El anunciado enfrentamiento Duque-Maduro

Por.- Alfredo Michelena.

-La victoria de Duque en Colombia, vislumbra enormes consecuencias para Venezuela. 

 

El nuevo inquilino de la Casa de Nariño debe enfrentar el problema de Venezuela, no solo por el tema migratorio, sino porque cualquier estabilización del castrochavismo en Venezuela tendrá ahora profundas consecuencias en una Colombia que salió polarizada de esas elecciones presidenciales, ganadas por Ivan Duque quien derrotó de manera brillante al candidato pro-chavista, Gustavo Petro.

Cuando Álvaro Uribe decidió denunciar a Chávez ante la OEA, no contó con el apoyo del su sucesor Juan Manuel Santos. Ahora el sucesor de Santos, Ivan Duque, pupilo de Uribe, parece venir con el firme propósito de enfrentar a Maduro. Esto no debería ser visto como un problema coyuntural,  sino como una posición estratégica para evitar que el “por ahora” de Petro  y del castrochavismo retoñen en una Colombia polarizada.

La polarización

Una vez realizada una primera vuelta electoral del 27 de mayo, donde ni  Duque con 40% ni con Petro 25%, superaron el 50% de los votos para ganar la presidencia. En esa votación se produjo una polarización que ha sido presentada como el enfrentamiento entre la izquierda y la derecha.

Para algunos analistas, Sergio Fajardo quien sacó el 24% de los votos en la primera vuelta, podía haber construido una alianza centrista con De la Calle, lo que hubiera evitado esta polarización y estaría ahora compitiendo con Duque. Pero la polarización se dio y de los 19 millones de votantes en el balotaje, con 400.000 menos que en la primera vuelta, Duque sacó  10,4 millones de votos, creciendo en casi 2,8 millones,  mientras que Petro sacó 8 millones de votos creciendo 3,1 millones. Duque superó a Petro en unos 2,6 millones de votos en la segunda vuelta.

Los términos de la polarización

Las diferencias entre Petro y Duque son variadas y entre ellas, incluyen la posición frente a las FARC, es decir los Acuerdos de La Habana y al régimen de Maduro, además de las diferencias en cuanto a la manera de desarrollar el país.  En relación a esto último, Petro tiene una visión de estado benefactor que quita ganancias a los ricos para dárselas  a los pobres con la ampliación de programas sociales. El problema como siempre es que si bien los programas sociales son necesarios, nadie quiere pagarlos, por eso el tema de los impuestos es clave.  Duque apunta a bajarlos y a orientar la producción hacia el exterior. Duque habló de promover la  producción petrolera incluyendo el fracking, a lo que Petro se opone, además de que propone apoyar el desarrollo de energías limpias.

Pero en lo que más se notó la polarización, es en el asunto de las FARC y el tema Venezuela. Petro apoya los Acuerdos de La Habana, mientras que la campaña de Duque se basó en atacar ese acuerdo, aunque para la segunda vuelta negó que su objetivo fuera “hacerlo trizas”, sino que hará «correcciones para que las víctimas sean el centro del proceso, de modo a garantizar verdad, justicia y reparación». Al respecto la FARC ripostó solicitando una reunión con Duque para que explique el significado de esas “correcciones”. Sin duda a los faracos les preocupa que Duque haya dicho que los jefes rebeldes guerrilleros que hayan incurrido en “delitos atroces”, paguen un mínimo de cárcel y no estén habilitados para ocupar  los 10 escaños que les reserva el Acuerdo en el Parlamento.

Hay más asuntos que le preocupan a Duque, como que «Ha pasado año y medio de la firma del Acuerdo y no han entregado las rutas, los socios, cómo lavaban el dinero, las estructuras, quiénes entregaban los precursores químicos…». Tampoco «No entregaron ninguna información» ni «los recursos para reparar a las víctimas».

Lo que le espera a Maduro

Con respecto a la relación con la Venezuela chavista,  el que cambió evidentemente fue Petro, quien después de defender a Chávez y a Maduro, ahora los ataca. En una entrevista dijo: “Nicolás Maduro se ha equivocado en demasiadas cosas…Venezuela … ha tenido un proceso dictatorial que no le deja espacio a la democracia. Además ha impulsado constantemente la economía basada solo en el petróleo, lo cual ha estancado la economía de ese país”.

Por su parte, Duque ha sido firme sobre el tema venezolano.  “Durante siete años este gobierno mantuvo silencio frente a lo que estaba pasando en Venezuela con esa dictadura y el año pasado tomé una decisión que me respaldaron 76 senadores de Colombia y 50 de Chile para denunciar a Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional”, dijo en campaña. Lo que está por verse es si como presidente lo hace. Una serie de dirigentes venezolanos así se lo están recordando, pero las consecuencias de que Colombia, como Estado parte del Estatuto de Roma realice esta acción inédita,  tiene consecuencias políticas que Duque tendrá que evaluar. Ellas van más allá de una simple ruptura de relaciones pues sería el ataque diplomático por vías judiciales más grave que enfrentaría el régimen y en especial Maduro y sus once secuaces.

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Hay otros problemas más, o tan graves como este. Son las relaciones del Ejército de Liberación Nacional  (ELN) de Colombia con el régimen.  A este respecto, el presidente electo había dicho  “Hay que mostrar ante las Naciones Unidas la actitud del presidente Nicolás Maduro, que es violatoria de las resoluciones de ese organismo internacional. El patrocinio y la protección de grupos armados es violar esas regulaciones”. En síntesis, anunció llevar el tema del apoyo de Maduro al ELN ante el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas. Esto nos recuerda lo acontecido en 2010 cuando Uribe Vélez hizo esa misma denuncia ante la OEA.  En ese momento Chávez rompió relaciones.

A esto habría que agregarle que las FARC tienen a Venezuela como retaguardia, ya no como aliviadero de su acción narcoguerrillera, sino como espacio donde han acumulado armas, municiones y dinero para enfrentar cualquier eventualidad ya sea para el  financiamiento de su nuevo partido, la FARC, o la vuelta a las armas como las FARC.

El narcotráfico

La producción y trasiego de drogas ha aumentado en Colombia. El número de hectáreas cultivadas ha venido creciendo desde 2012.  Entre 2015 y  2016 el  área de cultivo de coca creció un 52%:  de 96,000 ha 146,000 ha.  Para 2017 el área cultivada creció casi otro 20% para alcanzar 180.000 ha. Colombia es el principal productor de cocaína del mundo. Según la DEA en EE.UU.,“94 % de todas las muestras de droga decomisada tenía como origen Colombia”.

En este asunto la Venezuela chavista a través del Cartel de los Soles tiene un papel clave.  Y Duque está muy claro.  Para él, el régimen chavista de Maduro «tiene estructuras de narcotráfico» y se vale «de un corredor de producción de cocaína» ubicado en la frontera entre los dos países para trasvasar la droga.  Se trata de un «un corredor del narcotráfico auspiciado por el Cartel de los Soles, que está en la cabeza del gobierno de Venezuela».

La frontera común es un espacio donde se mueven la narcoguerrilla y las bancrim. En especial los disidentes de las FARC, los “pelusos”, antiguos miembros del Ejército Popular de Liberación colombiano y el ELN se refugian en Venezuela mientras cometen diversos crímenes que van desde el contrabando hasta el narcotráfico. Allí se articulan con carteles mexicanos, como el Cartel del Golfo, y otros grupos, bajo la complacencia del régimen y la complicidad del Cartel de los Soles.

“La droga sale por los estados venezolanos de Táchira y Zulia con destino a Centroamérica, con complicidad de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), que ahora es socia de la Oficina de Envigado (Cartel de Medellín), el Clan del Golfo, el ELN y la disidencia de las FARC; están encargadas de sacar la mercancía y lavar el dinero, antes solo recibían sobornos a cambio de su silencio”. Nos dice un reciente informe de la Fundación InSight Crime.

Este será otro asunto que Duque tendrá que afrontar si quiere sanear a Colombia.

 Lo que queda por hacer

En resumen el nuevo presidente colombiano, quien asumirá el 7 de agosto, tendrá que lidiar con Venezuela en al menos tres difíciles asuntos y esto lo hará según anunció no con “una actitud bélica ni belicista con Venezuela, pero sí firme». El primero, que ya hemos estudiado profusamente en otros artículos: la migración venezolana, que a su vez es producto de una crisis profunda que vive Venezuela y que Duque está dispuesto a afrontar no solo lidiando con el intenso flujo migratorio, sino con su origen, es decir la crisis interna y en esto está el asunto de la denuncia ante la Corte Internacional de Justicia.

El segundo  es el apoyo del régimen venezolano a la FARC y al ELN, que prometió denunciar ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

El tercero, muy ligado al anterior, es el combate al narcotráfico, en que EE.UU. debe jugar un papel fundamental y que en buena medida utiliza a Venezuela y se articula con el Cartel de los Soles para sus fechorías.

Se solía decir que la paz de Colombia es la paz de Venezuela. Ahora podemos decir que la vuelta a la democracia en Venezuela es la seguridad de que no solo se consolide la paz en Colombia, sino la democracia en el país vecino.

Ahora como antes, las narco guerrillas de las FARC y el ELN, transformadas o en trasformación, y sus voceros como Petro, son un obstáculo para este propósito. Por eso la reconquista para la democracia y la libertad  de ese 40% que captó Petro, es una tarea clave y en eso Venezuela juega un papel primordial.