Por Roberto Mansilla Blanco
GALICIA.- El “D10S” en la grada del estadio de Ekaterimburgo. Y su sucesor, el “Messías”, en el césped buscando la clasificación. Mejores ingredientes no tenía ese dramático Nigeria-Argentina que, en la sala VIP del estadio, presenció un espectáculo patético.
Maradona siempre quiere ser protagonista. Y esta vez, no iba a ser menos. Acompañado de sus “fieles” miembros de su círculo íntimo, se apersonó a la sala VIP del estadio de Ekaterimburgo para alentar a su selección. Pero su espectáculo fue francamente vergonzoso. Con claros síntomas de haber ingerido alcohol, realizó un show impropio de un mito futbolístico. Un denigrante espectáculo similar al que realizó en Venezuela, en el cierre de la campaña presidencial de Nicolás Maduro, bailando de manera grotesca con la bandera venezolana.
Maradona rezó, imploró y agradeció a Dios por el gol de Messi. Nervioso ante el penal de Nigeria, lanzó improperios e insultos de todo tipo, balanceándose en una sala VIP donde los guardaespaldas y equipos de seguridad tenían que realizar malabarismos para aguantarlo, a fin de que no cayera de pleno hacia las gradas. Incapaz de comportarse decentemente, sus extraños gestos daban a entender que el “Pelusa” parece no abandonar viejos vicios.
Todo eso lo hizo sacándose fotos con aficionados argentinos, mostrando síntomas de ingerir alcohol y quizás otros vicios de antaño, bailando con una aficionada africana, insultando y casi en estado catatónico, celebrando la clasificación argentina. Genio y figura, Maradona no quiso pasar desapercibido, dejando imágenes rocambolescas e incluso preocupantes sobre su estado de salud.
Finalmente, Maradona fue asistido por el personal sanitario por mostrar un estado de “descomposición”. Pero en Twitter e Instagram no tardó en “tranquilizar” a sus fans. Escribió que estaba bien, que no fue recluido en ninguna clínica. Y que había “Diego para rato”.
Revelaciones preocupantes porque Maradona seguirá siendo protagonista, sobre todo tomando en cuenta que Argentina sigue adelante en este Mundial, al menos hasta octavos de final. La FIFA debería tomar nota de este comportamiento, por demás patético y vergonzoso, que enloda la reputación del fútbol mundial. Por mucha pasión y fervor religioso que muestre “El Pelusa” por una selección de la que dijo en esa sala VIP del estadio ruso que estaba orgulloso de ser “el capitán y seleccionador de Argentina” (¿?).