Por Jaime Granda
*Mario Vargas Llosa alerta sobre importancia de la verdad y la democracia. Reciente libro muestra papel de intelectuales en actual tragedia de Venezuela.
Mientras los precios de la comida, medicinas, servicios públicos y demás artículos que los venezolanos necesitan para su día a día, siguen subiendo a precios millonarios en bolívares, los dirigentes de la oposición venezolana comienzan a reflexionar y a reconocer parcialmente sus errores.
El fallecido presidente Luis Herrera Campins hubiera dicho: ¡Tarde piaste, pajarito!!. Pero, lo que está ocurriendo es positivo, incluyendo admitir que la crisis no se resuelve de inmediato.
El diario El Universal publicó el sábado pasado la opinión de tres de los grupos opositores que aceptan la autocrítica sobre resultados inciertos.
Pedro Pablo Fernández, dirigente del dividido Copei, dijo a través de Televen, que “la oposición toda está fragmentada y la sociedad también (…) por lo que la palabra clave es la unidad, nosotros tenemos que buscar consensos, recomponerla en base a objetivos que nos unen, como salir del gobierno, recuperar la economía, incrementar los empleos y mejorar los salarios entre otros”.
Fernández señaló que es necesario llegar a un proceso de transición, que no puede hacerse “a los trancazos”, porque “no será con la violencia como se logrará la articulación con todos los sectores de la oposición que ahora están desarticulados”, pero que todos perseguimos el mismo objetivo “salir del actual gobierno” e iniciar un proceso de reconstrucción del país.
Edgar Zambrano, diputado a la Asamblea Nacional y dirigente nacional de AD, partido que forma parte de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), admitió en Globovisión: “Hemos cometido errores y lo estamos pagando caro, porque esa dispersión de la oposición, esa falta de unidad monolítica con una estrategia definida, no la podemos mostrar al país, producto de una serie de situaciones puertas adentro de la unidad”.
Zambrano considera que la diversidad de pensamiento y la pluralidad dentro de las filas opositoras es lo que dificulta graficar una política de recuperación del país y ganar la confianza de una nación que está ávida de tener una oposición unida, entrelazada, para enfrentar “las políticas nefastas del Gobierno”.
Richard Blanco, líder de Alianza Bravo Pueblo (ABP), Soy Venezuela y también diputado de la AN, considerados de la “línea dura” de la oposición, atribuye a la existencia de “agendas ocultas” que la oposición no haya tenido el éxito que pudiera esperarse.
Plantea la necesidad de establecer una alianza con diversidad “pero que exista en primer lugar el compromiso para solucionar los problemas que vive la patria y enfrentar al gobierno actual que está haciendo daño”.
Otro dirigente de ABP, su secretario general, diputado Edwin Luzardo, dijo que la MUD cae en incoherencias y precisó: “Se pueden cambiar los rótulos de las directivas, un día ‘MUD’, otro día ‘frente’, otro día ‘coordinadora’. El problema consiste en que se continúa fallando en la aplicación de una estrategia que deja de lado a un pueblo abnegado”.
Luzardo fustigó la posición de varios líderes de la oposición: “Llaman al pueblo a abstenerse en la votación, tal como lo hizo el pasado 20 de mayo, y reclaman la solidaridad internacional que ha respondido a nuestro clamor calificando de farsa la trampa electoral ejecutada por Maduro en esa fecha. Y horas después de que la OEA asume una posición histórica para nuestra lucha, algunos dirigentes de la oposición proponen celebrar un referéndum para que los venezolanos digan si fue o no una farsa lo ocurrido. Es inexplicable e inconcebible que se asuma este tipo de contradicciones”. Lo del referendo lo propuso Ecuador.
Chile y otros países han hablado claro al decir que son los venezolanos los que deben resolver la situación de su país y el secretario de la OEA, Luis Almagro, considera que no se trata de más elecciones, sino de recuperar la democracia.
Sin embargo, habrá que esperar qué decide la cúpula opositora frente a las casi seguras elecciones municipales en diciembre venidero.
El viernes 8 de junio, Voluntad Popular reemplazó al diputado por Lara Luis Florido en la presidencia de la Comisión Permanente de Política Exterior de la Asamblea Nacional por el abogado y diputado por Bolívar Francisco Sucre, quien tiene destacada trayectoria internacional.
A pesar de todas las explicaciones que hizo Florido, lo que ocurrió es que desafió a la dirigencia de Voluntad Popular y empezó a nombrar a dedo delegados venezolanos en el exterior como representantes de la diáspora, en vez de hacerlo en asambleas populares.
A pesar de la recomendación del padre de Leopoldo López en su contra, el diputado Florido dijo que seguirá en Voluntad Popular.
El pasado martes, el periodista y exsecretario ejecutivo de la MUD, Jesús “Chúo” Torrealba, dijo a su colega Vladimir Villegas en Unión Radio: ”Aquí el problema de la dirección de la oposición no es que no esté unida, sino que no sabe para dónde va” y llamó a la dirigencia opositora a tener la humildad necesaria ”para decir que nos hemos equivocado todos, que los activos de la oposición democrática todos son importantes y que no nos sigamos destruyendo ni flagelando”.
Prosiguió: ”El liderazgo que tenemos es éste, y lo que tenemos que hacer es presionar para que ese liderazgo se coloque a la altura de la exigencia del país, y nosotros como ciudadanos tenemos que aprender a exigir sin destruir”.
Torrealba enfatizó que se debe canalizar la indignación ”de tal manera que haya una sólida exigencia ciudadana para que el liderazgo se baje del pensamiento mágico y asuma la responsabilidad de liderar la transición, no de esperar que se produzca el desenlace, sino de liderar la transición”.
Destacó el rol del ciudadano en la lucha por un cambio político y puntualizó:” Tenemos un superávit de ciudadanía y un déficit de dirigencia”.
“Chúo“ Torrealba mostró preocupación por la situación actual de la alianza opositora: ”Ahora tenemos tres mini MUD, la del G4 (AD, VP, PJ y UNT), la mini MUD de Henri Falcón y la media mini MUD que comandan María Corina Machado y Antonio Ledezma”.
Señaló que si no existe una fuerza interna “disputando la hegemonía al autoritarismo” el apoyo de la comunidad internacional se diluye: “¿Quién ha dicho que la comunidad internacional sola hace milagros, si no hay una fuerza interna el apoyo internacional se disuelve?”.
Hay alarma por declaraciones del padre Numa Molina, párroco de la iglesia de San Francisco en Caracas, sobre un encuentro privado entre el presidente Nicolás Maduro y el para entonces presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor Diego Padrón.
De ser esto cierto, demostraría que las manipulaciones del gobierno han dividido hasta a la Iglesia Católica.
El cura dijo que el presidente Nicolás Maduro no rechazó la ayuda a través de Cáritas, pero pidió que no fuera utilizada la expresión ayuda humanitaria porque concretamente significa injerencia por parte de los Estados Unidos, sinónimo de invasión.
Ausencia de la verdad
El domingo pasado, el diario español ABC publicó entrevista con el escritor peruano Mario Vargas Llosa en la que advierte que hoy es muy difícil saber qué cosas son ciertas y qué cosas son mentira y pasan como verdad. Esas son las famosas posverdades de nuestro tiempo, dijo.
Agregó que los seres humanos estamos totalmente confundidos respecto a lo que hoy es la comunicación. Nos hacen pasar gato por liebre con muchísima facilidad. Sin embargo, lo peor es que hay Estados que tienen una tecnología al servicio de difundir mentiras como si fueran verdades. Y eso conspira tremendamente también contra la existencia de sociedades democráticas. La democracia se basa en que la verdad prevalezca sobre la mentira, y si la frontera entre ambas es cada vez más oscura y difusa, entonces es la sociedad democrática la que está amenazada por la entronización de las famosas posverdades.
Mario Vargas Llosa también dijo ese domingo: “Por desgracia, en el siglo XX creo que los intelectuales han dado un ejemplo de ceguera política extraordinaria. En primer lugar, por no ver cómo la realidad estaba muy por debajo de las grandes ilusiones del socialismo marxista. Y, finalmente, porque ellos han contribuido más que nadie a devaluar los principios democráticos y a presentar la democracia como la máscara de la explotación, del colonialismo, etc., algo que la democracia no ha sido nunca. Por tanto, pretender alcanzar el paraíso como se proponía el marxismo condujo, al final, a construir verdaderos infiernos en la tierra. En cambio, la democracia no espera crear el paraíso, sino que espera crear un sistema perfectible y que puede renovarse periódicamente, progresando y combatiendo cada vez con mayor eficacia todos los grandes problemas, como la educación, el trabajo y la salud. Y eso es una realidad que está demostrada por los hechos, porque las sociedades más avanzadas, menos imperfectas, son las sociedades democráticas, es decir, liberales. Es cierto que la democracia no es perfecta. Ha habido en su seno corrupción, sin ninguna duda, y eso es una realidad. Pero las democracias más imperfectas son siempre preferibles a las dictaduras más perfectas”.
Eso coincide con lo que se dice en el libro “Días de sumisión” del periodista venezolano Orlando Avendaño que trata sobre la injerencia de la Revolución Cubana en Venezuela y su relación con el surgimiento de la Revolución Bolivariana, al igual que el papel de la izquierda —y la extrema izquierda— en el desmantelamiento de la democracia venezolana.
El libro de Avendaño reseña cómo la intelectualidad venezolana, una vez fracasado el golpe de 1992, tendió la alfombra a Hugo Chávez y al castrismo para que se pudieran desarrollar con facilidad en el país.