Por J. Gerson Revanales
***Gracias a la madre patria de España, aquí todo el mundo tira flecha o toca tambor.
Este jueves 12 de octubre se celebrarán 225 años de la llegada de los españoles a nuestra américa indígena y 14 años de que unos salvajes inadaptados derrumbaron la estatua de Cristóbal Colón en uno de los parques tradicionales de la ciudad, los Caobos. Lamentablemente, el almirante Cristóbal Colón nunca supo verdaderamente que había encontrado un nuevo mundo: lleno de vida, de recursos naturales, de esperanzas y oportunidades para los secundones y desheredados que le acompañaban en su aventura.
Su llegada con el grito de Triana: ¡Tierra, tierra!, dio pie al genocidio, la expoliación y el saqueo que según el indio Evo Morales Ayma con dos apellidos españoles: el Morales, proveniente de Cantabria y Ayma apellido catalán, en un discurso ante los Jefes de Estado de la Comunidad Europea, les enrostró el derecho de los pueblos originarios de reclamar no solo pagos e intereses, si no la devolución inmediata de 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata, llegados a San Lucas de Barrameda entre el año 1503 y 1660, según consta papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma en el Archivo de Indias
De la triste intervención del señor Morales, de la cual bien pudiera ser cierta su contabilidad de lo sustraído por el sanguinario de Cortez, el bárbaro de Pizarro y el tirano Aguirre (quien dio origen a la famosa leyenda del Dorado en los territorios usurpados de la Guyana) habría que hacer un cálculo del costo beneficio de la llegada de los españoles y estamos seguro de que estaremos en deuda con la madre patria, con la España que a diferencia de otros colonizadores nos dejaron una cultura, un idioma universal. Eso vale mucho más de los kilos de oro y de plata. Es falso que aquí hubo resistencia indígena. La india, la negra traída de África y el conquistador español se enchinchorraron para parir en América un crisol de razas, una mezcla de colores, olores, sabores y música que nos hacen únicos y que no hicieron otros colonos y conquistadores con otros pueblos. Ni los alemanes, ni los esclavistas holandeses, ni los franceses ni los ingleses dejaron en Asia y África huellas de civilización. Por esa razón, señor Morales, en la América hispana hay que celebrar la llegada de los españoles; si no por qué usted lleva dos apellidos naturales de la madre patria.
Gracias a España somos un continente católico 1299 millones que sumamos el 17,67 % de la población mundial. Nuestro idioma es la segunda lengua del mundo por número de hablantes. Lo hablamos más de 572 millones de personas, tras el chino.
Es así que quienes reniegan de la madre patria podrían comenzar por ponerse un taparrabo y buscar otros orígenes. Por eso valdría la pena terminar esta columna con ese verso maravilloso de Andrés Eloy Blanco: Viva España “Yo me hundí hasta los hombros en el mar de Occidente, yo me hundí hasta los hombros en el mar de Colón, y corrió por mis venas toda el agua del mar; y cuando cayó en ellos el tropical fulgor, cada brazo creció, como una rama, cada mano se abrió como una flor.