Por Aixa López
La recuperación del sector eléctrico en Venezuela pasa por un eventual cambio de modelo político y de gobierno.
La calidad del servicio eléctrico en Venezuela es un caos. Lo que está pasando en el Zulia es una salvajada: dejar por más de 16 horas sin servicio eléctrico a una población es cruel y lo peor es que piden paciencia y como culpan a terceros de su responsabilidad. El ministro Motta Domínguez, de verdad que no respeta. Por lo mínimo debe renunciar.
Asimismo, tenemos el caso de la Gran Caracas, la cual se mantuvo en niveles de excelencia gracias a la empresa prestataria la Electricidad de Caracas, fundada en 1895 y hasta el 2000 cuando la empresa norteamericana The AES Corporation, en una oferta pública de acciones, adquirió el 87,1 % de las acciones de la compañía eléctrica.
A principios del 2007 el gobierno anuncia la inminente nacionalización de la EDC, con lo cual la empresa privada venezolana de mayor tradición pasó a formar parte del patrimonio del Estado. Desde entonces, los venezolanos somos sometidos a la peor pesadilla que es vivir sin el fluido eléctrico, dado los constantes apagones.
Caracas ya no es “privilegiada”. Sufre apagones y bajones por la inestabilidad del sistema. Podemos decir que ninguna ciudad está blindada de sufrir apagones. El hermetismo oficial sobre cifras, números e índices del sector eléctrico, mantiene una opacidad absoluta y a duras penas esconde la vulnerabilidad energética de la Gran Caracas por el déficit de producción de energía en las plantas Tacoa, Picure, OAM y el Complejo La Raíza, trabajando a mínima capacidad por diversos motivos, que van desde carencia de materiales, herramientas y equipos, hasta la deserción de recursos humanos.
La Gran Caracas está condicionada por la situación actual del sector eléctrico nacional, el cual presenta circunstancias que solo le permiten operar a un tercio (⅓) de su capacidad instalada (34.000 MW) impactando en forma determinante la calidad del servicio eléctrico, dada la imposibilidad para cubrir la demanda eléctrica nacional actual, estimada en 12.000 MW-día, con un sistema eléctrico que dispone de una capacidad operativa, estimada en abril del 2018, en 10500 MW-día.
Esta situación de déficit se traduce en racionamientos y apagones masivos regionales producto de la insuficiencia de generación, transmisión y distribución de la energía eléctrica a los usuarios. Los trabajadores de Corpoelec decretaron que van a paro nacional porque ya no pueden con esta situación. Tienen salarios de hambre; no tienen condiciones mínimas operativas; no tienen insumos para atender la crisis. Nuestros profesionales y técnicos se van a otras latitudes porque en las condiciones actuales no pueden ni siquiera llevar el sustento diario mínimo a sus hogares.
¿Por qué la indolencia de este gobierno sordo sigue llevando a más y más compatriotas a tener que unirse a la diáspora? ¿Acaso no tenemos la voluntad de reconstruir este hermoso país y llevarlo a ser una nación de avanzada con el talento de todos los venezolanos? Tenemos lo suficiente en cuanto a recursos naturales y sobre todo en capacidad de nuestros congéneres para lograrlo.
Nuevamente, el llamado es a las autoridades nacionales a que se pongan la mano en el corazón y dejen de lado sus rencores hacia el pueblo y por primera vez en 20 años de destrucción del país hagan los esfuerzos para empezar a llevar calidad de vida a todos los venezolanos.
@aixaconcejalccs