Por Jaime Granda
*En medio de confusiones, parece que el gobierno reelecto revisa errores y aprovecha todo lo que pueda a su favor, incluyendo crear una oposición a su conveniencia.
A primera vista, el gobierno del presidente Nicolás Maduro tiene serios problemas y no puede seguir cometiendo errores económicos y políticos, dentro y fuera del país, pero como la contraparte no está mejor, la situación en Venezuela no se vislumbra clara a una semana de las cuestionadas elecciones del 20 de mayo.
Hay quienes acuden al libro Los orígenes del totalitarismo de Hannah Arendt para asegurar que el gobierno de Venezuela, al igual que los modelos totalitarios que sirvieron para esa obra, el nazismo y el de José Stalín en Rusia, se desmoronará muy pronto.
El libro mencionado describe que el totalitarismo es la perfección última del sistema autoritario. Es un sistema de masas, colectivista, cuyo único fin es lograr la supresión de todos los ciudadanos e individuos y la dominación de cada aspecto de la vida pública. Es un régimen que anda en constante movimiento y que es casi imbatible desde el punto de vista de la oposición política.
Sin embargo, hay excepciones como las de Cuba y Corea del Norte, gobiernos totalitarios que se han mantenido por varias décadas y que son modelos seguidos por el proyecto chavista ahora en manos de Nicolás Maduro.
Néstor Francia, reconocido chavista, escribió el lunes 21 sobre lo que calificó como la “victoria pírrica” de Nicolás Maduro. Comparó procesos anteriores “para constatar cómo el amor del pueblo se nos ha ido yendo como agua entre los dedos. En las elecciones presidenciales de 2013 Maduro obtuvo 7.587.579 votos, hemos perdido, en cinco años, al menos dos millones de votos, si incluimos el crecimiento del padrón. Pero hay algo peor: en 2012, cuando Chávez ganó su última elección, obtuvo la bicoca de 8.191.132 sufragios. Ayer Maduro obtuvo 2.367.404 votos menos, siendo que el número de electores previstos en 2012 era de cerca de dos millones menos que el padrón de 2018. Y vayamos, para más inri, a las elecciones presidenciales de 2006, cuando Chávez obtuvo 7.309. 080 votos. 12 años después, Maduro obtiene millón y medio de votos menos. El padrón electoral de entonces era de cerca de 16 millones de electores ¡cuatro millones menos que ayer! ¡La pérdida absoluta de apoyo popular es poco menos que espeluznante!”.
Rafael Ramírez, otro connotado chavista, escribió el mismo domingo 20 en el diario Panorama: “Hoy soy un exiliado, amenazado de prisión en mi propia patria, linchado moralmente e impedido de estar entre mis afectos, mi patria, mi pueblo. Igual o peor suerte han corrido otros exministros y oficiales del ejército. ¿Cómo pudo y por qué sucede esto a exministros, ex jefes militares, hombres de confianza del Comandante? ¿Cuándo cayó el gobierno de Chávez?
“Mi propia situación es un indicador de la descomposición del quehacer político actual y de lo que el madurismo está dispuesto a hacer para mantenerse en el poder, a costa de lo que sea. Además, es una muestra de su incapacidad para escuchar, rectificar, de su soberbia y mala intención”.
Rodrigo Cabezas, economista, profesor universitario y ministro de Finanzas en el gobierno de Hugo Chávez, en una entrevista con la BBC Mundo este jueves 24 de mayo criticó el «dogmatismo estéril» y la «miopía dogmática» de la política económica en la gestión del recién reelecto presidente Nicolás Maduro.
Señaló que el gobierno pisa sobre un piso «frágil» desde el triunfo del domingo porque “es una tragedia social que el gobierno no reconozca la hiperinflación y no convoque al país nacional a superarla. Es urgente, por razones humanas y económicas, detenerla. Si el gobierno y el Banco Central de Venezuela (BCV) continúan en la omisión, la hiperinflación puede fácilmente superar al mes de diciembre, el 60.000%”.
Hora de rectificar
El miércoles pasado, la socióloga y analista político Maryclen Stelling estuvo en Unión Radio y sobre la pérdida de votos por parte del presidente reelecto expresó: “Tiene que haber un profundo análisis de hacia dónde se fue esa cantidad de votos que perdieron, es difícil leer qué sucedió porque cuando hay abstención nadie le pregunta a la gente por qué se abstuvo, eso es algo que hay que interpretar y el gobierno del presidente Maduro está obligado a responder a la pérdida de votos en su gestión”.
Señaló que hay voces de indudable lealtad al gobierno que exigen rectificación y revisión de la gestión, lo que debería tomarse en cuenta. “Esta pérdida importante de votos y de apoyo es un llamado de atención importante en esta coyuntura electoral, la crisis de supervivencia es gravísima y se ha perdido el fervor electoral, el interés en las elecciones, porque el interés es sobrevivir”.
El diario El Mundo de España reseñó el lunes pasado la opinión de Pavel Vidal, economista cubano y ex funcionario del Banco Central de Cuba (BCC), quien estudió junto al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el caso venezolano, y considera que la inflación, la devaluación y la caída del Producto Interior Bruto (PIB), del salario real y de las importaciones son los causantes del “terremoto económico” que devasta a Venezuela.
Vidal recordó que algo parecido sucedió en Cuba durante el periodo especial. Sin embargo, la respuesta cubana fue muy diferente. «Cuba hizo reformas para dar mayor espacio al sector privado, a la inversión extranjera directa, a las remesas y al turismo en un proceso de liberalización y apertura de la economía. Venezuela ha hecho todo lo contrario, reforzando el papel del estado, nacionalizando e interviniendo».
Frente a todo eso, hay señales de que el gobierno reelecto de Venezuela está revisando su dogmatismo económico y está manejando mejor sus relaciones con el resto del país.
El martes pasado, el presidente reelecto anunció la creación de la Comisión Presidencial de Asesoría Económica que estará integrada por economistas nacionales e internacionales.
Una señal innegable es la liberación esta semana de los siete directivos de Banesco que estaban presos y este jueves, al juramentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el presidente reelecto admitió: «Hace falta una gran rectificación profunda, un reaprendizaje profundo. Hay que hacer las cosas de nuevo y mejor. No estamos haciendo las cosas bien, y tenemos que cambiar este país».
Igualmente dijo: “Hay un conjunto de personas detenidas por violencia política. Quiero que salgan en libertad y se dé la oportunidad para un proceso de reconciliación nacional, con aquellos que no hayan cometido graves crímenes”.
Una oposición a la medida
Benigno Alarcón, director del Instituto de Política de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), dijo el lunes pasado al diario La Nación de Argentina: «Creo que el gobierno va a generar una oposición legal, tolerada, cuyas principales caras serían los candidatos que participaron en esta elección, siempre y cuando se porten bien y reconozcan los resultados oficiales. Y por otro lado habrá una oposición ilegal que son todos los partidos, candidatos y líderes que hoy están inhabilitados e ilegalizados. La oposición marginada tendrá que hacerse más radical porque los medios legales de lucha como las elecciones no van a estar a su alcance».
Justamente, el miércoles siguiente se dio la visita al Palacio de Miraflores del pastor Javier Bertucci, uno de los aspirantes a la presidencia el pasado domingo, quien aceptó los resultados electorales y compartió ideas y proyectos con el presidente Nicolás Maduro, como si fueran viejos amigos.