Cataluña con Torra: El procés separatista luce interminable

Por ROBERTO MANSILLA BLANCO

Corresponsal en España.

*La investidura de Quim Torra, un político afín al ex presidente Carles Puigdemont, como nuevo presidente de la Generalitat catalana, y su decisión de continuar adelante con la creación de una “República catalana”, reanima el pulso soberanista catalán.

GALICIA.- La telenovela catalana no termina. Más bien augura nuevos capítulos de tensión, emoción e incertidumbre. Tras semanas de intensas negociaciones y dos sesiones parlamentarias, este lunes 14 fue finalmente investido Quim Torra como nuevo presidente de la Generalitat catalana. Una decisión que augura la renovación del procés soberanista y de mayores tensiones con el gobierno central de Mariano Rajoy.

La votación de Torra fue muy ajustada, lo cual implica un gobierno bajo mínimos con fuerte polarización. Torra contó con 66 votos a favor, provenientes de su formación Junts per Catalunya (JxC) y su principal aliado, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Unos 65 votos fueron en contra, por parte de Ciudadanos (C’s), Partido Socialista de Catalunya (PSC), Catalunya en Comú-Podem y el Partido Popular (PP).

Finalmente, cuatro abstenciones, por parte de la izquierda anticapitalista nacionalista CUP, que ya desde marzo había prácticamente roto su pacto de circunstancias con JxC y ERC.

Una “República

catalana” polarizada

Torra, un político afín al entorno del exiliado en Alemania ex presidente Carles Puigdemont, renueva con su designación un pulso soberanista que parecía desinflarse políticamente.

En su discurso durante el debate parlamentario de investidura, Torra reafirmó su intención de “construir una República catalana” a partir de un proceso constituyente que lleve a una “Constitución catalana”. Palabras ya conocidas con anterioridad, aunque lo más enigmático del discurso apareció  cuando aseguró la necesidad de “aprender de los errores” del pasado inmediato.

No está claro cuáles son los errores a los que se refería Torra en su discurso. Por el momento, una de sus primeras apuestas fue la reactivación de 16 leyes soberanistas que fueron temporalmente desactivadas por el gobierno central en Madrid tras la aplicación del artículo 155 que suspendía temporalmente la autonomía catalana tras el polémico referendo del 1º de octubre pasado (1-O).

No obstante, el mandato constitucional establecido en este artículo 155 define que el mismo dejará de aplicarse una vez se forme un nuevo Gobierno en la Generalitat catalana. Ese es el momento actual que se vive entre Cataluña y Madrid ya que este lunes 14 el Parlamento catalán eligió un nuevo gobierno y, por lo tanto, debería quedar sin efecto este artículo constitucional.

Desde Madrid, Rajoy ya afirmó que el nuevo gobierno en la Generalitat tiene que cumplir los compromisos constitucionales y que no se aceptarán más “aventuras” políticas. Durante esta semana, Rajoy mantendrá reuniones con los líderes de las principales formaciones políticas españolas, Pedro Sánchez del PSOE y Albert Rivera de C’s para estudiar la viabilidad del artículo 155, cuya aplicación condiciona enormemente cualquier iniciativa que lleve a cabo por parte del nuevo gobierno catalán.

El procés mantiene fuertemente polarizada y dividida a la sociedad catalana, tal y como se evidenció con la realización de nuevas elecciones autonómicas en diciembre pasado, previstas tras la aplicación del artículo 155.

Esas elecciones autonómicas fueron ganadas por Ciudadanos, partido constitucionalista opuesto al procés, pero la conjunción de intereses entre los partidos soberanistas Junts per Catalunya, ERC y la CUP recrearon las tensiones entre los independentistas y los constitucionalistas. No obstante, en los últimos meses también han aflorado fuertes tensiones internas entre los soberanistas, que por momentos parecieron sepultar, al menos momentáneamente, el procés.

La designación de Torra, avalada obviamente por Puigdemont, resucita un procés cada vez más polarizado. Con ello, el riesgo de paralización institucional en Cataluña sigue siendo una posibilidad real, toda vez crecen las preocupaciones por parte de inversores económicos internacionales ante el incierto futuro político catalán.

Si la interminable crisis catalana no pareciera suficiente, desde Alemania, el jefe de la inteligencia germana consideró como “plausible” y “razonable” que Rusia iniciara una campaña de desinformación sobre el soberanismo catalán en los días previos al referendo del 1-O.

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