El hoy de EE.UU. y Venezuela

Por Jaime Granda

***Ambos países tienen ahora a gobernantes con comportamientos similares, más allá de sus relativas ubicaciones en las irreales parcelas políticas de izquierda y derecha, de sus orígenes, formación profesional y condición social.

André Gide lo dijo y Rafael Poleo lo recuerda en su columna: “Todas las cosas son ya dichas; pero como nadie escucha, hay que volver a empezar siempre”, y eso vale con lo que se ha dicho sobre eso de las parcelas  de izquierda y derecha en el mundo de la política.

Es algo tan relativo como su origen. Eso comenzó durante la revolución francesa como referencia a qué lado de los espectadores se sentaba el grupo que defendía la monarquía y los contrarios en el Congreso. Eso es tan relativo que cuando dos personas se colocan frente a frente, aunque sean del mismo bando, el lado izquierdo de uno coincide con el lado derecho del otro. Sin embargo, millones de personas siguen viviendo esa relatividad ajena a la realidad.

Lo que está ocurriendo en Estados Unidos y en Venezuela es una demostración irrefutable de que los extremos se tocan o son lo mismo. Supuestamente el electo como presidente en Estados Unidos es un derechista consumado, además de empresario exitoso. El electo en Venezuela es un seguidor de Fidel Castro sin acumulación de bienes ni conocimientos, hasta llegar a la cúpula.

Uno nació en Nueva York y el otro no se sabe exactamente donde, pero lo importante es que ambos tienen coincidencias en cuanto al desempeño del poder y la ilegitimidad de su acceso al mismo. Las circunstancias de sus gestiones y las investigaciones abiertas en gran parte del mundo sobre sus actos tienen muchos parecidos.

Sus problemas dentro de sus países y de sus propios grupos políticos no dejan de tener coincidencias y si vamos más allá pareciera que fueron escogidos para algún proyecto mundial por ser muy manipulables para convertirlos en instrumentos de algo que parece venir de muchos años de gestación para toda América.

En todo caso, esas similitudes desmontan que haya diferencias entre los supuestos izquierdistas y los supuestos derechistas. Son humanos, son seres imperfectos, como todo humano, pero en el caso que comentamos ambos pecan de soberbia. El norteamericano tiene credenciales universitarias y dinero producido por su familia. El otro ni lo uno ni lo otro y sin embargo ambos se comportan con igual pretensión de estar por encima de todos los demás porque las circunstancias los elevaron al máximo lugar de esos países.

Ambos acumulan cada día mayor rechazo de sus pueblos y parece que tendrán finales muy parecidos ante la justicia.

Regresando a lo planteado por André Gide. Realmente “Todas las cosas son ya dichas; pero como nadie escucha, hay que volver a empezar siempre”. Más allá de sus irreales posiciones ante la vida, ambos personajes incurren en lo que también hemos repetido en otras columnas: son muchos los que tienen tareas pendientes con el manejo del tiempo, el dinero y las pasiones. Ambos personajes derrochan el tiempo en cosas triviales como ser comentaristas en las redes sociales. Uno no ha podido aprender a manejar el dinero y ambos tienen serios problemas con el manejo de las pasiones. También hay que repetir aquello de que “Dios los cría y ellos se juntan”.

@jajogra

 

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