Por Fernando Luis Egaña
Entre Almagro y Rodríguez Zapatero no hace falta mucho cacumen para saber quién tiene solidez y quién avidez.
Puede que sea una exageración, puede que no, pero pienso que el mejor amigo que tiene la causa democrática de Venezuela en el exterior, es el socialista uruguayo, Luis Almagro, secretario general de la OEA. No es un cliché. No. Es una afirmación que se funda en el conocimiento de la tragedia venezolana que ha manifestado Almagro y, además, en la disposición decidida a hacer todo lo que pueda, dentro de los límites de su responsabilidad institucional, para ayudar a Venezuela.
Debe reiterarse que Almagro conoce de primera mano a la hegemonía roja, porque fue canciller del presidente Pepe Mujica, amigo del predecesor y del sucesor, y con quien Almagro, obviamente, no comparte opiniones en lo que a la situación venezolana se refiere. Eso, me parece, revaloriza su posición y lo acredita aún más. Incluso, debe recordarse que Almagro fue colega de Maduro en la función ministerial de Relaciones Exteriores. Algo lo debe conocer.
De allí que solamente por motivos impresentables es que podría entenderse el magro apoyo que Luis Almagro ha tenido y tiene en sonoros sectores de la «oposición» venezolana. Y cuando digo «impresentables», es exactamente lo que usted, amable lector, está pensando y quizá contando… Almagro acaba de hacer público un Informe en el que se denuncian los crímenes de lesa humanidad que el poder establecido en Venezuela, perpetra a diestra y siniestra, y hasta ha declarado que Maduro bien podría ser enjuiciado en la Corte Penal Internacional.
El silencio de algunos es ensordecedor. Es un silencio cómplice, porque no puede ser ni ignorante ni tonto. Almagro es, quizás, el más activo aliado que tiene la causa democrática venezolana en el exterior, o por lo menos en el hemisferio. El que no se le secunde en el interior, y hasta se le rechace con hipócrita indignación, también equivale a un crimen de lesa humanidad. En las antípodas de Almagro, está Rodríguez Zapatero, prácticamente instalado por acá, por algo –o mucho—será…
En un reciente escrito, Tulio Alvarez señalaba lo siguiente: «No puedo terminar sin plantear una tormentosa pregunta: ¿Cuál razón existe para que, en lo interno, se haya silenciado en Venezuela el Informe de la OEA? Ayúdenme a contestarla»… No hay respuesta aceptable. Lo que contribuye a explicar, que no a justificar, que Venezuela se esté cayendo a pedazos y que no pocos de los que pretenden encabezar su conducción política, estén entretenidos con plebiscitos imaginarios o con “elecciones” fraudulentas, o con “conversas” con Rodríguez Zapatero.
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