Pedro Sánchez lo logró

Por.- Roberto Mansilla Blanco/ Corresponsal en España.

-Los socialistas con Pedro Sánchez forman nuevo gobierno en España.

La moción de censura contra el gobierno de Mariano Rajoy, impulsada por el PSOE tras el escándalo Gürtel y aprobada por mayoría este jueves 31 en el Congreso de los Diputados, supone un súbito cambio de gobierno en La Moncloa a favor del socialista Pedro Sánchez, poniendo fin a siete años de gobierno de Rajoy. Una etapa, la de Rajoy, marcada por la corrupción, el desafío secesionista catalán y la aparición de nuevos partidos como PODEMOS y Ciudadanos que quiebran el tradicional bipartidismo PP-PSOE que dominó la transición. La nueva etapa, con Sánchez y el PSOE al frente, podría igualmente intuir la presunta influencia política de José Luis Rodríguez Zapatero.

Final de la era Rajoy      

Aprobada por mayoría parlamentaria este jueves 31, con 176 votos a favor de los 350 escaños del Congreso de los Diputados, la moción de censura impulsada por el líder socialista Pedro Sánchez contra el gobierno de Mariano Rajoy tras la sentencia judicial contra ex altos cargos del gobernante Partido Popular (PP) por el escándalo Gürtel de corrupción, pone prácticamente un punto final a la era Rajoy al frente del ejecutivo español.

El acalorado debate parlamentario se decantó finalmente a favor de Sánchez y del PSOE. Los votos decisivos del Partido Nacionalista Vasco (PNV) a favor de la moción contra Rajoy, dejaron en bandeja de plata al líder socialista la posibilidad de formar gobierno y restaurar al PSOE al frente de un ejecutivo que tendrá muchos retos por delante.

Con este panorama, Rajoy pasará a la historia por recibir la única moción de censura contra un gobierno que sale adelante desde la transición democrática española. Un registro que no deja de ser contradictorio e irónico, ya que cuando Rajoy ganó las elecciones en 2011 que le permitieron llegar a La Moncloa, lo hizo con la más grande mayoría absoluta desde la transición.

Rajoy compareció el jueves en el Parlamento para defender su postura de mantener en pie un gobierno con los días contados tras la sentencia judicial del escándalo Gürtel la semana pasada.

Durante la semana, ante las expectativas de moción de censura, Rajoy acusó constantemente a Sánchez de “ambiciones de poder”, reflejadas en su discurso parlamentario en el que concluyó que el líder socialista quería llegar a La Moncloa “por la vía de la moción” al saberse derrotado en las urnas, ya que “nunca ganó una elección”.

Tras su discurso, Rajoy se ausentó del Parlamento, para reunirse con su tren de gobierno y del PP en un restaurante madrileño durante varias horas. Su incomparecencia parlamentaria a primeras horas del viernes 1 fue obviamente aprovechada por el PSOE para acusarlo de “falta de respeto institucional”.

Pero el fait accompli de su caída ya era inevitable. Rajoy finalmente se presentó al Congreso a media mañana del viernes, con una declaración lapidaria: “Ha sido un honor dejar una España mejor de la que encontré”.

La clave fueron los votos soberanistas

En total, la moción de Sánchez contó con el apoyo de formaciones nacionalistas periféricas como los vascos de PNV y Bildu, de partidos soberanistas catalanes como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y PdeCAT, además de Unidos PODEMOS, Compromis y Nueva Canarias. Rajoy quedó sólo con el apoyo de su partido y de Ciudadanos. Coalición Canaria, tradicional apoyo parlamentario del PP, finalmente se abstuvo, lo que abrió aún más las compuertas a la moción de censura.

El voto a favor de la moción impulsada por Sánchez por parte de los nacionalismos periféricos vasco y catalán es significativo de las negociaciones que pueden venir a partir de ahora. Sánchez ha prometido un diálogo político con los partidos soberanistas catalanes para intentar solucionar la crisis secesionista, toda vez Rajoy pujaba por la opción de la fuerza, con una nueva aplicación constitucional del artículo 155.

Este nuevo escenario abre una compuerta a la posibilidad de que, con Sánchez al frente del nuevo gobierno, el tema de los soberanismos y del secesionismo en Cataluña y País Vasco adquiera ahora otra dimensión, mucho más proclive al diálogo. Pero la incertidumbre en Cataluña sigue siendo la tónica, aunque no debe perderse de vista que, con el final de la era Rajoy en La Moncloa, los soberanistas tienen ahora una iniciativa válida para negociar con el nuevo gobierno socialista de Sánchez.

Tanto, la primera moción de censura que prospera en la España democrática de la transición tuvo un claro color de nacionalismos periféricos, en este caso vasco y catalán. Este hecho puede resultar una clave política relevante a la hora de definir no sólo el futuro del eventual próximo gobierno de Sánchez en La Moncloa sino de los pulsos y negociaciones que a nivel estatal se lleven a cabo con las aspiraciones soberanistas en el País Vasco y Cataluña. Por tanto, Rajoy sucumbió y perdió la partida ante los votos a favor de la moción de censura finalmente acelerados por el PNV y los nacionalistas catalanes.

La votación suena por tanto a pase de factura hacia Rajoy y el PP, pero también una especie de “patata caliente” para un Sánchez que deberá hacer múltiples malabarismos políticos con las formaciones nacionalistas periféricas para mantener un mínimo de gobernabilidad. Por tanto, la era post-Rajoy deja a Sánchez atado a los compromisos políticos con los nacionalistas vascos y catalanes, cada uno con sus demandas y expectativas.

Sánchez prepara su gobierno

Para Sánchez, el momento actual es estelar en lo político. Tras recuperar contra viento y marea la dirección del PSOE en unas elecciones internas hace un año, contando con el voto en contra de los poderosos “barones” socialistas, ahora pisa la alfombra de La Moncloa. A sus 46 años, al ser investido como jefe de gobierno, intentará conciliar una nueva etapa política donde nuevos partidos y movimientos pujan por su lugar en el nuevo mapa político español.

Pero todo dependerá si los acontecimientos lo llevan a La Moncloa por la vía parlamentaria o por la convocatoria de elecciones anticipadas. Al menos la mitad de los españoles parecen decantarse con una nueva convocatoria electoral, toda vez Sánchez ya adelantó que habrá comicios anticipados, sin mencionar fecha alguna.

No deja de ser irónico que, mientras en España se finalizaba el gobierno de Rajoy tras siete años al frente del Ejecutivo, en Italia, la Liga del Norte y el Movimiento 5 Estrellas acordaran tras varias semanas de negociaciones la formación de un nuevo gobierno tras las elecciones parlamentarias de marzo pasado.

 

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