Por J. Gerson Revanales
El viaje de Maduro a Turquía a la toma de posesión de Erdogan y los acuerdos firmados con Haití, son los últimos cartuchos de una cancillería que no sabe cómo responder a las sanciones internacionales.
El gobierno de Suiza sancionó el martes pasado a 18 funcionarios del régimen, entre los que destacan la vicepresidenta y el presidente de la Constituyente. Lo insólito de estas sanciones es que Suiza es un país que durante las dos guerras mundiales se mantuvo neutral y no se involucró en ninguna de las conflagraciones; pero en esta oportunidad -por primera vez en su historia- toma parte en un conflicto y se suma a las sanciones impuestas por la Unión Europea sin ser parte de ella. No contra Venezuela como lo hace ver el gobierno, sino en forma individual y personal contra altos funcionarios del régimen.
Frente a estas sanciones, el presidente de la ANC tuvo la brillante idea de proponer la aplicación de la reciprocidad al gobierno de Suiza y responder con sanciones similares; lo cual sería perfectamente válido y este ciudadano lo apoyaría y acompañaría a las instancias correspondientes: Corte Penal Internacional, CIDH para hacer la respectiva denuncia; siempre y cuando identifique no a 18 funcionarios del gobierno helvético; sino solo a uno que haya incurrido en alguno de los degradantes y horrendos crímenes de que son acusados los funcionarios venezolanos. De lo contrario, la reciprocidad se convertiría en una retaliación, la cual se entiende como una respuesta al margen del Derecho Internacional. En el caso de que la propuesta prospere tendría que ir contra las empresas Holcin, Zurich Seguros, Sika, Novartis, Roche, Schindler y Nestlé, lo cual agravaría la escasez de productos que por casi cien años han estado en la mesa de los venezolanos y reduciría las pocas divisas que ingresan por exportaciones de oro, cacao y ron al mercado suizo.
Traemos el caso de las sanciones por que las mismas están surtiendo sus efectos, ya que el gobierno no encuentra salida con dos juicios en la Haya en la CPI por violación de los Derechos Humanos y la CIJ por el contencioso con Guyana por el Esequibo y la única salida que tienen es ir a Turquía a la toma de posesión de Erdogan, un presidente cuestionado mundialmente por su brutalidad represiva; país con el cual se mantienen relaciones tan estrechas que durante estos últimos 19 años se han firmado solo seis acuerdos, el último en el 2012 y con Haití, país caribeño víctima de la inclemencia natural, de la clase política y de la extorsión que representa Petrocaribe para los países que como Cuba necesitan del CLAP petrolero para su subsistencia. Las presiones sobre Haití han sido tan descaradas que los últimos acuerdos firmados esta semana responden a la necesidad de condicionar para comprar su voto, pues en las últimas votaciones en la OEA se ha abstenido, lo cual significa que su voto es necesario para impedir una suspensión dentro de la organización.
No sabemos cuál será la nueva sorpresa que nos brindará el régimen. Lo que sí sabemos es que el Min PO PO RE requiere de un canciller a la altura de los desafíos de política exterior a pesar de que el Sr. Maduro pasó en vano siete años al frente de ese despacho.