Por Jaime Granda
Oposición sigue dividida y cayendo en el juego del Gobierno
El panorama político de Venezuela se enreda cada vez más y los medios al servicio del proyecto político llamado chavismo van ganando la oferta ante un público confundido y a su merced para ser manipulado.
El chavismo, por ejemplo, despertó mil expectativas antes del IV Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y luego puso a un lado todas las críticas a Nicolás Maduro y su grupo gobernante, lo que llaman “madurismo” pese a que la reacción del pueblo son las protestas en todo el país y en todos los organismos de la administración pública.
Una de las ofertas del chavismo antes del congreso del partido base del Gobierno, fue un debate sobre los problemas del país y recopilar recomendaciones sobre el problema económico.
Pasó el congreso del PSUV sin que la hiperinflación haya sentido alguna medida en su contra y en cuanto a los deteriorados servicios públicos, el discurso es el mismo y siguen buscando los supuestos saboteadores, pero no investigan todos los recursos aprobados para esos servicios que nunca llegaron a donde debían llegar, o llegaron como plantas o instrumentos obsoletos, comprados a través de Cuba con sobreprecios y sin garantías ni repuestos.
Varios medios, algunos chavistas disidentes y hasta el presidente saliente de Colombia, Juan Manuel Santos, hablan del fin de la dictadura de Maduro, pero otros advierten que eso es parte del juego. Así pasó en Cuba con Fidel Castro cuyo final era la profecía más repetida cada año y así pasaron seis décadas.
El diario El País de España, por ejemplo, planteó el domingo pasado que Maduro sobrevive y Venezuela agoniza y el comienzo de la nota es contundente: “Todos en Venezuela pronuncian la palabra ‘cambio’. Esa necesidad, que unos entienden como el fin del régimen de Nicolás Maduro y otros como simple giro en la economía, está detrás de cada esquina, en un mercado de Caracas, en la cola de un banco, en las camionetas con remolques abarrotados que, a falta de autobuses, llevan a los trabajadores a casa. Pero el cambio nunca llega”.
La nota prosigue: “La brutal represión social, el desastre económico y una hiperinflación insoportable han extendido un sentimiento de hartazgo que aún no ha estallado por la dependencia de los subsidios que mantienen bajo el yugo a las clases populares y porque la prioridad de millones de venezolanos consiste en abastecerse y conseguir comida”.
La nota del diario español incluye este detalle: “Caracas, donde rige una dolarización encubierta, ofrece un repertorio de imágenes de sangrante desigualdad. El jueves pasado, el centro comercial Tolón de la urbanización Las Mercedes parecía la puesta en escena de un sistema perverso. Entre los comercios vacíos, con la excepción de algún salón de belleza y peluquería, decenas de personas esperaban para sacar dinero en algún cajero. Solo en la cola del Banco de Venezuela había 21 clientes a la una de la tarde. Los límites fijados para retirar efectivo les hubieran dejado muy lejos del precio de unas zapatillas de una popular marca deportiva, alrededor de 70 salarios mínimos.
“Todos esperan un desenlace sin conocer el guion. ‘La situación actual es de muy alta incertidumbre. No tiene ningún escenario posible con alta probabilidad de ocurrencia. Hay muchos escenarios. Uno es de una transición acordada entre un sector de la oposición y el chavismo o una transición chavista’, avanza el analista Henkel García, director de la consultora Econométrica”.
La oposición
Varios medios del extranjero han publicado notas sobre el extraño comportamiento de la mayoría opositora que desaprovecha lo que parece el peor momento del llamado madurismo.
Uno de esos medios citó a Félix Seijas Rodríguez, director de la firma Delphos, hablando sobre las miles de protestas que ocurren en toda Venezuela por reclamos sociales y por mejores salarios por parte de los organismos del Estado. El analista planteó sobre esa situación que “si no hay una estructura con estrategia clara y liderazgo sólido que la canalice, lo más posible es que termine en una mortandad grande controlada eventualmente por el régimen”.
Los gremios no quieren que la dirigencia política participe en sus luchas por mejores condiciones laborales, pero algunos dirigentes están buscando gente que los siga en protestas callejeras que pueden terminar mal. La máxima dice que es muy difícil un cambio político sin una dirección política, pero si esa dirección toma la ruta equivocada, puede ser peor.
Llamar a protestar contra el posible aumento del precio de la gasolina será una buena excusa para el gobierno para apretar más su control contra aquellos que quieren y necesitan llenar los tanques de sus vehículos.
El ex rector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), el padre Luis Ugalde, ofreció el fin de semana una entrevista al diario argentino Clarín en la que propuso una estrategia de tres elementos que la dirigencia opositora debería aplicar, a pesar de las divisiones y la falta de influencia en la población. Estos tres elementos serían coherencia, unidad y presión.
A consideración del jesuita y sociólogo, ”la población está esperando que se unan otros tres elementos”, es decir, la oposición, los empresarios, la iglesia y además los profesionales, los sindicatos, los gremios.
El padre Ugalde dijo que aunque la dictadura de Maduro ha encarcelado a más de 300 oficiales y generales, ante rumores de levantamiento, quedan otros 2 mil generales ejerciendo libremente. “Evidentemente el gobierno sabe que los militares lo quieren sacar y tiene miedo y el régimen cubano lo sabe. En los cuarteles hay un malestar terrible”, precisó.
Agrega que solo se deben unir las “fichas”, debido a que la presión de calle y la internacional ya están, pero “todas estas fuerzas tienen que articularse”. Etapa en la que la dirigencia opositora jugaría un papel importante.
Un posible escenario
Frente a todo ese panorama y con la negativa de AD, UNT y otros partidos políticos a renovarse ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) y a participar en los procesos electorales pendientes, no es descartable uno de los tres escenarios planteados por el periodista argentino Andrés Oppenheimer, quien recordó el caso de Zimbabue.
Recordó que esa nación sufrió una hiperinflación similar a la de Venezuela en 2008 y eso “muestra que el dictador venezolano podría permanecer en el poder durante varios años si dolariza la economía” y precisó que “al igual que Maduro hoy, el dictador izquierdista de Zimbabue Robert Mugabe enfrentó una hiperinflación en 2008, pero salió de la crisis dolarizando la economía y creando un supuesto gobierno de unidad nacional”.
Oppenheimer destacó que el mandatario africano convirtió al líder opositor Morgan Tsvangirai en su primer ministro e “incluyó a otros opositores en su gabinete. Eso lo ayudó a desinflar las críticas internacionales a su régimen, a pesar de que mantuvo el control total del Gobierno y le quitó al primer ministro todos sus poderes”.
En conclusión, hay muchas contradicciones en uno y otro bando.