Por Alfredo Michelena
Mientras en Venezuela la oposición desoja la margarita, dividida al menos en tres toletes, en el mundo internacional el régimen pierde cada día una nueva batalla.
Que la oposición sea un enjambre de intereses y posiciones no debe sorprendernos. La realidad es diferente a la historia y la historia de las películas en las cuales siempre ganan los buenos y por las mejores razones. La historia épica que nos contaron sobre nuestra guerra de independencia no se parece a la guerra real llena de divisiones, traiciones e intereses personales en juego. Hace poco me leí el libro “Todo llevará su nombre” de Fermín Goñi que novela los últimos días de Bolívar y su decepción con sus compatriotas. Murió con el mismo desengaño de Miranda cuyos conciudadanos, y en especial el mismo Bolívar, entregaron al enemigo para podrirse en La Carraca. Tristemente, luego de 200 años, parece que hemos aprendido poco.
Es lamentable que la Junta de Condominio que es la MUD se vuelva a dividir. Claro que la unidad es un desiderátum. Unidos sería más fácil enfrentar al régimen, pero me refiero a una unidad de propósito y de acción que vaya más allá de lo electoral. Dejemos claro que la condición sine qua non para sacar a Maduro es que la estructura de poder del régimen se fracture y que para eso es importante pero no indispensable una unidad. Lo importante es que en ausencia de un liderazgo fuerte, en unidad o no, cada grupo trabaje para quebrar al régimen. Y eso es lo que no se ve -aunque a lo mejor algunos lo están haciendo sotto voce como se desprende de las recientes encarcelaciones de militares por conspiración.
Ya Maduro o su canciller no se pavonean por América ni por occidente exhibiendo su poderío. Ahora viajan hacia el oriente y se pasean entre el Club de los Países Totalitarios como Rusia, China, Turquía y Togo. Nos han desoccidentalizado. El anillo de sostenimiento internacional que creó Chávez para mantener su proyecto está en crisis. La ALBA es una entelequia moribunda por ausencia de petrodólares y Unasur se desmorona; hasta sin sede se va a quedar. En el sur solo el gobierno de Evo Morales está con el régimen. Incluso Nicaragua se hace a un lado y Ecuador los desafía. Los europeos y los suizos aumentan el número de sancionados y Trump sigue blandiendo la posibilidad de una invasión. El mundo occidental, salvo minúsculas excepciones, está por la restauración de la democracia en el país.
Para este año se espera que la contracción de la economía alcance un 50 % y la inflación llegue a un 100.000 % lo que desbastará lo que queda de país. El hambre no tumba gobierno pero crea las condiciones para que esto suceda, si hay una vanguardia política que sepa hacer su trabajo.
Hemos probado todas las luchas democráticas posibles sin avances concretos y esto nos ha desmovilizado. Pero ante “la tormenta perfecta” que articula apoyo internacional y debacle económica no podemos optar por “ver el cadáver de nuestro enemigo pasar “hay que activarse para enfrentar al gobierno antes de que acabe con lo que queda de democracia y de país. Para empezar apuntemos al régimen y no a los otros opositores, démosle el beneficio de la duda, y hagamos lo que creamos que debemos hacer para quebrar al régimen. Sin ese quiebre no habrá renuncia, ni elecciones, ni golpe, ni intervención humanitaria posible.