Por.- Alfredo Michelena
Son tres pasos cruciales. Primero: «acciones concretas para impedir que los líderes venezolanos laven dinero a través de los sistemas financieros»; segundo: restricción de las visas a funcionarios venezolanos; y tercero: «… responsabilizar a Nicolás Maduro por destruir la democracia de Venezuela».
La muy esperada intervención del vicepresidente de los EE.UU, Mike Pence, ante la OEA al fin se dio. Su objetivo era mostrar la posición y la dirección estadounidense en relación con el resto del hemisferio, pero sin duda el plato fuerte fue el caso venezolano.
26 años tuvieron que pasar para que un vicepresidente de los EE.UU. se volviera a dirigir al Consejo Permanente de la OEA. La razón: la mayúscula crisis de Venezuela y su efecto en el continente.
La posición de los EE.UU.
La posición de la administración Trump respecto al hemisferio y Venezuela, ha sido claramente expresada con sus matices por diversos funcionarios de alto nivel, desde el mismo presidente Donald Trump, hasta los diversos Secretarios de Estado (SE) que han pasado por el Departamento de Estado.
Obama se centró en hacer amigos en el hemisferio con aquello de la mano extendida, una política que contrastó con la anterior, la de Bush, que no fue simpática, pero sí muy eficaz al firmar Tratados de Libre Comercio con todos los países ribereños del Pacífico, menos Ecuador y Colombia -aunque esta última lo terminó firmando. Obama se acercó a una Latinoamérica dominada por gobiernos vinculados con el Foro de San Pablo y el castrochavismo. Su política fue muy complaciente con el Foro al facilitar la incorporación de las FARC a la lucha política y a Cuba a la comunidad internacional, y para eso mantuvo el status quo en Venezuela.
La actitud norteamericana cambió radicalmente con Trump. Con Cuba cortó el acercamiento sin condiciones que hizo Obama y sobre Venezuela fue muy claro desde el comienzo, tal como lo recordó Pence, durante su exposición en el Salón Simón Bolívar de la OEA cuando recordó que el nuevo presidente llegó a la Casa Blanca diciendo “EE.UU. no va a quedarse mirando mientras Venezuela se derrumba.»
Peligro en las Américas
Rex Tillerson, el anterior Secretario de Estado, en su gira por la región fue muy claro: “la amenaza más inmediata para nuestro hemisferio son las organizaciones delictivas transnacionales (ODT)”. Pence fue todavía más específico y habló de las mafias, el narcotráfico, el tráfico de seres humanos y el terrorismo radical. En este punto señaló que EE.UU. evita anualmente que unos 2.500 terroristas entren a su país. Y mencionó el trabajo que realizan con los caribeños a través de la Iniciativa de Seguridad de la Cuenca del Caribe, para mejorar las capacidades de los isleños en el combate contra, entre otras cosas, las organizaciones delictivas transnacionales.
En este contexto, Pence no tocó el tema de Rusia y China como competidores por la influencia en la región, como lo ha hecho Mike Pompeo, actual Secretario de Estado después de haber sido jefe de la CIA. Para Pompeo Venezuela es un peligro para EE.UU. , porque “los cubanos están allí, los rusos están allí, los iraníes y el Movimiento de la Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) está allí”. Para Pence, el mayor peligro para el hemisferio es la corrupción. Éste es un cáncer que “corroe los cimientos de la democracia”, dijo y recordó la importancia de la VIII Cumbre de la Américas donde se firmó una declaración en contra de la corrupción.
La democracia
Pence considera que la mayor corrupción de todas es cuando los pueblos pierden la democracia. Como es el caso de Cuba y de Venezuela. Y aprovechó para referirse al caso de Nicaragua donde criticó la represión que ejerce el régimen de Daniel Ortega, al tiempo que solicitó se deje entrar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a ese país.
De esta intervención de Mike Pence vale la pena destacar que la administración Trump difiere de la de Obama en que no está dispuesta a aislar el tema cubano del de Venezuela ni de Nicaragua. En este sentido el vicepresidente norteamericano señaló que “La semilla de la tiranía de Cuba se ve reflejada en Venezuela y Nicaragua». Lo cual ve como una amenaza y por lo cual resaltó que “la base común de la OEA que es la búsqueda de la libertad. Es hora de activar la Carta Democrática Interamericana… “. Agregó que los venezolanos, los cubanos y los nicaragüenses merecen vivir en democracia y que este es un postulado de la Carta Democrática de la OEA.
El caso venezolano
Pence se centró mucho en el caso venezolano. Hizo una descripción muy precisa de la situación de crisis política y humanitaria por la que atraviesa el país. Y la resumió así: “Venezuela fue uno de los países más ricos de la región y ahora es el país más pobre del hemisferio”. Insistió en que Venezuela es un estado fallido, no solo porque “cada día 5.000 venezolanos huyen de su patria”, siendo este “el mayor éxodo fronterizo que ha habido en nuestro hemisferio”, y que esto “… está afectando a los países de la región, expandiendo enfermedades y facilitando oportunidades a los criminales”.
Según dijo Pence, Maduro no solo es el responsable de esta situación, sino que el principal obstáculo para superar esta crisis. “En Venezuela la tiranía se encuentra en plena exhibición, y…. Maduro solo ha dado a Venezuela sufrimiento. Las oportunidades se han evaporado, 9 de cada 10 viven en pobreza”, dijo. Y pidió a Maduro que permita la ayuda humanitaria.
En cuanto a las elecciones previstas para el 20 de mayo, Pence las consideró como “un fraude y una vergüenza” con un control del sistema electoral y una oposición silenciada. En resumen, dijo “No habrá elecciones reales en mayo, y el mundo lo sabe. Será una elección falsa con un resultado falso..” Observó que EE.UU., más otros 15 países no reconocerán el resultado de ellas e hizo “…un llamado a Nicolás Maduro para que suspenda estas elecciones simuladas y realice elecciones reales, libres, justas, transparentes, y le dé al pueblo de Venezuela las elecciones democráticas que se merece”.
Las sanciones
El vicepresidente anunció sanciones a tres poco conocidos empresarios venezolanos por tráfico de drogas e igual sancionarán a unas 20 compañías. No habló de sanciones petroleras, las cuales efectivamente, dejan de tener sentido con la aparatosa caída de la producción de petróleo nacional.
Sn embargo, en este histórico discurso en la OEA, Pence fue muy enfático en que la región tiene que dar un paso adelante para sancionar a los corruptos. «Cada nación representada aquí debe tomar acciones más fuertes para apoyar al pueblo venezolano y en contra de sus opresores», sugirió Pence, y solicitó tres tipos de acciones a tomar. Primero: «acciones concretas para impedir que los líderes venezolanos laven dinero a través de los sistemas financieros»; segundo: restricción de las visas a funcionarios venezolanos; y tercero: «… responsabilizar a Nicolás Maduro por destruir la democracia de Venezuela».
Adicionalmente, solicitó se aplique la Carta Democrática Interamericana (CDI) y se excluya al gobierno de Venezuela de la OEA. A este fin EE.UU. debería solicitar formalmente según el artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana una reunión para tratar el tema y proponer un proyecto de resolución para que sea aprobada. Y para eso necesita 24 votos que no parecen tener a juzgar por la posición de los países de la ALBA (10 en la OEA) -la gran mayoría son caribeños- y el hecho de que el Grupo de Río no ha podido crecer a más de 15 miembros. Veremos que pasa en la Asamblea General que se efectuará en junio en Washington, donde ya el tema de Venezuela está incluido.
Para ello, hay un mensaje muy directo al Grupo de Lima que no ha ido más allá de declaraciones, es decir, el punto tercero de Pence que consiste en responsabilizar a Maduro por la crisis de Venezuela. El mensaje es que comience a aplicar los dos primeros tipos de acción propuestas por Pence: acosar financieramente a los corruptos y violadores de derechos humanos y no darles visa. En todo caso el régimen venezolano estará fuera de la OEA para abril de 2019 pues hace un año solicitó su exclusión. Que se vaya por debajo de la mesa, o que se le excluya, solo tiene un carácter simbólico.
Por ahora el vicepresidente, como Pizarro en la isla del Gallo, trazó una línea en la arena para ver quienes siguen y quienes se regresan, quienes se alinean con la defensa de la democracia y quienes apoyan o toleran las dictaduras. Pero más que eso, EE.UU. dio un paso adelante y asumió un papel protagónico, el que hasta ahora había dejado a los otros Estados reunidos en el Grupo de Lima.