Por Alfredo Michelena.
*El balotaje del 17 de mayo entre Iván Duque y Gustavo Petro viene cargado de muchas aristas, difíciles de sortear. Helas aquí, enumeradas una por una.
Colombia, un país polarizado políticamente, ha salido a contarse en las urnas. Se trata de resolver posiciones polémicas que podemos reducir a dos ejes: uno que se debate entre apoyar o no el proceso de paz con las FARC y el otro entre apoyar o no al castrochavismo. Pero aunque la mayoría votó por el candidato que más critica los acuerdos de paz y adversa al castrochavismo, aún falta una segunda prueba: el balotaje el 17 de junio.
Los resultados de la primera vuelta en Colombia eran los esperados: una polarización entre la izquierda y la derecha. Una vez recibidos los resultados, a pesar de la contundente ventaja que sacó Iván Duque, el hombre que adversa al chavismo, el panorama sobre lo que pasará en la segunda vuelta aún no está del todo claro. Dos temas seguirán siendo claves: la venezolanización de Colombia y los Acuerdos de Paz de La Habana.
Para los demócratas venezolanos al igual que los colombianos, un triunfo de Petro sería catastrófico por su alineación con el castrochavismo.
De Uribe a Santos
La neutralización de las FARC por el Estado colombiano ha sido un triunfo en dos etapas, que parecieran contradictorias e incluso antagónicas: la política de “seguridad democrática” de Álvaro Uribe y los acuerdos de paz de Juan Manuel Santos. El primero, con ayuda norteamericana acorraló y diezmó a la banda narcoterrorista y el segundo, manteniendo la presión militar los hizo sentarse a la mesa a negociar a riesgo de que lo perdieran todo.
Mucho se discute si no hubiera sido mejor derrotarlos militarmente y hacerlos firmar una rendición, y no la alternativa de Santos de negociar la paz que dejó muchos sinsabores. Claro, una negociación requiere que ambas partes cedan y es entonces cuando la crítica a los acuerdos de La Habana polarizan al país. Y es esa una de las polarizaciones que está y estará presente en las recientes y futuras elecciones.
La polarización
Desde el comienzo de este año, y en especial desde marzo, dos candidatos tomaban la delantera, Iván Duque, por el Centro Democrático, y Gustavo Petro, por los grupos de izquierda.
Iván Duque, abogado formado en EE.UU., representante de una línea dura contra las FARC y los acuerdos de paz, así como contra el régimen de Maduro, fue el candidato más votado en primera vuelta desde que se iniciaron este tipo de elecciones en 1994. Y el exguerrillero Petro, defensor de los acuerdos de paz y del régimen de Caracas, del cual intentó desligarse recientemente, logró la más alta votación de la izquierda en Colombia. De esto no hay que descartar a Sergio Fajardo, exgobernador y alcalde que representaba una especie de posición intermedia, quien quedó de tercero en la primera vuelta, pero a pocos puntos de Petro (2,5% de diferencia), luego de remontar su aceptación en las últimas semanas.
Esto ha generado dos tipos de aproximaciones a las elecciones de segunda vuelta que se efectuarán el 17 de junio. Una que argumenta que ahora Sergio Fajardo es el gran elector y otra que sostiene que la disyuntiva Duque-Petro favorece más a Duque de lo que hubiera sido una con Fajardo, pues la polarización favorece a Duque.
Al momento de escribir esta nota, Fajardo juraba que no sería más candidato a la presidencia y que esperaría la decisión de su coalición sobre si darían apoyo o no a algún candidato, aunque en el pasado había negado la posibilidad de aliarse con Petro. Por otra parte, también están los votos de del exvicepresidente Germán Vargas Lleras, quien llegó de cuarto (7,28 %) y que tampoco ha tomado una decisión, excepto la de decir que “no será espectador en la segunda vuelta”.
Buscando el medio
Tanto Duque como Petro deben apuntar a movilizar los votos del centro, léase Fajardo, en esta polarización y por eso ya estamos viendo movimientos en este sentido.
Recientemente Petro, quien obtuvo el 25% de los votos, ya comenzó a moverse hacia una posición central, buscando los votos no polarizados. En este sentido trata de suavizar algunas de sus propuestas más radicales. La periodista Patricia Janiot, ahora en Univisión, resume una entrevista que le hizo luego de las elecciones, en el siguiente tweet: “@petrogustavo me dice que ya no propondrá una asamblea constituyente; que no es necesario expropiar; que el régimen de Nicolás Maduro es una dictadura y agrega que en la 2ª vuelta presidencial Colombia tendrá que escoger entre la guerra y la paz”. Lo que deja ver que Petro jugará a polarizar con base al tema de guerra o paz: él representando la paz y Duque la guerra. Petro tiene que intentar doblar su votación para derrotar a Duque y tiene que conseguir casi cuatro millones de votos para alcanzar a Duque, si juzgamos con base a los resultados de la primera vuelta.
Las alianzas
Duque también salió a situarse en el medio, cuando en su discurso del 27 de mayo, dijo que no se propone “hacer trizas» el acuerdo de paz con las FARC y dejó caer que será «generoso» con los guerrilleros. En todo caso para él, que obtuvo el 40% de los votos, ahora lo importante no es tanto cambiar el discurso, sino evitar de cometer errores y buscar alianzas. El tema de campaña frente a Petro deberá ser el peligro del castrochavismo, es decir los efectos perniciosos de una presidencia de Petro para lo cual tiene el ejemplo de la vecina Venezuela.
En cuanto a alianzas, Duque desde el principio dio una apertura a Vargas Lleras y a De la Calle cuando en el mencionado discurso habló de algunas de las propuestas de ellos y dejó claro que su objetivo era unir a Colombia y que no tenía enemigos sino contendores. Estos dos candidatos son la clave para que Duque gane. Podemos elucubrar que ellos podrían aportar los dos millones de votos que sacaron, los cuales sumados a los 7,5 millones de Duque asegurarían el triunfo. Ya Duque está hablando con los liberales (De la Calle) y las posibilidades del endoso de Vargas Lleras es muy alta a juzgar por los acercamientos preelectorales y por su distancia con Petro.
La incógnita son los votos de la coalición que lideraba Sergio Fajardo. El Polo Democrático es coto de caza de Petro por sus relaciones históricas y en menor medida, por los verdes. Sin embargo, según el analista Jaime Duarte, docente de Ciencia Política de la Universidad Externado de Colombia, “los votos de Fajardo se van a ir, algunos por el voto en blanco y los demás … entre Petro y Duque, por el negativo que ambos tienen, siendo mayor el de Petro, … creo se van a inclinar más por Duque”. Además hay muchos votos de Fajardo que no se alinean con la izquierda. Fajardo mismo, para muchos analistas, se sitúa más a la derecha que los otros miembros de su coalición y tiene muchas coincidencias con Duque.
Fajardo, más allá de los partidos, atrajo mucho voto joven no afiliado políticamente. En todo caso son 4,5 millones de votos que marcarían una diferencia si fueran juntos, pero esta alianza es una de las más volátiles de las existentes. Si todos o casi todos se corrieran hacia Petro, este ganaría, pero esto es casi imposible. Más bien se puede especular que Duque llegaría al Palacio de Nariño con sus alianzas y con lo que seguramente logrará atraer de los votantes de Fajardo.
Un nuevo gobierno
En todo caso el próximo presidente de Colombia tendrá un Parlamento muy atomizado. En ambas cámaras no hay una fracción que logre obtener la mayoría.
Sin embargo un triunfo de Petro se vería enfrentado por los partidos del establecimiento, el Liberal, que llevó a Humberto La Calle, el Centro Democrático, con Duque, y Cambio Radical de Vargas Lleras. Por ahora hay que esperar como se desenvuelve el juego y qué predicen las encuestas para el balotaje del 16 de junio.
Para los venezolanos un triunfo de Duque sería muy importante por su posición contra el castrochavismo y en contra del régimen de Maduro a quien ha amenazado con llevar a la Corte Penal Internacional. Con Petro, el régimen de Caracas encontraría su mejor aliado en la región.