Lo bueno y lo malo del Mundial

Por Roberto Mansilla Blanco/ Corresponsal en España

-ZETA ofrece un resumen del Mundial Rusia 2018, con lo mejor y lo peor de un torneo extraordinario

Con Francia ganando su segundo título al vencer por 4-2 en la final ante la sorprendente Croacia, Zeta saca los puntos más relevantes de la totalidad del evento. El Mundial Rusia 2018 fue un éxito organizativo que, en lo futbolístico, pasará a la historia por la extraordinaria “rebelión de los modestos”. Con Francia ascendiendo de nuevo al olimpo, las sorpresas han demostrado un cambio de ciclo en el fútbol mundial. Con todo, Europa sigue manteniendo la hegemonía.

A continuación, les presentamos lo bueno y lo malo de este inesperado Mundial Rusia 2018.

LO BUENO

Francia: el triunfo del “Maréchal” Deschamps

Lo que no pudo hacer Napoleón en 1812 lo hizo el seleccionador galo Didier Deschamps en 2018: conquistar Rusia, aunque en este caso no fue en lo militar y político, sino en lo futbolístico. Deschamps igualó los récords de sus antecesores, el brasileño Mario “Lobo” Zagallo y el alemán Franz Beckenbauer: ganar un Mundial como jugador y otro como entrenador. Deschamps lo hizo en 1998, siendo el capitán que levantó la Copa, y ahora lo repitió gestionando un interesante relevo generacional liderado por Mbappé, Pogba y Griezmann. Con ello, “Le Maréchal” Deschamps le dio a Francia su segundo Mundial, igualando así en títulos a Uruguay y Argentina. En Rusia, Deschamps y los suyos tuvieron su dulce revancha tras la traumática derrota en la final de la Eurocopa 2016 ante Portugal, disputada en tierras galas. Y demostraron que la multiculturalidad y la mezcla racial funcionan como ingredientes clave para el éxito.

La épica Croacia

Este pequeño país balcánico de poco más de cuatro millones de habitantes, con menos de 30 años de vida independiente tras una cruenta separación estatal (la ex Yugoslavia) y una guerra fratricida, se erigió como la sorpresa mayúscula de este Mundial. La generación de los “hijos de la guerra”, liderada por Modric, Rakitic y Mandzukic, alcanzó el subcampeonato a base de talento, fuerza moral y garra. Su única derrota fue en la final contra Francia. Antes, humillaron a la Argentina de Messi en la fase de grupos, despacharon a la anfitriona Rusia en cuartos de final y remontaron ante la favorita Inglaterra en una épica semifinal. Sin estrellas estridentes y con mucha humildad y esfuerzo, lo de Croacia fue la confirmación del sueño de los modestos, de los pequeños que aspiran a retar a los grandes.

La rebelión de los modestos

Croacia subcampeona, Bélgica en tercer lugar, Suecia y Rusia en cuartos de final, Japón, Colombia y Dinamarca en octavos de final. Incluso la campeona Francia y la semifinalista Inglaterra entran en esta categoría. Como también las victorias mexicana y surcoreana ante la ex campeona Alemania, decisivas para la eliminación germana en la primera fase. O el empate sobre la hora que casi clasifica a Irán frente a la Portugal de Cristiano Ronaldo, y el de Islandia en su debut mundialista ante la Argentina de Messi. Los modestos, la “clase media” del fútbol, se reivindicaron en este Mundial, exigiendo brillar por cuenta propia y que su voz sea escuchada ante los teóricos poderosos. Y con ello demostrar que la igualdad se ha instalado en el fútbol mundial, que un cambio de ciclo aparentemente está por comenzar.

El incontestable dominio europeo

Las semifinales del Mundial 2018 fueron netamente europeas. No ocurría algo parecido desde el Mundial 2006. Ni América del Sur, ni África, ni Asia tuvieron representantes en la ronda final. Se impuso el poderío físico y táctico europeo, aunado a la velocidad y la resistencia así como el nivel colectivo de juego por encima de las individualidades, este último un factor visiblemente presente en las selecciones suramericanas. Europa domina cómodamente el ranking de Mundiales ganados, con doce títulos por nueve de América del Sur. Un dominio que estará garantizado al menos durante los próximos tres Mundiales (2022, 2026 y 2030).

Una fiesta segura y colorida

Cero hooligans, orden y seguridad en todas las sedes, sana diversión, mucho colorido multicultural en las tribunas, la tradicional hospitalidad rusa, la enorme educación de la afición japonesa tras cada partido, el exotismo africano, estadios modernos, con infraestructuras de enorme comodidad y avances tecnológicos. El Mundial Rusia 2018 ha sido un éxito inobjetable que echó por tierra algunas expectativas en clave catastrofista, de un país con complejas relaciones con Occidente y con escasa tradición futbolística. Este Mundial consolidó al fútbol como auténtico fenómeno de masas a nivel global, capaz de paralizar al mundo durante un mes de competición.

El debut del VAR

El Mundial Rusia 2018 asistió a la inauguración en un gran torneo del Video Assistance Referee (VAR), un recurso tecnológico que la FIFA quiere consolidar con la finalidad de dirimir las jugadas polémicas que el árbitro principal no puede interpretar con claridad. El VAR fue protagonista clave en la primera fase pero, curiosamente, pasó más desapercibido en las siguientes rondas eliminatorias, en las que teóricamente podría ser más frecuente su capacidad de intervención. Así, este Mundial ha transmitido en directo las inéditas imágenes de árbitros dirigiéndose a una pequeña pantalla cercana al túnel de vestuarios, conectando con el “árbitro del VAR” y su equipo ubicados desde una cabina en el estadio, para intentar analizar y decidir las jugadas polémicas. Y al curioso gesto manual del “cuadrado”, cuando los árbitros recibían la señal para consultar el VAR, y de jugadores presionando e instando al árbitro a consultarlo. Está por ver si este experimento se masificará y si vino para quedarse definitivamente.

¿Quién es el rey?

A diferencia de anteriores Mundiales, el de Rusia 2018 no deja un rey claro ni específico para el mundo del fútbol. Lo que sí parece evidente es el inevitable final de la hegemonía que, durante casi una década, intercambiaron mutuamente el argentino Messi y el portugués Cristiano. Tampoco brilló el brasileño Neymar, más popular en los “memes” de las redes sociales por sus exageradas “caídas” tras recibir faltas. Entre las estrellas, el croata Modric, los franceses Mbappé y Griezmman y el belga Hazard parecen los candidatos más probables a suceder a Messi y Cristiano. Ya se vio en la designación del mejor jugador del torneo y, principalmente, del Balón de Oro Balón de Oro. La incógnita ahora se enfoca en saber si cualquiera de ellos tendrá el impacto mediático y de marketing que han tenido durante todos estos años CR7 y “La Pulga”. Un curioso dominio para dos jugadores, Messi y Cristiano, que no han ganado un Mundial. En el de 2018, la máxima “a rey muerto, rey puesto” no parece estar tan definida, aunque las miradas comienzan a enfocarse en el novel Mbappé, quien a sus 19 años debutó por todo lo alto.

LO MALO

Favoritos como “tigres de papel”

Rusia 2018 pulverizó todas las quinielas y pronósticos posibles. Alemania, Brasil, España, Portugal, Argentina y Francia lideraban las apuestas. De todos ellos, sólo los galos cumplieron con las expectativas, quedando finalmente campeones. Los demás han sido unos auténticos fracasos. Los germanos sucumbieron a la “maldición del campeón” y cayeron en la primera fase. La Argentina de Messi fue una dramática caricatura que evidenció su decadencia. España y Portugal pasaron sin pena ni gloria. Sólo Brasil parecía consolidar sus expectativas pero Bélgica le pasó por encima en cuartos de final. Ningún Mundial anterior presenció una “masacre” tan pronunciada de favoritos al título.

El fracaso americano

La hegemonía europea fue directamente proporcional al fracaso americano, principalmente en el caso de América del Sur, el histórico rival europeo por el dominio del fútbol mundial. Brasil y Uruguay llegaron a cuartos de final pero mostraron ante Bélgica y Francia su incapacidad para conciliar los cambios que está experimentando el mundo del fútbol. Argentina, México y Colombia se quedaron en octavos de final, siendo más pronunciado el fracaso argentino. Los neogranadinos entusiasmaron en una épica eliminatoria con Inglaterra, decidida por los tiros penales. Por su parte, Costa Rica, sensación del Mundial 2014, la combativa Perú y la debutante Panamá, se quedaron fuera en primera fase.

…y africano también

Más notorio que el americano fue el fracaso africano. La otrora dominadora de Mundiales juveniles, la eterna aspirante a romper el molde hegemónico europeo y suramericano, hoy parece estancarse de forma irremediable. Aunque alguno tuvo su chance para clasificar a octavos de final, ninguno de los representantes africanos pasó la primera fase. Atrás se quedaron Marruecos, Túnez, Egipto, Senegal y Nigeria. Incluso, Asia parece ir superando a África en cuanto a éxito de actuaciones, como fue el caso de Japón. En África parece no quedar rastro de celebradas actuaciones anteriores, como fueron las de Camerún en 1990 y Ghana en 2010, cuando ambas selecciones alcanzaron los octavos de final. Sólo el colorido de sus exóticas y divertidas aficiones en las gradas y alguna que otra victoria (Senegal y Nigeria) lograron dulcificar levemente la amargura africana.

El Mundial “político”

Como suele suceder, la política no se divorcia del fútbol, aunque su convivencia sea muchas veces agria. Este Mundial no fue una excepción. Desde el boicot occidental al presidente ruso Vladímir Putin, al no asistir ninguno de sus invitados a la ceremonia de inauguración (finalmente remedado con la presencia del presidente francés Emmanuel Macron en la final), pasando por las provocadoras celebraciones de los suizos de origen albano-kosovar Xhaka y Shaqiri en sus goles contra Serbia, el “gloria a Ucrania” del croata Domagoj Vida tras eliminar a Rusia y la súbita aparición del grupo feminista Pussy Riot en la final ante Putin. La política ha estado presente en este Mundial, con declaraciones y acciones polémicas que han levemente empañado un espectáculo por demás exitoso. Está por ver qué sucederá en el próximo Mundial Qatar 2022, el primero que se realizará en un país árabe.

Maradona, patético “genio y figura”

A punto de cumplir 58 años, Maradona se niega a dejar de ser protagonista. En Rusia volvimos a ver su versión más patética y vergonzosa, recordando épocas y vicios pasados. Su escandalosa actuación en la sala VIP el día en que Argentina se jugaba la vida ante Nigeria dejó imágenes lamentables. Con visibles síntomas de ingesta de alcohol, y quién sabe si de estupefacientes, Maradona hizo uso de gestos histriónicos y “extásicos” sin sentido, mezclados con obscenidad. Su interminable afán de protagonismo, que constantemente ponía en alerta al equipo de seguridad del estadio, y un final deplorable, con asistencia sanitaria de emergencia, nos devolvió a épocas pasadas. La FIFA debe necesariamente tomar nota de esta lamentable actuación por parte de un mito futbolístico que, de cuando en vez, envilece su ya controvertida imagen. Como la que dio en el acto de final de la campaña electoral de Nicolás Maduro en Venezuela, bailando de forma grotesca ondeando la bandera tricolor venezolana.

El “Pibe” se niega a una retirada honrosa, y “amenaza” con seguir adelante. Como cuando declaró en esa sala VIP, prácticamente borracho, que estaba orgulloso de ser “el capitán y líder de la selección argentina”, y luego por twitter de que había Maradona “para rato”. Su “amenaza” parece ir en serio, ya que el “Pelusa” se ofreció a la Asociación Argentina de Fútbol para entrenar “gratis” a la selección albiceleste tras su “papelón” en el Mundial.

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