***El diputado a la Asamblea Nacional por Carabobo, Antonio Ecarri Bolívar advierte sobre el juego que le hacen al gobierno quienes caen en la guerra sucia puesta en marcha por el régimen para desacreditar a un político competente como Henry Ramos Allup.
Por Antonio Ecarri Bolívar
Se ha desatado una feroz campaña, nacional e internacional, contra Henry Ramos Allup y hay que revisar ¿a qué se deberá tanto odio, tanta inquina y tamaña desproporción contra el líder activo más importante de la oposición, dentro y fuera de Venezuela? La primera razón es de perogrullo: la desataron sus adversarios naturales, los que pretenden seguir gobernando Venezuela sine die, eternamente. Esa obviedad no tiene debate ni misterio alguno, porque tiene sentido y quienes hacemos oposición al régimen lo aceptamos, como lo debe hacer todo aquel que asume el camino, riesgoso y lleno de peligros, de adversar un régimen de aspiraciones totalitarias. Hasta aquí no hay misterio alguno.
Donde comienzan las extrañezas es cuando uno ve por los medios alternativos -léase twitter, Instagram, Facebook, WhatsApp, etc.- a una larga lista de nombres, casi todos seudónimos, pero que dicen ser opositores. Obviamente, no escapa a nuestra inteligencia que buena parte de esos personajes, reales o falsos, forman parte de los robots que utilizan los laboratorios de guerra sucia del régimen para pretender destruir la reputación de un líder al que temen. Lo malo es que la vieja veteranía política nos hace vislumbrar, por medio de la entretela de los mensajes calumniosos, la mano que mece la cuna de más de un “hecho el bobo” opositor. Esto último produce más dolor que rabia, al uno percatarse de que hay seres de tan baja ralea, de tan pequeña estatura moral y de tal cobardía, que se esconden detrás del seudónimo para lanzar dardos envenenados contra quien ven como un potencial rival para sus ilusas aspiraciones de gobierno utópico; y, entonces, parecen preferir a Maduro que a Henry Ramos Allup. Precedentes tenemos. Claro que allí también está el largo listado de corruptos que han medrado de este gobierno, denunciados por Henry y quienes, desde el exterior, financian la campaña. Los tenemos identificados.
No podemos dejar de mencionar un tercer grupo de agresores: los tontos útiles, aquellos que creen que es moda atacar a los dirigentes opositores porque los asumen como el desaguadero, como el drenaje de todos los males de la República, sin percatarse de que al ayudar al linchamiento moral de un líder de un partido histórico como AD, están coadyuvando con la desesperanza de todo un pueblo que busca anheloso una salida a este desastre de gobierno, que tiene buscando comida en la basura a la mayoría de los venezolanos y produciendo la diáspora más grande de la historia, desde Moisés hasta hoy.
A Henry Lisandro Ramos Allup lo conozco desde las aulas universitarias y recuerdo, vivamente, lo que de él decía y hoy sostiene el eminente catedrático carabobeño, profesor de Henry, mío y de varias generaciones de abogados venezolanos, el Doctor Hernando Grisanti Aveledo: “Quiero ver a Henry Ramos de Presidente de Venezuela por su estatura moral, por su honestidad a toda prueba y para ver echando a patadas de la administración pública a cuanto ladrón sigue allí entronizado, porque le conozco su ética y su coraje, blindados a prueba de balas, que le permitirán hacer tan riesgoso como necesario acto”. Eso lo sigue diciendo, palabras más o menos, a quien lo quiera oír allá en su modesta casa de Valencia.
Es que Henry Ramos, como todo dirigente político y a cualquier ser humano, se le conocen defectos porque todos los tenemos. Habría que recordar la admonición de Jesús: “el que se sienta libre de pecado que lance la primera piedra”; pero el camino que escogieron sus enemigos, reales o gratuitos, de entrarle por el flanco de la corrupción para tratar de descalificarlo a él y a su familia es el equivocado. Ya lo verán cuando Henry contra ataque, que lo hará muy pronto.