Por.- Alex Vallenilla
– La producción de bienes en Venezuela no está anclada al precio del petróleo, por lo tanto no es posible anclar los precios de bienes con escasa oferta.
En medio de la desesperación por la falta de recursos, la crisis política, social y económica que arrasa con todo el país, el mandatario Nicolás Maduro realiza una arriesgada apuesta para intentar sacar a flote la economía venezolana, hundida en hiperinflación, escasez de bienes y servicios, emisión de dinero para cubrir el déficit estatal, con default selectivo, un aparato productivo con apenas 20% en funcionamiento y una empresa petrolera, única fuente de divisas del país, perdiendo producción y siendo entregada a empresas transnacionales, sobre todo a la rusa Rosneft. Los anuncios de Maduro, son lo más parecido a una apuesta de casino.
Maduro ha fijado los precios de los bienes y servicios a un tipo de cambio que va ligado a una criptomoneda, el petro, de la cual no se tiene conocimiento sobre su comercio. Esta criptomoneda a su vez está respaldada por barriles de petróleo, de un bloque de la Faja del Orinoco. Lo anterior significa que en la teoría planteada por el Ejecutivo, los precios de los bienes quedan sujetos a las variaciones del precio del petróleo. Aunque esto sería de manera artificial, porque la producción petrolera de Pdvsa no es capaz de mantenerse o seguir en producción y un barril de petróleo en el subsuelo tiene un valor distinto.
Según lo que plantea Maduro, un producto determinado en el mercado, que tenga un precio de 500 bolívares soberanos, al estar anclado al petro y este al precio del barril de petróleo, tendría variaciones en divisas directamente, según lo que cotice el crudo. Es decir, si el petróleo se mantiene en 60 dólares, el producto en venta no tendría por qué variar en bolívares soberanos, al menos así es en la teoría que expone el mandatario. El problema comienza con la volatilidad de los precios de las materias primas. Si el precio del barril cayera a 40 dólares, se perdería 33% del valor del precio del hidrocarburo, lo que pasaría igual al petro y el anclaje tendría que obligar que el producto en cuestión se tuviese que reducir a 333,33 bolívares soberanos.
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Lo anterior es técnicamente imposible, puesto que en Venezuela no existe una infraestructura o plataforma tecnológica que permita una actualización de precios de todos los bienes y servicios al menos diariamente según varía el precio del petróleo. Otro problema es que la producción venezolana no está anclada a los precios del petróleo, es decir, esta no sube, si sube la renta petrolera, o tampoco cae si ocurre caída de precios, por lo que la oferta y demanda de bienes y servicios queda fuera de este sistema y se hace incompatible con la fijación de precios con este método. La escasez que hay en el país no permite reducir precios, ya que esto es uno de los fundamentos de la hiperinflación, la productividad apenas se ubica en 25% y la poca oferta hace que los precios se mantengan en aumento independientemente de lo que ocurra con el precio petrolero.
El Ejecutivo realiza una arriesgada apuesta, disponer de los salarios mínimos de manera anclada, tiene el mismo efecto. La administración Maduro tendría que salirse de su plan y mantener la emisión de dinero para sostener los montos de los salarios mínimos en caso de que el precio del petróleo caiga. Lo que anunció el mandatario es una forma de apalancamiento sobre un valor que finalmente terminará variando y que debido al exagerado incremento del salario mínimo, si el precio del crudo se mueve a la baja en una proporción importante, el plan se derrumba.
En el orden político, el oficialismo da pasos inciertos con esa propuesta económica. Los principales países productores de petróleo son Estados Unidos, Arabia Saudita y Rusia, son los que actualmente definen el precio del petróleo y entre estos hay acuerdos de mantener los precios a raya, en mínimos de 50 dólares y máximos de 80 dólares, además los árabes han confirmado cubrir los mercados que pierde Venezuela. De manera indirecta, el plan económico de Maduro depende de lo que decidan las potencias petroleras en política de precios, se pone en manos de los países que dominan la materia prima con la que pretende respaldar al petro y al bolívar soberano.
El plan de Maduro para reconducir la economía, sólo ha tenido un aspecto que se puede interpretar como una salida a la que no se tuvo más remedio y es que luego que se eliminaran los ilícitos cambiarios y que el precio de la tasa de cambio del dólar tendrá una base inicial de 60 bolívares soberanos, que es equivalente a 6.000.000 de bolívares: es reconocer el precio del valor del dólar en los mercados libres, del tan criticado Dolar Today, cuya tasa será ahora publicada por el Banco Central de Venezuela (BCV) oficialmente, el mandatario dijo que habría una fluctuación diaria, posiblemente aludiendo a un mercado menos intervenido, aunque la mayoría de los economistas y analistas son escépticos con esto.