Por J. Gerson Revanales
¿Qué obligó al gobierno a liberar a Joshua Holt, habiendo expulsado al encargado de negocios y al Jefe de la sección política de la Embajada Americana, señalados ambos de los mismo delitos que acusaron a Holt?
Esta semana se dio un foro en la USB sobre “Las Fuerzas Amadas en la actualidad y en el futuro”, que ante una política exterior de quinta como el socialismo del siglo XXI, invita no ha pensar en una reconstrucción de esta, porque sobre el tremedal en que reposan las bases de la colonial Casa Amarilla no se puede reconstruir nada bueno, si no es necesaria la construcción y edificación de una nueva política exterior acorde con los nuevos tiempos, los desafíos de la nueva economía, la globalización y la integración, proceso que por cierto destruyo el para siempre eterno difunto al denunciar el G3 y el Acuerdo de Cartagena.
Quien asuma las riendas de la Cancillería tendrá que diseñar una nueva política exterior, teniendo en cuenta cuatro ejes: definir los objetivos de Estado a largo plazo, que son diferentes a los de un gobierno de turno; impulsar una política de inserción en la globalización; promover el multilateralismo y desideologizar la carrera diplomática. De lo contrario, se correrá el riesgo de no recuperar los espacios perdidos.
Uno de los puntos de plena coincidencia entre los diferentes factores opuestos al desastre “global” en el cual nos ha sumergido el desgobierno es la reconstrucción del tejido social; de la economía y del hoy aparato improductivo; pero a la par de la reconstrucción de instituciones como el BCV o la Fuerza Armada, existe también la necesidad de recuperar la deteriorada y maltrecha imagen internacional. Quienes recojan este reto tendrán que dar orden y coherencia a una política exterior apátrida entregada a los intereses cubanos, rusos y chinos. En un principio se tendrá que tomar acciones dirigidas:
a) Redefinir los principios estratégicos de política internacional, orientados al logro de objetivos específicos, como son la reinserción dentro de la comunidad internacional y volver a ocupar el digno lugar que históricamente se tuvo dentro del concierto de naciones.
b) Reorientar las relaciones internacionales hacia países y gobiernos comunes a nuestros intereses: España, EEUU, Canadá, Alemania, Japón.
c) Recuperar la imagen internacional. La política exterior es determinante para la promoción de inversiones y la calificación de lo que hoy representa el “riesgo Presidente”.
d) Redimensionar la política exterior sobre la base de nuestras capacidades e intereses. El hoy Ministro de Relaciones Exteriores ha faltado en hacerle ver al Presidente que el liderazgo internacional se alcanza desde adentro hacia afuera; es decir, con logros en la llamada política doméstica.
e) Rescatar la mística en el servicio exterior, desideologizándolo y despolitizándolo. Para el logro de las anteriores cinco acciones es necesario comenzar por tomar medidas como las de creación de un grupo de amigos para la vuelta a la comunidad internacional así como solicitar un “waiver” para revisar los compromisos financieros. Por último, en tiempos de paz, para enfrentar la guerra asimétrica la primera línea de combate es su servicio diplomático y la primera trinchera es la cancillería.