegir a un nuevo presidente en Venezuela, – elección objeto de un intenso debate en el país y en todo el continente debido a las condiciones electorales que ofrece el Consejo Nacional Electoral (CNE) -, se están enfrentando dos modelos en el ámbito monetario. Dadas las circunstancias de crisis económica, la hiperinflación en bolívares y recesión en dólares han puesto a los venezolanos en la peor de las situaciones jamás vividas en la historia contemporánea de ese país, con una crisis humanitaria sin precedentes.

En el sector de la salud, los hospitales, – sin excepción alguna, incluyendo los estados en que hay gobernadores que no son del chavismo/madurismo -, están sin dotación de medicamentos, alimentos y con una huida del personal médico y de enfermeros que ha producido el cierre técnico en la mayoría de los establecimientos. En materia de alimentos, está la escasez y precios inalcanzables para adquirir lo poco que se produce.

Las monedas

El mandatario Nicolás Maduro aspira a reelegirse como una manera de buscar reafirmar su actual mandato, rechazado, según las más importantes firmas de estudios sociales, en más de 80%. Ha criticado la propuesta de dolarización que presenta el candidato “outsider”, Henri Falcón, quien ha ofrecido a los venezolanos estabilizar la crisis implementando una dolarización de la economía, que sería similar a lo de Panamá o El Salvador. Maduro ha esgrimido argumentos como que dolarizar sería ilegal, ya que la Constitución de Venezuela establece que el bolívar es el único signo monetario de circulación legal. Hay que señalar que en medio de la crisis económica, el dinero efectivo en Venezuela ha desaparecido, la razón es que se utiliza en las fronteras para pagar el contrabando de alimentos y gasolina y esto ha obligado a que por ejemplo en Petare, grupos “colectivos”, hayan creado “el panal”, una moneda comunitaria para el intercambio entre los habitantes del sector. La alcaldía de Libertador también emitió una moneda, “el Caribe” y en Apure tienen otra más, según las propias palabras de Maduro, en abierta violación a la Constitución, según la cual nadie más que el Banco Central de Venezuela (BCV), está autorizado para emitir papel moneda, de modo que estas acciones se podrían catalogar como una estafa.

Maduro les ofrece a los venezolanos para solventar la crisis económica, el “petro”, una criptomoneda creada bajo la asesoría de los rusos, empresarios que están ligados a la gestión de Vladimir Putín, y de la cual aún no se tiene noticias certeras de su comercio, ya que hasta ahora en su proceso de lanzamiento no se conoce que alguna de las ofertas que realizaron quienes estaban interesados, según los reportes del Observatorio Blockchain de Venezuela, se hayan concretado:  el motivo es que no genera confianza.

 El “petro” también ha sido prohibido por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, en el marco de un proceso de sanciones que aplican distintos gobiernos contra los funcionarios del gobierno venezolano señalados de lavar capitales producto de la corrupción y usar el sistema financiero para tales fines, así como de violadores de Derechos Humanos (DDHH). En los principales sitios que hacen seguimiento a los mercados mundiales de las criptomonedas, el “petro” no figura en las 1.591 que se comercian globalmente y tampoco está listado en ninguno de los 10.635 mercados de intercambio que existen en esta economía digital.

Por otra parte Maduro ha propuesto un nuevo cambio en el bolívar: volver a aplicar una reconversión monetaria, eliminando nuevamente tres ceros a la moneda venezolana, luego que la hiperinflación hace imposible las transacciones con billetes venezolanos, los cuales ahora son racionados en las taquillas de los bancos con montos que en dólares apenas serían 0,016, o 10.000 bolívares por día y eso cuando tienen disponibilidad, porque no hay una dotación continua.

La oferta electoral del oficialismo es meramente monetarista, mientras la crisis de Venezuela tiene su base en la conjunción de la caída de producción interna y el abuso de emisión de dinero en el sistema para cubrir el excesivo gasto público con que el partido de gobierno mantiene su clientelismo. Hasta ahora los precios en los alimentos en el marco de la gestión de Maduro, superan el 1.050.000% acumulado desde 2013, y acusan a los factores de oposición de emprender una “guerra económica”, para explicar a sus seguidores el fracaso de su gestión.

 La dolarización

Por el otro lado, el candidato Henri Falcón ha propuesto no sólo dolarizar la economía, acción que tiene seguidores y detractores incluso en la oposición. Estos últimos señalan que el gobierno venezolano perdería la capacidad de emitir dinero, lo que se llama señoriaje, una herramienta que los bancos centrales emplean en caso de enfriamiento de las economías, para reducir la inflación y estimular la inversión y crear empleo. Por lo menos en teoría.

En el equipo de Falcón se encuentra el economista Francisco Rodríguez, quien ha explicado el plan económico de su candidato: dolarizar la economía, cobrar impuestos y pagar salarios en dólares, para buscar estabilidad monetaria. Sin embargo, no se queda sólo en la propuesta monetarista. Para Rodríguez se debe realizar un proceso de privatización de empresas públicas, liberar el control de cambios y el control de precios, fomentar la producción interna. Ofrece salarios en divisas para comenzar, con unos 75 dólares al mes, para lo que requiere recoger dinero circulante nacional con al menos 3.000 millones de dólares de las reservas internacionales. Estos salarios serían llevados a unos 300 a 400 dólares mensuales, tal como el estándar en América Latina, en un proceso de ajustes que duraría cuatro años.

Para llevar esta acción a buen término, en una hipotética victoria de Henri Falcón y que sea reconocida por actual gobierno, tendría que producirse una aprobación de la Asamblea Nacional (AN) para una reforma o enmienda constitucional en materia de uso de moneda circulante. En este aspecto a Falcón le tocaría negociar términos con el Parlamento, que no sólo serían para lo mencionado, sino para producir un proceso de renegociación de deuda externa, de modo que se alivien las finanzas públicas tanto del gobierno como de Pdvsa, lo que al mismo tiempo le permitiría en el marco de la transparencia que brindaría el hecho de usar una moneda “dura”, establecer condiciones para lograr nuevos créditos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) u otros entes multilaterales. En Colombia y otros factores de la comunidad internacional se ha hablado de un rescate financiero de al menos 60 mil millones de dólares para iniciar un proceso de reconstrucción que el senador estadounidense Marco Rubio compara a un “plan Marshall”.

La confrontación de ambos modelos implica que Maduro ofrece al venezolano la opción de mantener la moneda nacional, el bolívar, convertido en el “bolívar soberano”, con una nueva reconversión monetaria, lo que para la mayoría no es atractivo luego del fracaso del cono monetario del “bolívar fuerte”, que apenas ha durado 10 años y terminó fracasado llevando al país a una agresiva hiperinflación que hasta en las filas del PSUV la mayoría condena. Mientras Falcón, al ofrecer la dolarización, propone la estabilización de precios, lo que actualmente requiere la inmensa mayoría que está hundida en la pobreza, puesto que se trata de más de 80% de la población.

@alexvallenilla