Por Mitzy Capriles de Ledezma
La oposición tiene la oportunidad de reencontrarse para establecer una plataforma sólida, en la que interactúen distintos líderes.
La Conferencia Episcopal Venezolana en su 110 Asamblea Plenaria dio a conocer el pasado miércoles un comunicado en el que señala que el carácter ilegítimo y fraudulento de la elección presidencial del pasado 20 de mayo, la cual ha determinado que actualmente a Venezuela la gobierna un régimen de facto. En vista de ello, y para evitar males aún peores, exhortan a los dirigentes de la oposición a ofrecer al pueblo alternativas de cambio, y a la Fuerza Armada Nacional a mantenerse fiel a su juramento ante Dios y la Patria de defender la Constitución y la Democracia.
Se trata de una recomendación en la cual señalan el único camino a transitar para “restituir el poder soberano por todos los medios constitucionales”, y una advertencia ante la cual cabe preguntarse si es hacia allá que finalmente vamos. En tal sentido, la oposición tiene la oportunidad de reencontrarse para establecer una plataforma sólida, en la que interactúen distintos líderes; pero eso sí de una manera coherente y acompasada, y la mejor forma de lograr ese ritmo es teniendo una agenda de lucha que todos acatemos y nos comprometamos en defender, sin desvirtuar su esencia ni salirnos de lo medular, como ocurrió cuando dejamos atrás la pauta dictada por el pueblo en aquel épico acto cívico celebrado el 16 de julio de 2017.
Por ello es momento de retomar ese hilo conductor. Es el momento de respetar y honrar la memoria de los caídos, de los sacrificados, de los que se inmolaron luchando por la libertad que todavía no hemos podido recuperar, porque aún sigue la dictadura enseñoreada en el solio presidencial que usurpa, aprovechándose de las incoherencias en que ha incurrido la oposición. Una vez superada la dictadura, nos corresponde iniciar el proceso de restauración de la República, y eso implica acometer una audaz reforma institucional para contar con vigorosos entes públicos que hagan funcionar adecuadamente al Estado.
No tenemos mejor guía o brújula que la propia Carta Magna. Acatándola, respetándola y cumpliéndola, tendremos la mitad de la pelea ganada contra la crisis estructural que heredaremos de esta feroz dictadura. Es necesario iniciar un proceso para que pongamos punto final al relajo del modelo cambiario, adoptando un solo tipo de cambio soportado por un Banco Central que debe recuperar también su autonomía y prestigio, y para ello es necesaria una reforma cambiaria y monetaria.
Es indispensable comprometernos a poner cese al desorden fiscal, y para ello también será indispensable instrumentar una reforma fiscal, una reforma tributaria y una reforma comercial con nuevos aranceles y nuevos sistemas impositivos. La democracia tiene en el talento humano, dentro y fuera del país, su más espectacular activo. Si nosotros sabemos aprovechar todos los proyectos que se han venido ensamblando y canalizamos la experiencia, las vivencias y los conocimientos que se han ido adquiriendo dentro y fuera de Venezuela, no dudo que cumpliremos esa misión de restablecer nuestra República con sus instituciones para volver a tener una sociedad desandando caminos hacia la prosperidad, el progreso y la paz.