El populismo independentista

De «populista y mesiánico» califican algunos de los antiguos seguidores de Puigdemont que han comenzado a saltar del barco independentista que dirige, ahora desde la llamada  Crida Nacional per la República, la plataforma de Puigdemont que llegará a partido político en los próximos meses y que, para algunos militantes del PDeCat, como Oriol Vidal-Berraquer, es “un movimiento populista, alrededor del liderazgo inequívoco y mesiánico de Puigdemont y de la autoridad moral de los presos, con discurso de un nacionalismo fuerte con grandes arengas pero sin proyecto alguno de país. Un proyecto pensado para atraer los votos de ERC y de los miembros de la ANC, engañando sobre sus intenciones reales y sin ninguna vocación de convencer a nadie que no esté ya convencido de las bondades de la independencia”.

Esa mism línea es que venían siguiendo varias de las figuras más conocidas del independentismo, como Santi Vila, exconsejero de Artur Mas y Carles Puigdemont, o Germà Gordó, antiguo secretario del Govern y consejero de Justicia con Mas. O, anteriormente, Antoni Fernández Teixidó y  dirigentes de CDC, que abandonaron la formación para integrarse en el movimiento Lliures, de corte nacionalista no independentista.

¿Por qué Puigdemont ha perdido apoyos?

Puigdemont. / FOTO: Reuters

Las razones de estos políticos catalanes para desligarse de la línea de Puigdemont, son similares: el abandono de la centralidad, el posicionamiento radical y extremista y la apropiación de una ideología que no era la del partido Convergència, el cual fue dinamitado desde dentro por los que no habían podido tener poder cuando era un partido poderoso pero que, en cuanto la cúpula política fue barrida por el tsunami independentista y los escándalos de corrupción, aprovecharon para hacerse con el control.

Vidal-Barraquer asegura que muchos de los que siguen a Puigdemont solo tienen una “única razón de estar en política: la independencia de Cataluña”. La amenaza vino dada por la capacidad del expresident de dinamitarlo todo, “haciendo peligrar alcaldías, cargos y proyectos en los cuadros del partido. La amenaza en política puede ser elegante o no serlo. Puigdemont no ha sido especialmente elegante”.

Ante el nuevo rumbo del PDeCAT hacia su disolución, Vidal-Barraquer asegura que la estrategia que se plantea ahora “es como volver a 2012. No hay absolutamente nada que de respuesta al escenario pos 1-O o 27-O. ¿O es que hay alguien que se cree que esto de ‘hacer efectiva la república’ es más que una frase hecha?”.

Por otro lado, fuentes cercanas al expresident, han declarado en algunos medios españoles que Puigdemont “solo busca un pacto personal con el Estado español. De todos los protagonistas del actual escenario, posiblemente solo haya uno que crea en la posibilidad de una república: Quim Torra”.

Lo que dicen las encuestas

Según el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), sólo un 46,7% de los catalanes está a favor de la independencia, un margen de apoyo que baja tras la etapa soberanista y polémica de 2017.

Además, el sondeo se realizó recientemente, aún con los ecos de que la Generalitat estaba intervenida por el Estado a través del artículo 155 de la Constitución, por lo que es presumible que ese margen de apoyo a la independencia haya seguido disminuyendo con la nueva etapa, con Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno.

En abril, aún con el 155 en marcha, los catalanes que apoyaban la secesión eran el 48% del total. En octubre, después del referéndum soberanista del día 1, los que querían la independencia era un 48,7%. Es decir, con Sánchez en Moncloa han bajado casi 2 puntos los apoyos a la secesión del Estado español.