Dos horas y media han estado reunidos el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el Presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra el pasado 9 de julio, hace casi dos meses. Durante el encuentro hubo reconocimiento mutuo como interlocutores legítimos, reconocimiento del problema político y unanimidad en la necesidad de buscar una solución política a la tensión evidente entre Cataluña y España. Pero hay una clara diferencia de términos entre ambos gobiernos: Torra sigue hablando de autodeterminación y Sánchez de autogobierno. Aún así “se ha iniciado un camino”, dicen en la Moncloa; “vamos por líneas paralelas, está por ver si convergen y cómo”, replican en la Generalitat.
Pero ese fue el primer paso, luego todo ha sido idas y vueltas que han pasado por otro rifi-rafe entre los independentistas y el Estado: Poco más de un mes después, el 17 de agosto pasado, cuando la capital catalana rendía un merecido homenaje a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils hace un año, el president saltó a declarar la guerra a España. «Estamos más fuertes que nunca y decididos a llegar a la República Catalana», aseguró antes de abrir fuego: «En el acto de hoy en Barcelona faltaron muchos amigos nuestros, unos están encarcelados y otros exiliados. Nosotros no nos tenemos que defender de nada. Tenemos que atacar al estado español. Luchamos por un país que se basa en la democracia y no vamos a parar hasta que lleguemos a la República», afirmó vehemente.
Acto seguido, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, ha respondido a Torra que «con una frase inaceptable no se ataca al Estado español» y ha defendido que «el Gobierno sabe en tiempo y en forma cuáles son sus obligaciones constitucionales. Y, dicho esto, a las derechas españolas, que están absolutamente en un discurso radical inentendible, les pediríamos que le hagan oposición al Gobierno, pero que no le hagan oposición a España y a los problemas que tiene España», increpó.
«Se puede entender la radicalidad, lo que no se puede entender es la falta a veces de lealtad y altura de miras para hacer política con los problemas de nuestro país», ha declarado la vicepresidenta, quien ha añadido que «al Ejecutivo, por ejemplo, le preocupa la inactividad del Parlamento de Cataluña». A su juicio, «el president Torra prácticamente lo que hace es atacarse a sí mismo cuando tiene un Parlamento que va a estar, por razones inentendibles, inactivo», expresó la vicepresidenta.
Visto lo visto, es natural que surja en la población del conjunto de los españoles, la duda razonable de si de nuevo la relación entre la Generalitat y el Gobierno español vuelve a quedar en punto muerto o, peor, retrocede. Ante esto, Calvo ha asegurado que «el Gobierno habla por obligación y, además, por convicción con todos los gobiernos autonómicos. Con el de Cataluña, lo único que hemos hecho es volver a recuperar la normalidad que se había perdido. Hemos estado durante años diciendo todos en la vida política y cívica del país hace falta diálogo, capacidad de encontrarnos, de salir con acuerdos cumpliendo la Constitución y las leyes», manifestó.
En definitiva, lo que queda es seguir con lupa los pasos siguientes que darán unos y otros en el difícil camino de una relación que está rota, y por ende que requiere una inmediata y sólida reconstrucción, por el bien de todos los españoles.