Por.- Roberto Mansilla Blanco/ Corresponsal en España
-Qué puede pasar en el juego final
Lo que nadie se imaginaba hace apenas unos días, la final del Mundial Rusia 2018, será absolutamente inédita: Francia contra Croacia. Los galos buscan su segundo Mundial mientras los aguerridos croatas ansían ascender al Olimpo futbolístico para convertirse en un inédito campeón mundial.
El extraordinario Mundial Rusia 2018 nos dejará una final nunca antes imaginada. Francia, campeona hace veinte años en su primer título mundial, se enfrenta a una inesperada Croacia, un país independiente hace apenas 27 años de la extinta ex Yugoslavia y que ahora tiene la posibilidad de proclamarse como un inédito campeón mundial.
La final del próximo domingo 15 de julio en Moscú tiene un precedente, precisamente ocurrido hace veinte años. En el Mundial Francia 1998, los galos se enfrentaron en semifinales a los croatas, que disputaban su primer Mundial como país independiente. La victoria francesa (2-1) frenó las aspiraciones croatas de convertirse en el primer país debutante en alcanzar la final de un Mundial.
Pero esa generación 1998 de extraordinarios futbolistas croatas encabezados por el goleador Davor Suker, Prosinescki, Boban, Asanovic y Jarni ha tenido su reproducción veinte años después, en 2018, con los Modric, Rakitic, Perisic y Mandzukic. Los primeros que llevaron a Croacia, un país de apenas cuatro millones de habitantes, a una final mundialista.
El camino a la final
Francia luce en teoría favorita. Tras doblegar (1-0) a Bélgica en semifinales, los galos alcanzan su tercera final mundialista, tras el éxito logrado el 1998 como país organizador, derrotando en la final al Brasil de Ronaldo y Roberto Carlos (3-0).
Posteriormente, en el Mundial 2006, los franceses volvieron a llegar a una final, perdiendo ante Italia por penales tras igualar (1-1) en tiempo reglamentario y prórroga. Un partido que pasó a la historia por la polémica expulsión de su entonces capitán Zinedine Zidane. Por tanto, en 20 años, Francia ha llegado a tres finales mundialistas.
Croacia, por su parte, sacudió a Inglaterra contra todo pronóstico en semifinales de este Mundial 2018. Tras ir perdiendo 1-0 a los 5 minutos con un gol de tiro libre del inglés Trippier, los balcánicos no se amilanaron y remontaron con un gol de su combativo atacante Perisic a los 20 minutos del segundo tiempo. Con empate, el partido fue a prórroga, finalmente decidido por el atacante Mandzukic con un gol de auténtico ariete en la segunda parte de la prórroga.
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Con ello, Croacia, un equipo que en este Mundial ha tenido que jugar su tercera prórroga consecutiva desde octavos de final, con dos decisiones de penales incluidas en el trayecto ante Dinamarca y la anfitriona Rusia, se planta ahora en la final de Moscú para erigirse como la sorpresa máxima del mundo del fútbol.
Croacia es un país que vivió la guerra que asoló a la ex Yugoslavia en la década de 1990. Una guerra que precisamente la vivieron en carne propia figuras de esta selección como el capitán Modric, y que hoy está en la cumbre del fútbol mundial.
Por su parte, el éxito francés tiene nombre propio: su seleccionador Didier Deschamps. Fue el capitán que alzó el título en 1998 y que ahora repite final pero como entrenador. Deschamps lleva a Francia a su segunda final consecutiva en un torneo, tras el subcampeonato de la Eurocopa 2016 celebrada en suelo galo, y que fue ganada por el Portugal de Cristiano Ronaldo.
El próximo domingo en Moscú, el seleccionador galo puede emular el récord de dos de sus antecesores: el brasileño Mario “Lobo” Zagallo y el alemán Franz Beckenbauer. Este logro se resume en ser campeón mundial como jugador y como entrenador.
Zagallo lo fue con Brasil como jugador en 1958 y 1962 y como entrenador en 1970, todas ellas junto a Pelé. Curiosamente, Zagallo era el seleccionador de Brasil en la final de 1998, ganada por la Francia del capitán Deschamps.
Por su parte, el “Kaiser” Beckenbauer fue campeón mundial con Alemania como jugador en 1974 y como seleccionador en 1990. Como jugador, lo fue con la antigua Alemania Federal, y como seleccionador lo fue con la Alemania reunificada.
Ambos equipos, Francia y Croacia, llegan ahora invictos a la final. La solidez francesa se evidenció a medida que avanzaba el Mundial. Tras una primera fase titubeante, con dos victorias por la mínima (2-1 y 1-0) ante Australia y Perú respectivamente, y un empate táctico sin goles con Dinamarca, los galos sacaron lo mejor de sí en la fase eliminatoria. Despacharon a la Argentina de Messi (4-3) para luego eliminar en cuartos de final al siempre difícil Uruguay (2-0).
En semifinales, los franceses acabaron con el invicto belga de cuatro victorias consecutivas gracias a un gol de su defensor Samuel Umtiti a los 50 minutos, tras rematar de cabeza un saque de esquina.
Por su parte, Croacia también ha mostrado una regularidad basada en la eficiencia y en la garra de sus jugadores. En la primera fase, lideraron su grupo con tres victorias, tras ganar (2-0) a Nigeria en el debut y posteriormente humillar de manera espectacular a la Argentina de Messi (3-0). Después despachó a Islandia (2-1) para terminar líder de grupo.
En la fase eliminatoria, Croacia ha afrontado mayores dificultades. En octavos de final superaron por penales a Dinamarca tras igualar (1-1). En cuartos de final, el duelo fue igualmente disputado: igualaron (2-2) con la anfitriona Rusia tras tiempo reglamentario y prórroga, para finalmente ganar en la tanda de penales. En ambas tandas de penales ante daneses y rusos, su portero Subasic ha sido un artífice clave para los croatas.
La trayectoria del seleccionador croata, Zlatko Dalic (52 años), es diametralmente distinta a la de su homólogo francés Deschamps. Dalic tuvo que asumir la dirección de su equipo en plena fase de clasificación para remontar la trayectoria croata hacia la final del Mundial 2018. Un caso curioso: Dalic fue un discreto jugador que nunca fue internacional con su selección croata.
Qué puede pasar en la final
El esfuerzo y la bravura han sido las claves de esta selección croata que tuvo que superar diversas adversidades en su camino y que hoy puede decir que al menos será subcampeona del Mundo. Hasta la final del próximo domingo, Croacia ha anotado 12 goles y recibido cinco tantos. Una estadística que da muestra de su solidez y eficacia.
Por otro lado, los galos son un equipo equilibrado y racional, a diferencia de la apasionada bravura de los croatas. Hasta la final, los galos han anotado 10 goles y recibido cuatro, tres de ellos en el trepidante duelo ante los argentinos. Ello da fe de un equipo consolidado y rejuvenecido (con 25 años de media, es la selección más joven del Mundial), sustentado en una hábil combinación de juego colectivo, poderío físico e inteligencia táctica.
Si Francia es un equipo rejuvenecido, Croacia parece despedir en este 2018 a su mejor generación de talentos desde los Suker, Prosinescki y Asanovic que alcanzaron en 1998 el tercer lugar. Los Modric, Rakitic, Mandzukic y Perisic muy probablemente se despedirán de la selección en la final del próximo domingo 15 de julio en Moscú.
Por otro lado, la clave francesa ha estado en la experiencia de su portero Hugo Lloris, el buen hacer de su sistema defensivo, en particular de sus defensas centrales Varane y Umtiti, el portentoso despliegue físico de sus mediocampistas Pogba, Kanté y Mautidi, y en el ataque la sagacidad e inteligencia letal de sus estrellas Griezmann y el talentoso Mbappé, sin olvidar el oficio de Giroud y la aportación de nuevos valores como los laterales Lucas Hernández y Pavard.
Pero el artífice de los éxitos franceses en el Mundial 2018 es su entrenador Didier Deschamps, auténtico “Maréchal” que está guiando a su selección, una especie de reproduccion de la Grande Armée, a su segundo título mundial. Y a alcanzar algo que no hizo ni siquiera el propio Napoleón: conquistar Rusia, aunque sea a nivel futbolístico.
No obstante, Croacia no lo pondrá fácil. Ha demostrado ser un equipo con garra y a la altura de las circunstancias. Y que está capacitado para dar una sorpresa mundial. Quien sabe si el próximo domingo 15 de julio en Moscú estemos presenciando un inédito campeón mundial como Croacia. Un país inexistente hace poco menos de tres décadas y que hoy está en la cumbre del fútbol mundial.