Por Leopoldo Puchi
***Ya se habla de una posible intervención militar en la que pudieran estar comprometidos Colombia y Estados Unidos.
Desde el momento en que otros Estados han tomado la decisión de involucrase en la política venezolana de una manera directa, que va mas allá de las opiniones que puedan emitirse sobre puntos de vista contradictorios o de observaciones sobre el desempeño del Gobierno en determinadas políticas internas, se ha generado una particular situación conflictiva.
Lo específico de la circunstancia es que varios Estados se han propuesto cambiar al gobierno del país, lo que ha generado un conflicto de carácter internacional. Ya se habla incluso de una posible intervención militar en la que pudieran estar comprometidos Colombia y Estados Unidos.
Como se sabe, los conflictos internacionales obedecen sobre todo a intereses de orden geopolítico y muy poco a divergencias sobre otras materias, en particular cuando se expresan en una dimensión militar. Ese ha sido el motivo de las grandes conflagraciones mundiales y el de la mayoría de las guerras de menor intensidad. Sin embargo, lo establecido por la legislación vigente es que esas tensiones entre países sean procesadas por medios pacíficos, sin que se recurra al uso de la fuerza.
El conflicto internacional en el que está involucrada Venezuela no escapa a esa realidad y tiene que ver en lo esencial con su separación del área de influencia a la que había pertenecido por décadas. Si no existiera esa condición, la controversia existente sería de otro orden y muy diferente.
En la trama que se ha creado, hay que prestarle especial atención a la presencia de Colombia en el conflicto, porque tiene intereses geopolíticos específicos en relación en Venezuela. De resultar vencedora una coalición de la que haga parte, bien sea por la vía de sanciones y presiones, o por un enfrentamiento armado, se debilitaría la posición de Venezuela sobre diferendos territoriales y casi de forma inevitable el empresariado colombiano y su red productiva coparía lo que se ha denominado “la reconstrucción”.
Los compromisos adquiridos y las compensaciones que genera todo conflicto armado colocarían a Venezuela y en particular a las nuevas clases dirigentes, económicas, políticas y militares, en una condición de minusvalía y hasta de subordinación.
El involucramiento de Colombia de manera activa tiene que ver con su rol político y militar en la región, pero al mismo tiempo cuentan los intereses económicos. Como han señalado varios ministros de ese país, Colombia quiere ser el gran exportador de mercancías y bienes de capital y participar en la industria petrolera y la explotación del oro.
Esa presencia activa de Colombia en lugar de ayudar a los factores de oposición, lo que hace es obstruir las posibilidades de su desarrollo y es un obstáculo para cualquier negociación entre las partes internas en función de los cambios que se necesitan, ya que es difícil que en Venezuela se acepte un potencial tutelaje de la clase dirigente y gerencial de Colombia.