Por Rafael Bayed
Los venezolanos necesitamos a notables como Humberto Fernández Moran, Rafael Alfonzo Ravard, Jacinto Convit, Dionisio López Orihuela y Hugo Pérez La Salvia.
Es muy fácil en un mundo donde se acostumbra andar por el sendero ancho de las formas, el confundir a los notorios con los notables. Se les da a los primeros un estatus de personaje por el hecho de ocupar posiciones formalmente importantes aunque desde los mismos haya promovido desastres, abandonado la firmeza y confundido las cosas en aras de la comodidad de permanecer en posiciones de privilegio
Los grandes pueblos fueron y son famosos por sus hombres con visión de Estado, por su condición académica y de convivencia social, por su sensibilidad en el trato con la población. Otro aspecto fundamental del individuo es la perspectiva y su prospectiva en el desempeño de su profesionalismo, el que fuere.
Los tiempos han cambiado y con ello las sociedades. En este rubro de los procesos electorales y sus representantes electos, ha permeado bastante hoy el pragmatismo político y clientelar. Se ha dejado de lado el aspecto ideológico y de principios, e incluso se ha logrado acuñar la idea falsearía de que no afecta. Lo importante es la presencia
Así, en este tenor, han logrado escalar a instancias de poder individuos con alto grado de notoriedad en sociedad, pero de bajos perfil de ser notables.
Terminando el tercer capítulo de la obra montada para vivir del expolio de la República, a como dé lugar y con quién sea, hoy vemos el inicio de una nueva etapa, el mismo libreto con adaptaciones para la vivencia y convivencia con actores y extras del momento.
Igual que su mentor llama a diálogo, la mayoría de los políticos de la oposición democrática no caen en la atracción del canto de sirenas, al igual que otras instituciones del quehacer venezolano: Iglesia Católica, universidades privadas, organizaciones empresariales reales, representatividad auténtica del estudiantado, gremios de profesionales reales, sindicatos notables por las luchas reivindicatorias de derechos de los trabajadores y no personas manipulables o extorsionables por el tipo de empresas, fáciles de manipulación del régimen: medios de comunicación, la banca, y empresas que necesitan insumos que solo el régimen puede autorizar para su importación.
Ahí los vimos, notorios todos, pero con suma tristeza muy pocos notables, todos buscando mejorar sus intereses, pero los de la República, ni un carajo. Nadie habló del retorno del respeto de la institucionalidad democrática. Nadie habló de la restitución del Estado de Derecho y ni de la independencia del poder judicial. Nadie protestó por la flagrante violación de los derechos humanos de los presos políticos y la de todos los venezolanos por la falta de medicina.
El país, la ciudadanía, está cansada de los notorios que viven buscando imagen pública para seguir oxigenándose y mantenerse aspirando permanentemente de posiciones públicas. Los venezolanos necesitamos a notables como: Humberto Fernández Moran, Rafael Alfonzo Ravard, Jacinto Convit, Dionisio López Orihuela, Hugo Pérez La Salvia, Miguel Rodríguez Viso, Arnoldo Gabaldón…….y no notorios delincuentes que van por el erario público y hasta por los privados.