La destrucción del transporte público

Por Jaime Granda

Panorama Político de Venezuela, por Jaime Granda. El populismo destruyó hasta el transporte.

 El martes pasado, el presidente del Bloque Unido de Transporte Suburbano, José Luis Trocel, conversó media hora con el colega Vladimir Villegas en Globovisión y mostró copia de documentos con los que desde 2003 alertaron al gobierno sobre el actual colapso del transporte público.

El gobierno no oyó y ahora nombra un nuevo ministro que debería convocar a una mesa técnica en la que participen todos los afectados por la crisis del transporte.

En esa mesa técnica deben estar los empresarios, transportistas y gobierno, ya que el 90% de las unidades disponibles están fuera de circulación. El populismo impone tarifas bajas que no cubren los costos del servicio y eso tiene que eliminarse. Trocel dijo que los empresarios están afectados porque la falta de transporte minimiza la asistencia de los trabajadores a sus labores. Eso ocurre también con las empresas del Estado.

Trocel dijo que los usuarios se hacen eco de las críticas a las viejas unidades de transporte que todavía circulan, pero deberían ver algo que qué es peor: la mayoría de las unidades nuevas traídas por el gobierno están amontonadas en cementerios por falta de repuestos.

Explicó que los transportistas están en medio de un «paro técnico», ya que la difícil situación económica imposibilita adquirir los insumos para arreglar las unidades y planteó que el gobierno debe facilitar la importación de insumos como repuestos y autopartes de las unidades colectivas o permitir que los transportistas tengan acceso a las divisas preferenciales.

Rechazó por inhumanas las llamadas “perreras” y otras unidades improvisadas para transportar gente y que ya han dejado más de 30 muertos. Igualmente dijo que los camiones militares tampoco solucionan el problema y excluyen a la tercera edad por las dificultades para subir a los mismos.

Trocel recordó que el anterior ministro de Transporte, Ricardo Molina, eliminó el pasaje estudiantil y no concluyó el supuesto programa que lo iba a sustituir.

Ahora el nuevo ministro, Hipólito Abreu, trata de remendar el destruido sistema subterráneo del Metro de Caracas, pero debe ocuparse también del transporte de superficie y abrir su mente a la necesidad de que los servicios públicos tengan tarifas que permitan su mantenimiento.

La gente que conoce el asunto advirtió que el transporte comunal anunciado el martes por el presidente Nicolás Maduro sigue siendo populismo y ata las manos del nuevo ministro para buscar soluciones ajustadas a la realidad.

La oposición

A medida que avanza la crisis humanitaria debido a la hiperinflación, crecen las críticas contra la oposición que permitió la reelección del presidente Nicolás Maduro.

El experto Pedro Alfonso del Pino afirmó esta semana que el alejamiento entre la oposición y la ciudadanía comenzó en 2015, cuando en medio de la victoria de las parlamentarias, la MUD hizo promesas que no pudo cumplir. La principal fue asegurar que durante el primer año de gestión de la Asamblea Nacional sacaría al mandatario del poder.

Análisis del populismo

Existen cátedras y explicaciones académicas que tratan de situaciones similares a lo que ocurre hoy en Venezuela y definen los remedios  por aplicarse.

El canadiense Steven Pinker, es un hombre de ciencia y de pensamiento, catedrático de la Universidad de Harvard, figura de la psicología cognitiva y un especialista en el binomio mente-lenguaje. Dialéctico  incansable e innegociable, vuelve a cargar contra los profesionales del apocalipsis. Contra los irredentos de “el mundo va cada día peor y solo nosotros podemos salvarlo”, y lo hace con su nuevo libro, ‘En defensa de la Ilustración’, en el que arremete contra los populistas y demás enemigos del progreso, según comentó el fin de semana pasado en El País de España.

En su  larga conversación con el diario de Madrid, Pinker dijo: “Cuando los países abandonan el mercado, como Venezuela, se hunden en la miseria. Ocurrió con la Unión Soviética, la China de Mao, la Alemania del Este anterior a la caída del Muro…”. Un poco más adelante dijo: “No es algo nuevo. Los populistas están en el lado oscuro de la historia. Se sienten inquietos y marginados frente a esa corriente gradual e inexorable que conduce al cosmopolitismo, la liberalización de las costumbres, los derechos de las mujeres, los gais, las minorías… Eso asusta a esos hombres blancos mayores que forman su núcleo, que apoyan a Trump, al Brexit, a los partidos xenófobos europeos”.

Luego precisó diciendo que los populistas: “Tienen en común una mentalidad tribal, la misma que conduce al nacionalismo y al autoritarismo. Sienten hostilidad hacia las instituciones, buscan un líder natural que exprese la pureza y la verdad de la tribu. Les cuesta aceptar la idea democrática e ilustrada de que el gobernante es un custodio temporal del poder, sometido a deberes y limitaciones”, y también dijo: “El populismo tiene una fuerte base rural y se extiende por las capas menos cultas de la sociedad. Pero el mundo es cada vez más urbano y educado. La generación de Trump, de hecho, desaparecerá y tomarán el poder los millennials, poco amigos del populismo”.

Pinker dejó claro que ilustración y capitalismo van juntos, pero que hay una confusión muy extendida. Muchos intelectuales entienden el mercado como el libre mercado, lo identifican con el anarco capitalismo o el liberalismo extremo. Y no son la misma cosa. El propio Adam Smith fue claro al respecto, y explicó: “Los ideales de razón, ciencia y humanismo necesitan ser defendidos ahora más que nunca, porque sus logros pueden venirse abajo. El progreso no es una cuestión subjetiva. Y esto es sencillo de entender. La mayoría de la gente prefiere vivir a morir. La abundancia a la pobreza. La salud a la enfermedad. La seguridad al peligro. El conocimiento a la ignorancia. La libertad a la tiranía… Todo ello se puede medir y su incremento a lo largo del tiempo es lo que llamamos progreso. Eso es lo que hay que defender”.

Frente a la decepción de muchos jóvenes con la globalización, dijo: “Lo primero, que miren los datos. Ni la globalización ni los mercados les han empobrecido. La realidad es bien distinta. La pobreza extrema ha descendido un 75% en 30 años. Lo segundo, no hay incompatibilidad entre los mercados y las regulaciones”.  Destacó que actualmente, cada día 137.000 personas escapan de la pobreza. Eso ocurre cada día desde hace 25 años, pero nunca merece un titular.

Más allá de los estudios de Pinker, otros han dejado claro que el populismo tiene su asiento en la limosna promovida por la religión. Los chinos siempre estuvieron más claros al respecto y aconsejaron no dar un pescado, sino enseñar a pescar. El populismo es una utilización de la limosna con fines particulares para quien la da. No es un desprendimiento desinteresado y se abusa de la credulidad de los menos favorecidos. A partir de eso, aparecen los platos de sopa, las cajas Clap y otras prebendas a cambio del voto y la sumisión. Cuando para eso se utilizan los recursos del Estado eso es corrupción. Lo demás es parte del ineficiente y fuera de la realidad debate político.

El populismo termina destrozando la producción nacional porque desestimula el trabajo, la creatividad y la responsabilidad personal. Los servicios públicos son parte de esa destrucción.

Todo eso que está ocurriendo en Venezuela fue alertado hace 20 años en el Manual del perfecto idiota Latinoamericano, publicado por Carlos Alberto Montaner, Álvaro Vargas Llosa y Plinio Apuleyo Mendoza, con prólogo de Mario Vargas Llosa.

Montaner dijo semanas atrás que cuando surgió Hugo Chávez, escribió “El regreso del Idiota”. Siempre surge una nueva hornada de populistas. Hay que admitir que son inmortales, como las cucarachas, sentenció.

Populismo y destrucción

 “La estrategia que aplicó fue errada porque se apresuró. No supo capitalizar el triunfo de las parlamentarias. Las actuaciones condujeron a la oposición a un callejón sin salida, ahora no hay liderazgo ni orientación”, señaló.

Del Pino agregó que además de desunirse, “la oposición ha cometido otro error: crear expectativas de que la comunidad internacional resolverá los problemas internos. Ningún gobierno ha caído por sanciones”, enfatizó.

Del Pino también dijo que no haber participado en las presidenciales del 20 de mayo desarticuló aún más a la MUD a pesar de que el proceso fue convocado por la Asamblea Nacional Constituyente. Resaltó que las experiencias en otros países demuestran que ninguna oposición que deje de participar en unos comicios, incluso organizados por “la dictadura”, alcanza el poder.

El politólogo Alfredo Coronil asevera que la crisis en la oposición es la consecuencia de que sus miembros hayan utilizado a la MUD para mejorar su posición económica y social, y no para convertirse en una alternativa democrática capaz de transformar al país y devolverle la institucionalidad. Considera que la alianza de partidos “pudo ser gloriosa”.

“A Maduro le tocó una oposición de segundones. Sus integrantes se corrompieron, dejaron a un lado el plan estratégico para acomodarse y se rebajaron al chavismo”, añadió.

El analista político y profesor universitario Carlos Raúl Hernández considera que “80% de venezolanos que rechazan al Gobierno no se inclinan por la oposición”. Aseguró en el diario “El Universal” que la alternativa democrática “se autodestruyó, porque en vez de centrar sus esfuerzos en función de las elecciones de gobernadores y alcaldes, prometió salir del presidente Nicolás Maduro con métodos que al final fracasaron”.