«Es responsabilidad de todos recordar lo que ha ocurrido en Venezuela», dice Israel Cañizales, padre de Armando Cañizales, el joven violista del Sistema de Orquestas de Venezuela, que fue asesinado el 3 de mayo de 2017, mientras protestaba en Caracas contra el régimen de Maduro.
Esta es tan solo una de las 26 historias recogidas en el libro «26 crímenes y una crónica. Quién mató a la resistencia en Venezuela», publicado recientemente por la periodista Carleth Morales Senges, residenciada en Madrid, quien ha decidido hacer este trabajo «para ampararnos de la indolencia y ampararlos del olvido».
Los familiares
José Pernalete, padre de Juan Pablo. «Mi nombre es ´el papá de Juan Pablo Pernalete´ porque hasta el nombre de pila nos lo quitaron. A veces me pregunto si somos culpables también nosotros porque les hablamos de un país donde todo era posible y ellos salieron a luchar por recuperar ese país que no conocieron. Esos muchachos eran grandes porque eran valientes y no solo me arrebataron a Juan Pablo, también a Camila y a Pablo, que eran los nombres que él pensaba ponerle a sus hijos».
Mónica Carrillo e Israel Cañizales, padres de Armando. «El factor común fue el disparo o la acción directa en puntos vitales, porque el propósito era asesinarlos, no dispersar la manifestación. Era un propósito para que el resto de la población sintiera miedo y sobre el miedo se mantienen las dictaduras. Lo único que nos permite disimular el dolor y tener algo de fortaleza para sobrellevar su muerte, ha sido el amor de nosotros por él y de él por nosotros. No tenemos cara visible del responsable. El Gobierno venezolano es el único responsable de la muerte de mi hijo. El proceso se ordenó que se detuviera en los tribunales, para evitar que se llegara a la información necesaria para determinar el responsable del asesinato de mi hijo».
Carlos Moreno, hermano de Paúl. «Fue un hermano muy esperado. Once años estuve esperando por un hermanito. Hasta que llegó y me convertí en ese hermano mayor protector y amoroso. Verlo crecer, acompañarlo a los scouts, a la esgrima, toda mi familia es esgrimista, Paul fue campeón nacional. En definitiva, era un muchacho ejemplar y siempre lo voy a amar. Todo el amor se traduce en fuerza. El patrón de la dictadura, además de los tiros en la cabeza y el pecho, es arrebatarnos a los mejores, pero lo que ellos no saben es que los mejores vuelven en los corazones de sus padres, de sus hermanos, de su familia, para hacernos más fuertes».
Arianna Arellano, hermana de Diego. «Mi hermano es el muchacho cuya foto rodó por ahí, que parecía que sonreía cuando estaba muriendo. Pero esa era su expresión de dolor. Aún así, quisimos dejar que esa imagen circulara porque la esperanza es importante y todos los venezolanos vimos en esa imagen esperanza, la esperanza de algo más allá, de nuestra libertad. Por eso quiero que nos quedemos con esa imagen. Ellos no eran delincuentes, no eran de ningún partido político, protestaban por su futuro y los mataron».
El libro
El libro tiene dos objetivos fundamentales que ha establecido su autora: «Guardar la memoria de nuestros jóvenes caídos en 2017, que no se olviden, que no se olvide su legado, su lucha, quiénes eran. Y luego, a través de la crónica, he querido evidenciar la violación de los DDHH en todos los casos, ya que a un año de las protestas, ninguna de las víctimas tiene sentencia, de hecho ni siquiera la mitad tiene un expediente abierto», asegura Morales, haciendo honor a la especie de slogan que ha acompañado al libro: “para ampararnos de la indolencia y ampararlos del olvido”.
Aunque el libro está disponible en Amazon, su impresión es en Venezuela y su venta física -en librerías- es allí «porque este libro fue hecho por y para los venezolanos que están allí, para que no olviden lo que ha ocurrido, para guardar la memoria y hacerles homenaje a ellos que están allí luchando. Además, quiero agradecer a mi editor, Sergio Dahbar, porque apostó por este proyecto, por hacerlo en Venezuela, para que los venezolanos que están allí puedan tener acceso a él. Y al fotógrafo Guillermo Suárez, quien donó las fotos inéditas que acompañan la crónica. a todos, gracias», expresó Morales.
La(s) Presentación(es)
«Hemos vendido la herencia de nuestro hijo, lo poco que habíamos podido ahorrar para su futuro, para su universidad, para su vida, lo hemos vendido para iniciar esta lucha en su nombre», dice el señor José, padre de Juan Pablo Pernalete, el joven asesinado el 26 de abril en Caracas. En vista del abandono procesal al que ha sido sometido el caso de su hijo, el señor Pernalete ha organizado un viaje a la sede de la ONU, en Ginebra, sin saber con quién podría hablar, ni quien lo podría recibir. Él simplemente vendió sus cosas y compró un pasaje para plantarse allí con el caso de su hijo, a pedir la Justicia que el Estado venezolano le había negado. Allí, el señor Pernalete, fue recibido por Kate Gilmore, la Alta Comisionada adjunta, ante quien denunció al Estado venezolano por violación de los DDHH en el caso de su hijo y en el de las otras víctimas del 2017.
Fue así como surgió la primera presentación oficial del libro en el Alto Comisionado para los DDHH de las Naciones Unidas, en Ginebra, el pasado 26 de abril cuando Juan Pablo Pernalete cumplía 1 año de asesinado en las calles de Caracas que quedaron marcadas de sangre para siempre.
De esta manera, con honores, el libro comenzaba un recorrido internacional que no buscaba, pero que consiguió de forma natural. Al día siguiente Morales y Pernalete llegaban a Madrid, donde fueron recibidos por la Diputada (PP) Belén Hoyo Juliá, Portavoz para Iberoamérica en el Congreso de los Diputados. A esta cita también acudieron Mónica Carrillo e Israel Cañizales, padres de Armando Cañizales, y Carlos Moreno Camacho, hermano de Paúl Moreno, el chico de Cruz Verde de la ULA, asesinado en Maracaibo el 18 de mayo. Esa tarde, la «Casa de todos los españoles» abrió sus puertas para que estos venezolanos expusieran los casos de sus hijos, ante los que la diputada -con lágrimas en los ojos- reiteró su compromiso con la libertad, la democracia y los Derechos Humanos en Venezuela.
Al día siguiente, el sábado, partían la autora y Pernalete hacia San Sebastián, en el País Vasco, donde se encontraron con Arianna Arellano, hermana de Diego Arellano, el joven asesinado el 16 de mayo en San Antonio de los Altos. En esta ocasión, fue la Diputación de Guipúzcoa la que abrió sus puertas a la autora y los familiares, para rendir un sentido homenaje a estos guerreros. Durante el acto, les acompañó Imanol Lasa Zeberio, diputado de Gobernanza y Comunicación con la sociedad de Guipúzcoa.
De vuelta en Madrid, el domingo todos los familiares se unieron en oración en una Misa celebrada en la Iglesia Santa Elena, junto a la comunidad de venezolanos en la capital española, en un sentido homenaje a esos muchachos cuya vida les fue temprana e injustamente arrebatada por haber salido a luchar por su libertad y sus sueños, hace un año, en las calles de su país, nuestro país, Venezuela.
El lunes, más puertas se abrieron para Morales y los familiares de los muchachos. Esta vez fue la sede española del Parlamento Europeo la que sirvió de escenario para presentar el libro en Madrid. La anfitriona en esta ocasión fue la eurodiputada Beatriz Becerra, vicepresidenta de la subcomisión de DDHH de la Eurocámara, quien -una vez más, como tantas otras- levantó su voz contra la dictadura en Venezuela.
«Lo más importante es recordar que el reconocimiento de las víctimas necesita de memoria, dignidad y justicia. Para que haya memoria está este libro. Para que haya dignidad también, para que no se le cambien el nombre a las cosas. Y para que haya justicia necesitamos que Venezuela recupere su capacidad institucional, su Gobierno a la altura de sus ciudadanos, que se libere a los presos políticos, que se abra el canal humanitario que llevamos reclamando muchos años, que la constitución entre en vigor y que se celebren unas elecciones libres», aseguraba la eurodiputada en Madrid.
Esa misma tarde el Senado de España también abrió sus puertas para recibir a estos familiares que valientemente han decidido presentar sus casos ante el mundo para que todos conozcan y recuerden que no son números en una lista de asesinados, sino que son personas, con familias que quedaron rotas. En la Cámara Alta los recibió el Senador Josep Maldonado, otro luchador por los derechos y las libertades en Venezuela, quien reiteró su apoyo y solidaridad.
La autora
