Por Alfredo Michelena
Brasil se debate entre volver al Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y Dilma Rousseff u optar por el Partido Social Liberal (PSL), un partido político que pone en el centro la iniciativa privada y el liberalismo económico, pero con un candidato que ha sido catalogado como de ultraderecha por sus opiniones políticamente incorrectas. Aquellos que creen que la historia es pendular y que va de un lado del espectro político al otro pudieran tener su mayor comprobación en Brasil, si gana el candidato Jair Bolsonaro.
Un poco de historia
La historia de Brasil tiene importantes diferencias con las del resto de la América Latina. No tuvo una guerra de independencia, fue una monarquía, el propio rey creó la república y no se desarticuló en varios países. Pero comparten una cultura semejante con nosotros, proveniente del pasado colonial ibérico y de los cruces con las culturas nativas y trasplantadas del África. Por esto hay muchas semejanzas culturales, sociales, económicas y políticas. Una de ella es que ha sufrido los vaivenes de la política.
En 1930 comienza la modernización de Brasil con Getulio Vargas, quien con soporte militar no solo llegó al poder sino que se mantuvo por 15 años, dando paso a un período de democracia. Seis años después vuelve al poder por elecciones, aunque se suicida en 1954 . A diez años de su muerte culmina este breve periodo democrático y comienza una dictadura militar que va desde 1964 hasta 1985, cuando comienza el período de democratización.
Para 1989 ya Lula da Silva competía con el ganador de esa elección en segunda vuelta. En 1990 el futuro presidente funda con Fidel Castro el Foro de San Pablo. En 1994 pierde frente a Fernando E, Cardoso. Pero en 2002 logra ganar las elecciones y reelegirse en 2007. Luego la candidata del PT, Dilma Rousseff, gana los comicios en 2011 y se reelige, pero es juzgada políticamente (impeachment) y sale del poder en 2016, asumiendo el actual presidente Michel Temer, entonces presidente del Congreso.
Las elecciones
Temer asumió el período de Rousseff, el cual finaliza este año tras las elecciones a nivel nacional y federal el 7 octubre. Se elegirá presidente y vicepresidente, Congreso Nacional, gobernadores y vicegobernadores estatales, las Asambleas Legislativas estatales y la Cámara Legislativa del Distrito Federal. Una macro elección en un país de casi 200 millones de habitantes donde están llamados a votar cerca de 150 millones.
Se elegirá una dupla presidente – vicepresidente. El ganador deberá sacar más del 50% de los votos o se irá a una segunda vuelta el 28 de octubre. Se elegirán dos tercios del Senado (54 de 81 senadores) y la totalidad de los 513 miembros de la Cámara de Diputados. Los gobernadores y vicegobernadores se rigen por el mismo método de la presidencia, es decir se va a segunda vuelta si no consiguen más del 50% en la primera ronda.
Se han presentado 14 candidatos para la presidencia, pero de ellos solo cuatro aparecen en el radar electoral. Estos son Jair Bolsonaro (PSL), Fernando Haddad (PT), Ciro Gomes (PDT) y Geraldo Alckmin, aunque hay consenso de que solo los dos primeros van a pasar a segunda vuelta. Marina Silva (Rede) acaba de declinar su candidatura.
Los candidatos
La escogencia del candidato del PT fue un proceso de grandes complejidades. Lula da Silva aspiraba a esa posición, pero fue despojado de sus derechos políticos al haber sido encontrado culpable en actos de corrupción. El ex presidente intentó por todos los medios legales que se le permitiera inscribirse como candidato de su partido, por que recurrió a diversas instancias judiciales que le fueron cerrando el paso, hasta que el 31 de agosto el Tribunal Electoral le prohibió definitivamente continuar con su candidatura. Aún así, esperó hasta el 12 de septiembre, último día para inscribir candidatos para designar a su sucesor, su llave en la contienda: Fernando Haddad.
Haddad es un profesor universitario que no ha sido salpicado por los escándalos de corrupción aunque fue Ministro de Educación de Lula y de Dilma. Fue Alcalde de Sao Pablo pero en 2016 perdió las elecciones. Los analistas lo señalan como un hombre que no es un incondicional de Lula.
Jair Bolsonaro está al otro lado del espectro político. Este político de 65 años ha sido definido como “un sujeto sin escrúpulos, racista, misógino y entusiasta de las dictaduras militares”. Los analistas lo califican como el Trump o el Duterte brasileño. Pero su compañero de fórmula también se las trae. El general (r) Hamilton Mourao, ha sugerido la posibilidad de dar un golpe en Brasil; si las instituciones no sirven, entonces «nosotros deberemos imponerlas» declaró en 2017.
En todo caso, Bolsonaro crece como reacción a los escándalos de corrupción y la inseguridad que se ha adueñado de las ciudades cariocas, pero lo que más lo ha catapultado fue el intento de asesinato que lo llevó a la clínica por varias semanas, tanto que el crecimiento de su candidatura se ha dado mientras él se debatía entre la vida y la muerte en un hospital.
Los numeritos
Las encuestas aseguraban que el PT con Lula a la cabeza regresaría a gobernar ese enorme país llamado Brasil. Pero, como dijimos anteriormente, la condena por corrupción le cortó su regreso al Palacio de Planalto. Las encuestas muestran que es Lula y no su partido (PT) el que tiene posibilidades.
Las mediciones muestran claramente que, desde el 2016, Lula venía subiendo en popularidad, llegando a los niveles entre el 30% y el 35%. Mientras tanto, las preferencias del PT sin Lula como candidato se mantuvieron por debajo del 5% hasta muy recientemente. Lula, aunque no ganaría en la primera vuelta en la segunda con seguridad, derrotaría fácilmente a Bolsonaro.
Los otros candidatos tienen una intensión de voto que no pasa del 10% para finales de septiembre. Gomes (Partido Democrático de los Trabajadores) y Alckmin (Partido da Social Democracia Brasileira) son los de mayor aceptación, pero Amoedo (NOVO), Dias (Podemos) y Meirelles (Movimiento Democrático Brasileño) apenas se mueven cerca del 5%.
Los únicos dos candidatos que han crecido son Bolsonaro y Haddad, este último con mayor fuerza pues a mediados de año estaba por debajo del 5%. Pareciera que ellos crecen a partir de los indecisos y los que planeaban votar en blanco.
Según la última medición de la firma Ibope, Bolsonaro, con 31%, le saca 10 puntos de ventaja al candidato del PT. Los demás candidatos bajaron en su intensión de voto. Para el seguro balotaje, la empresa encuestadora señala un empate técnico en un 42%. Esto representa una mejoramiento de Bolsonaro quien en la encuesta anterior alcanzaba un 38%.
¿Y Venezuela?
La crisis venezolana es presentada por varios candidatos para demostrar el “resultado del socialismo”. Un último video, lleno de imágenes de la crisis venezolana, termina diciendo que si se “siembra” Haddad, Ciro, Alckmin o Marina se «cosecha» Nicolás Maduro.
Las elecciones presidenciales brasileñas tendrán una importante repercusión en Venezuela. La salida del PT del gobierno en 2016, precedido por el triunfo de Macri en Argentina, representó un cambio de orientación de la región sobre Venezuela. Por esto, una vuelta del PT a la presidencia sería un retroceso. De hecho, Haddad sostiene que hay democracia en Venezuela y que no interferirá. A este respecto declaró que «los gobiernos del PT nunca tomaron partido cuando hubo conflicto abierto o no en países de la región. Y creo que esta posición es correcta desde el punto de vista de la diplomacia”.
Bolsonaro tiene una posición muy distinta. Para él «los venezolanos están muriendo de hambre debido a un gobierno tiránico vinculado con la dictadura cubana”, pero además lamentó que Brasil sea “uno de los mayores patrocinadores de esta atroz agenda socialista. Esto va a cambiar». Su vicepresidente fue más explícito al decir que prevé una intervención militar en Venezuela, aunque la llama una “misión de paz”.