El “nudo gordiano” de la oposición y discrepancias en los intereses foráneos

Por Alex Vallenilla

*A pocos días de unas elecciones, la oposición está en una fuerte confusión al no lograr consenso para enfrentar al oficialismo, la comunidad internacional tampoco concuerda  en qué hacer, debido a que los intereses particulares se imponen.

Con el paso de los días, los precios en Venezuela avanzan a una velocidad impresionante: en tan solo un par de semanas, la carne subió de unos 500 mil bolívares por kilogramo a 3,5 millones de bolívares y no se consigue techo con la actual situación. La población sufre los efectos de la peor incertidumbre jamás vista en el país, empeorada con una carrera electoral para el próximo 20 de mayo, en que las decisiones políticas tanto de los factores internos, como externos, se ven involucrados en la crisis política, económica y social.

Campaña electoral atípica

En el marco de la feroz crisis económica, se desarrolla una campaña electoral atípica, convocada de manera adelantada por los factores oficialistas, luego que fracasaran las negociaciones con la Mesa de la Unidad (MUD) en República Dominicana. El gobierno de Nicolás Maduro, condenado por el mundo con acusaciones por violaciones a los Derechos Humanos (DDHH) y cargado de sanciones a sus funcionarios públicos, intenta dar el paso electoral para renovar su imagen y buscar la legitimidad, que tiene perdida cualquiera que fuese el resultado electoral, debido a las condenas que se suman en su contra.

Internamente los factores de oposición, luego de haber logrado la contundente victoria de las elecciones a la Asamblea Nacional (AN), han retrocedido políticamente. Una diatriba interna no les ha permitido lograr un consenso para definir una estrategia unitaria que permitiera avanzar, luego de haber obtenido 7,7 millones de votos en 2015, lo que condujo a la coalición política a fracasar para imponer un referendo revocatorio en 2016, a fracasar con las acciones de protestas convocadas en 2017 con el resultado de 150 muertos, miles de heridos y detenidos, a no poder evitar la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) por parte del madurismo y a terminar derrotada electoralmente en las elecciones de gobernadores y luego las de alcaldes, lo que ha permitido al oficialismo extender su vida política, seriamente amenazada y atrapada en la descomunal crisis que ha producido una diáspora o emigración masiva que todavía no concluye.

Los factores externos

Externamente la confusión es similar. Por una parte el Caricom, los países del Caribe que reciben petróleo en condiciones especiales a través de Petrocaribe, pequeñas naciones de apenas unos 100 mil y hasta menos habitantes, que tienen un voto del mismo peso que un país como Brasil o Argentina, impiden que la OEA actúe o llegue a un consenso para acciones definitivas en Venezuela.

Por otra parte, el Grupo de Lima, compuesto por un eje de países latinos que hacen contrapeso al anterior eje del ALBA, no acepta las insinuaciones norteamericanas de una intervención militar extranjera, razón aparente por la cual Donald Trump, presidente norteamericano, no asistió a la Cumbre de las Américas, con el pretexto de acciones en otros países. En ese mismo evento, el senador Marco Rubio confirmó que no había consenso y que lo que podían hacer por los venezolanos era ofrecer carpas y alimentos como refugio en los países vecinos que reciben a los emigrantes.

La Unión Europea (UE), aliados de EEUU, tampoco acepta una acción militar, al contrario, esta semana han abierto un nuevo compás. Federica Mogherini, representante de la UE para la Política Exterior, dio declaraciones conjuntamente con el canciller cubano, Bruno Rodríguez, y señalaron que aspiran que Cuba permita reabrir la negociación para una solución política. Los cubanos se han movido a Europa para hacer contrapeso a las pretensiones de los impacientes “halcones” norteamericanos, el Departamento de Estado, conformado por funcionarios de línea dura y de acciones militares que podrían tener sus planes, pero el conjunto de países, potencias y corporaciones, también buscan su posición en los resultados del desenlace de la crisis venezolana. Es decir cada cual buscará cuidar sus intereses y la demora en algún acuerdo mantiene la zozobra en Venezuela, mientras la crisis económica deteriora cada vez más la vida de los ciudadanos.

El próximo 20 de mayo se realizará la elección presidencial. Existe un enfrentamiento de visiones desde el punto de vista económico.  El candidato Henri Falcón ofrece dolarizar la economía, para parar la hiperinflación y entrar en una nueva fase, mientras que el aspirante a reelegirse, Nicolás Maduro, ofrece una reconversión monetaria y el Petro, una criptomoneda que tiene detrás a los factores rusos,  mientras que los empresarios sancionados tienen como proyecto presionar a Washington para lograr quitarse las presiones.

Los factores políticos locales también tienen sus diferencias. En la oposición pesa una división: derrotada en los últimos eventos, ahora ha unificado el criterio de que con las condiciones electorales del madurismo no se puede ganar elecciones, por lo tanto este sector, junto a otras entidades, como las universidades, empresarios, Iglesia y otros, hacen un llamado a la población a no votar.  Sin embargo, otro sector de la oposición que se ha sumado a la propuesta de Falcón, realiza una labor titánica, no sólo para convencer a la población de votar, sino competir contra las descaradas ventajas del oficialismo que emplea a fondo recursos públicos y la manipulación de votos en centros electorales a través de una maquinaria que tiene su logística resuelta.

En el sector oficialista, hay un enfrentamiento más silencioso y es que el hecho de que el sector madurista se haya separado del sector chavista radical  que dirige Diosdado Cabello, hace que internamente no existan criterios encontrados en caso de que sean derrotados electoralmente. Esa diferencia está en el tarjetón electoral, por un lado el PSUV con su tarjeta, y Somos Venezuela con la suya. Aunque ambas sumarán votos para Nicolás Maduro, la disputa interna es que los cabellistas y maduristas están mandando a votar cada cual por su tarjeta propia, en una competencia interna que tiene sus objetivos particulares.

El oficialismo que tiene grandes problemas en el extranjero, busca la manera de sobrevivir a una debacle que tienen cada vez más cerca con el tema del default financiero y el colapso general de la sociedad. Como única salida podrían aceptar impunidad a su situación, para ellos, Juan Cruz, uno de los asesores de Donald Trump, hace un par de semanas hacía público en Miami que tendrían que negociar con “personas incómodas” y “otorgar algunos perdones”, para que se diera paso a una transición en Venezuela.

Maduro va a unas elecciones con la peor situación económica, política y social que haya tenido el chavismo/madurismo en sus casi tres décadas de vivencia.  Antes de la Constituyente, el dólar estaba en 4 mil bolívares, actualmente se ubica en 895 mil bolívares;  con el lanzamiento de la ANC, Maduro había prometido que este mecanismo pondría fin a la crisis económica, pero ésta ahora se encuentra 224 veces peor que hace un año, razón suficiente para que sus bases estén quebradas moralmente, se sumen al llamado de abstención de la oposición o voten por otro candidato distinto.

La situación de hambre, y de alza de precios, así como la crisis de transporte público, la ola de apagones en occidente, la migración masiva, la más grave crisis sanitaria jamás vivida, son factores que no juegan a favor del candidato oficialista.

16/05/2018

/ @alexvallenilla