Por Rafael Bayed
Es preferible la libertad que es un mar borrascoso, que la timidez que nos embarga por preferir la calma del despotismo.
Con este régimen de 20 años de incapaces y delincuentes en el poder, los 40 años de la democracia son un malestar ante el cáncer enquistado en Venezuela.
Hugo Chávez, el chamán mayor de la corrupción, el odio, el resentimiento y la incapacidad instauró un régimen al margen de la ley. El apoderamiento de todas las instituciones de producción y administración del Estado hizo fácil el expolio de la República. Desde el 2002, Pdvsa, el BCV, Venalum, Sidor, CVG, la ferrominera, el sistema eléctrico, la Cantv y el sistema hidráulico son manejadas al antojo y sin limitación por ladrones e incapaces. Todo bajo las estrictas normas de un plan diabólico para mantener al pueblo sometido, a la clase pobre genuflexa y a la clase media sumisa.
Cuando invocó su derecho de una normativa adecuada a sus pretensiones y un grupo de lambe botas le permitieron violar una vez más la Constitución de 1961, empezó el desmonte de la República Democrática.
La aplicación de políticas ordenadas desde La Habana y la falta de moral y dignidad de muchos hombres ante instituciones democráticas dio origen a una sociedad sin moral, sin valores, sin escrúpulos y complaciente en todos los niveles.
Hoy, un descarado y desvergonzado usa y abusa de los sentimientos de un pueblo menesteroso para que a través del discurso sin sentido, populista y demagogo se mantenga en el poder.
Jóvenes ignaros, emocionados con promesas de ser grandes pero de la escoba, porque la operación chamba juvenil, una forma de despilfarro del erario público, como en las otras tantas misiones, no es más que jóvenes en vez de estar instruyéndose los tienen barriendo y limpiando calles y avenidas, obligación de las alcaldías y gobernaciones.
Una cúpula de las Fuerzas Armadas, abiertamente al margen de la Constitución, al servicio de oscuros interés trasnacionales del castrocomunismo. No hay operación que intermedie divisas, que no tenga un aceitunado o su testaferro en el negociado.
Cuando luchamos para que los militares votaran no fue para que tomaran el poder y robaran.
El colapso del país es total. No vale seguir el discurso culpando al imperio, a la oligarquía y a los políticos demócratas vende patrias para justificar no solo incapacidad sino expolio descarado.
Los órganos de seguridad del Estado no tienen capacidad de dar respuesta frente a la actividad delictiva desbordada y protegida por los dirigentes del chavomadurismo en Venezuela, muchos de estos funcionarios hasta se encuentran vinculados con grupos delictuales.
Ayer, cuando venían a Venezuela verdaderos expertos a dar charlas a profesionales y estudiantes estaban respaldados por una hoja de vida académica envidiable. Hoy, cualquier alpargatúo del régimen se autotitula de cualquier cosa sin haber elaborado una nómina, o leído algún clásico y estos son los que manejan los destinos de la cosa pública.
Ahora, más malandros, incompetentes y resentidos son los que darán ejemplo de vida a los venezolanos.
Señores, es preferible la libertad que es un mar borrascoso, que la timidez que nos embarga por preferir la calma del despotismo.