Por Ramón Guillermo Aveledo
Esperanza y una ruta para hacerla posible son nuestras primeras necesidades, podríamos actualizar así la frase del Libertador que aprendimos en la escuela.
El venezolano que por más que se faje apenas se conforman con sobrevivir. La de la cola para comprar, la del miedo, el enfermo, el que espera horas por el transporte, el que se va, el que se queda mascullando su frustración. El hombre y la mujer, viejo o joven, civil o militar. Todos necesitamos esa esperanza que se nos ha extraviado, por el empeño sostenido del poder en expropiárnosla.
El deber de la oposición es encarnar la protesta y la esperanza del pueblo. Que nuestro Estado de Derecho, imperfecto como era, esté ahora desbaratado al punto que las reglas son plastilina entre los dedos sucios del poder arbitrario, no nos releva de ese deber, porque la crisis del empobrecimiento económico y social no da tregua a la gente y amerita respuestas que el poder no está dando y no sabe, no quiere o no puede dar.
Por eso a la oposición se pide vigor y contundencia en el reclamo. Inteligencia y capacidad organizativa para articular la protesta social que brota espontánea por los entresijos de la crisis, motivada por la escasez, los precios inalcanzables, los decadentes servicios de agua y luz, el empleo precario, la inseguridad y la violencia. También para expresarla en el debate parlamentario y en los medios de opinión. Y antes, porque el corazón tiene razones que la razón no conoce, decía Pascal, sensibilidad genuina que motive a acompañarla y ponerla en el primer plano de la lucha. Sentirla para hacerla sentir.
La oposición necesita de una propuesta al país. Una promesa realizable, un compromiso. Debe unirse, claro, de eso hablamos la semana pasada, en torno a un objetivo político, el cambio, y una visión de futuro. Y en este plano hay muchas ideas, incluso los candidatos presidenciales alternativos al continuismo hicieron planteamientos que merecen estudio, habrá otros que no conozco, y como es lógico y así lo siente el país incluso cuando la crítica y le reclama, allí la responsabilidad principal también incumbe a la Mesa de la Unidad Democrática, como la opción alternativa más numerosa y más organizada.
Hay antecedentes en las “100 Soluciones para la Gente de 2009”, el “Compromiso e invitación por un Gobierno de Unidad Nacional” de 2011, los “Lineamientos para el Programa del Gobierno de Unidad Nacional de 2012”. Pero como desde entonces ha sido mucho el deterioro en la economía, la convivencia y la cohesión social así como en la institucionalidad, en 2015 en la MUD se constituyó un núcleo de profesionales muy calificados que ha trabajado desde entonces. Un grupo de trabajo de los partidos, con base en lo estudiado, dio forma al documento El mejor futuro en nuestras manos, ya visto por la Junta de Conducción y en espera de aprobación final y difusión para el debate nacional. No creo que deban tardarse, porque Venezuela necesita aliento.