Por Alfredo Michelena
Lo que le ha salido bien a Maduro es doblegarnos por el hambre y la mengua, la cizaña y el “fuego amigo” que está matando políticamente más que el del enemigo.
A Maduro le salieron las cosas mal, o al menos no tan bien como quería. Trató de aparentar una disposición de negociar una salida electoral como lo exigía y exige la comunidad internacional democrática y fracasó pues la MUD se negó a avalar la farsa. Logró que algunos de los opositores participaran del simulacro electoral a fin de poder mostrarse magnánimo incluyéndolos en un “gobierno de unidad” y le reviraron. Apenas uno, Bertucci aceptó reunirse con él e incluso prestarse para mostrar que pronto vendrá ayuda humanitaria que el pastor manejará.
Prometió soltar presos políticos pero solo ha soltado 20 y ha encarcelado a otros más. Se quiso lucir con los gringos, con un “gesto de bondad” según dijo Jorge Rodríguez, y les entregó a Joshua Holt a quien Diosdado Cabello había señalado como jefe de la CÍA. Pero la respuesta del norte fue que esto no moverá su política contra el régimen ni un milímetro.
Para congraciarse, invita a los embajadores de la Unión Europea y les presenta “las bondades y beneficios de invertir” en Venezuela y le solicita “fortalecer las inversiones para la recuperación económica”. Bueno, en eso tiene razón pues hay que buscar inversiones ya que la economía sigue cayendo, pero aunque “dinero es dinero” si no cambia el modelo económico y no establece las condiciones para que esa inversión se sienta segura ese dinero no llegará. Ah, y por allí vienen más sancionados desde Europa.
También a nivel internacional los expertos de la OEA concluyeron que hay suficientes indicios como para llevar a Maduro, y a 10 de sus sigüis, como principales violadores de derechos humanos del régimen al Tribunal Penal Internacional. Ellos identificaron un importante número de casos como crímenes de lesa humanidad, entre ellos 8.292 “ejecuciones extrajudiciales” desde 2015.
Mientras tanto el país colapsa, tanto que los militares comienzan a agitarse a juzgar por el creciente número de ellos que están siendo detenidos y llevados a tribunales por conspiradores y “traición a la patria”. Millones de venezolanos emigran en una estampida que tiene a la comunidad internacional muy preocupada y en especial a los vecinos que sufren el embate de esa masiva invasión forzada por el régimen. Poco o nada hacen bien. Lo más reciente, les falla su plan de reconversión monetaria. Precavido para que no le pase lo del billete de cien, al que le dio varias fechas de eliminación y creó pánico, ahora decidió retrasar dos meses el cambio de billetes.
El número de protestas y robos colectivos sube como la espuma. Y del crimen ni los muertos se salvan a juzgar por los robos masivos en los cementerios
Mientras tanto la población está desencantada, confundida y políticamente inerte. Nada la emociona. Los intentos de los “nuevos líderes” de convocarlos a la calle han fallado. Los partidos se marchitan y solo se ve actividad allende las fronteras. Lo que le ha salido bien a Maduro es doblegarnos por el hambre y la mengua, la cizaña y el “fuego amigo” que está matando políticamente más que el del enemigo. Vienen cambios en la MUD. Ojalá los caudillotes y los cudillitos, los grupotes y los grupitos puedan mirar más allá de sus ombligos.