Por Rafael Bayed
La desestabilización de las estructuras sociales en Latinoamérica surgió cuando llegaron al poder bandoleros y asaltantes sin capacidad, que se dedicaron a expoliar la República.
Cuando la dirigencia social y política usa un verbo, en especial los demócratas, lejos del entendimiento de la sociedad vemos con frecuencia resultados ajenos a la realidad: un pueblo engañado y decepcionado, más aun cuando la dirigencia es comunista o anarquista y llega al poder a través de fórmulas democráticas. Un engaño total, perdiendo legitimidad.
Los países latinoamericanos no terminan de entender que teniendo un régimen a la casa de la imposición de una forma de gobierno aberrante, pérfida, viene la desestabilización de las estructuras sociales; por ende, en sociedades sin cultura ni formación cívica de lo que es un Estado, sus formas, un gobierno, sus tendencias, y la forma de vincular a la sociedad a la pirámide de la función pública, se cimienta el terreno para los criminales y se da aliento al populismo y a la demagogia. Un régimen forajido como el de Cuba, actuando a sus anchas no solo en el Continente Americano, sino en todo el Mundo, con la patente de corso de la protección de Rusia y China, reflejo de la guerra fría, debe ser analizada y tratada con mayor contundencia para frenar el daño que le hace al mundo tratando de imponer una forma de gobierno de principios del siglo pasado, que hoy, ni sus mentores tienen simpatía.
Hoy, festejando no solo La Habana, el triunfo de López Obrador, sino Morales, el pervertido de Maduro, Ortega quien está al borde del precipicio y la inculpada en corrupción Dilma Rouseff, el perseguido de Correa, son alegrías de tísico. La geopolítica mexicana difiere del resto de Latinoamérica, además de su propia idiosincrasia, es frontera de los gringos, los miembros de sus Fuerzas Armadas, nacionalistas, ninguno hizo un curso de adoctrinamiento de anarquía, comunismo, y terrorismo nacional e internacional.
Las concepciones democráticas deben ser más claras para responder a la sociedad y sus necesidades. La fórmula estalinista de imponer seguidores de arriba hacia abajo va contra todo principio democrático. Hay que reformular y volver a la escogencia de dirigentes vecinales, locales, regionales, representativos, conocidos y no impuestos por las apetencias de la cúpula.
Con los gobiernos a partir de 1958, en Venezuela, algunas imposiciones indebidas de dirigentes, en cuadros de gerencia política y hasta de funciones de Estado, desviaron la conceptualización de la democracia, aceptable por los comienzos del proceso de democratización. El colmo fue cuando llegaron al poder bandoleros y asaltantes sin capacidad, que se dedicaron a la expoliación.
Hoy, el cuadro latinoamericano es más claro. López Obrador sin dejar de tenerle simpatía a los asesinos de La Habana, andará con cuidado, porque ni internamente ni externamente podrá aplicar ninguna de las loqueras comunistas de principios del siglo XX. Ahora, vamos a contarnos de verdad para ver si triunfa la democracia, la libertad de expresión, el Estado de Derecho, o si se impone en Latinoamérica la tiranía, sin libertades, ni derechos humanos, ni separación de poderes.